sábado, 28 de diciembre de 2024

Reunión y otros relatos

Portada del libro Reunión y otros relatos, de Julio Cortázar

Título y autor/a:Reunión y otros relatos, de Julio Cortázar.
Clave de lectura:Introducción a los relatos de un grande de verdad.
Valoración:✮✮✮✮✮
Comentario personal:Grande de verdad.
Música:Parker’s Mood, de Charlie Parker ♪♪♪

Cuando agito la mano para despedirme de Julio Cortázar, la alegría galopa por mis venas.

¡Qué nivel! ¡Cuánta calidad atesorada en Reunión y otros relatos!

Aunque, curiosamente, el cuento que abre el conjunto no llega a tocarme el alma: Las puertas del cielo, acerca de un abogado y su antiguo cliente y ahora amigo, recién enviudado, que rememoran a la esposa en un baile.

Y el segundo, Cartas de mamá, una relación familiar a distancia entre el Sena y el Río de la Plata, no lo entiendo del todo. Mea culpa.

Ah, pero, a partir de El Perseguidor pego un brinco. La historia del jazzman trasunto de Charlie Parker debe de ser de lo mejorcito que me he encontrado jamás sobre papel. Aprovecho el brinco para levantarme a poner un disco. Las notas del saxo comienzan a llenar la habitación…

Final del juego, el vínculo entre tres hermanas y el chico que las ve cada día desde el tren, permanece en las alturas. Prodigioso.

¿Y qué decir de La autopista del sur, colapsada por un atasco que dura días, donde los personajes crean un mundo propio, regido por nuevas normas de convivencia? No le apeo el tratamiento: prodigioso.

Reunión, sobre guerrilleros que intentan alcanzar la sierra bajo el acoso de los soldados gubernamentales. Lugar llamado Kindberg, en el que un conductor recoge a una autostopista. Ya podéis imaginar: prodigiosos.

Texto en una libreta, cuyo autor investiga a unos «ellos» que parecen no abandonar jamás los túneles y andenes del metro, pone el prodigioso colofón.

Quizá os resulte una entrada demasiado entusiasta, o demasiado poco desarrollada en sus argumentos. ¿Prodigioso? ¿No me da vergüenza agarrarme a un solo adjetivo que se cae de tópico? ¿De verdad?

No es mi intención pontificar: hacedme caso o no me lo hagáis, o llevadme incluso la contraria si lo habéis leído.

Lo aquí manifestado, escrito queda.


[…] y por fin preguntarle si podía seguir otro poco con él aunque ya no fuera la misma ruta, qué importaba, seguir un poco más con él porque se sentía tan bien, que durara un poquito más con este sol, dormiremos en un bosque, te mostraré el disco y los dibujos, solamente hasta la noche si quieres, y sentir que sí, que quería, que no había ninguna razón para que no quisiera, y apartar lentamente la mano y decirle que no, mejor no […].

martes, 24 de diciembre de 2024

Feliz Navidad

Luces de Navidad en Madrid.

Desear «feliz Navidad» sugiere ciertamente connotaciones religiosas. Aunque solo en el fondo, dada la mercantilización de cualquier aspecto espiritual que aún pudiera subsistir entre nosotros.

Espiritual y religioso tampoco significan lo mismo, por cierto, a despecho de quienes consideran que una «verdad» revelada (¡toma ya!) anula el raciocinio.

¿Debemos entonces suprimir el «feliz Navidad» cuando saludamos o nos despedimos de alguien estos días? ¿Resulta ofensivo expresarse así a los oídos de ateos que reniegan de su (falta de) sentido?

¿O hipócrita para unos creyentes que rara vez se comportan de acuerdo con las normas dictadas por su salvador? Ama a tus semejantes, reparte las riquezas, pon la otra mejilla…

¿Se trata de un mero comodín semántico, igual que decir «adiós», otra alusión a la divinidad?

Espero que, al leer esto, me perdonéis si os sentís ofendidos de una o de otra manera.

Apenas se trata de un deseo. Algo que suene a paz, a comprensión, a «vamos a pararnos un momento para darnos cuenta de dónde venimos, dónde estamos y dónde (y cómo) queremos seguir viviendo».

Un futuro que siempre comienza ahora.

A todos, feliz Navidad.


jueves, 19 de diciembre de 2024

Ética y globalización

Portada del libro Ética y globalización, de Vicente Serrano (Ed.)

Título y autor/a:Ética y globalización, de Vicente Serrano (Ed.).
Clave de lectura:Globalización en un mundo con valores humanos amenazados.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Interesante. Exigente.
Música:Himno de las naciones, de Giuseppe Verdi ♪♪♪

En Ética y globalización, Vicente Serrano coordina a una serie de nombres con credenciales de «nobleza filosófica»: Manuel Cruz, Jesús de Garay, Javier Muguerza, Fernando Vallespín y Adela Cortina. Y los invita a disertar sobre cosmopolitismo, responsabilidad y diferencia en un mundo global.

Comencemos por Cortina, la ilustre pensadora, que titula su trabajo Una ética transnacional de la corresponsabilidad.

En él nos plantea un deseo: que la ética se introduzca en el mundo para construir un entorno basado en principios por encima del interés particular a corto plazo. Y que sean participativos.

Al reducir las distancias no hemos de buscar beneficios egoístas, un mero intercambio de contenedores de mercancías entre continentes a costa de hacerlos inhabitables para millones de personas.

Por su parte, a través de Responsabilidad en tiempos de globalización, el catedrático y antiguo senador Manuel Cruz reflexiona sobre el papel que nos toca a cada uno en la preservación del barco planetario. Con citas a la obra de Hans Jonas, quien usó ese término, «responsabilidad», como llamada a la supervivencia de las generaciones presentes y futuras.

Ética de las diferencias. La afirmación de las diferencias en un mundo global. Bajo este epígrafe, Jesús de Garay explora si las reglas del mercado han conseguido homogeneizarse a costa de perder valores en todos los demás ámbitos. La diversidad habría pagado entonces un alto precio, en aras de una «libertad» impostora.

El ya fallecido Javier Muguerza profundiza en el nexo entre Cosmopolitismo y derechos humanos. ¿Es deseable una ética no universal (dado que su implantación ignoraría el recorrido histórico de las comunidades), pero sí cosmopolita, donde el acuerdo de mínimos se alcanzaría en el respeto a tales derechos?

Para finalizar, Fernando Vallespín firma El problema de la fundamentación de una Ética Global. En sus líneas describe características transversales a las que aspirar, habida cuenta de que las interpretaciones de lo bueno y lo malo pueden no coincidir en cada cultura.

Si queremos empaparnos de lo que estos autores transmiten, desde luego no será un esfuerzo baladí. Necesitaremos practicar una lectura calma y atenta.

Y valdrá la pena, añado: los ensayos de mérito no se merecen menos.


[…] la noción de reconocimiento recíproco nos remite al descubrimiento que dos seres humanos hacen de que existe entre ellos una ligatio, que genera una ob-ligatio, una Bindung, que genera Ver-bindlichkeit. Y esta ligatio puede entenderse al menos en un doble sentido: 1) como vínculo entre los virtuales participantes de un diálogo, que es a lo que nos conduce la Pragmática Trascendental; 2) como vínculo entre seres humanos, que se reconocen como «carne de la misma carne» y «hueso del mismo hueso».

lunes, 16 de diciembre de 2024

La noria

Portada del libro La noria, de Luis Romero

Título y autor/a:La noria, de Luis Romero.
Clave de lectura:Un día en la cadena vital de Barcelona.
Valoración:✮✮✮✮✮
Comentario personal:La rueda nunca se detiene.
Música:Si tú me dices ven, de Los Panchos ♪♪♪

La noria es un relato que contiene muchos relatos. Treinta y siete, por contarlos de forma exhaustiva. Treinta y siete cortometrajes sobre las vidas de habitantes de Barcelona que giran, giran, giran…

A diferencia de otras historias corales, Luis Romero hace coincidir a sus personajes de dos en dos: el protagonista de cada capítulo se relaciona con el del capítulo siguiente y le pasa el testigo de la acción, tras lo cual desaparece.

El tono se establece desde el principio, cuando Dorita y su acompañante recorren la calle de Pelayo en un taxi, aún de madrugada.

Diez horas antes no se conocían, pero Dorita es una profesional y quiere demostrarle cariño.

Además, parece un caballero. Fuerte, de Bilbao, un poco ingenuo. ¿Cuánto habrá en los billetes que deposita en su mano, junto a las flores con gotas de rocío del Prat? ¿Quinientas? No mires aún, no seas impaciente.

El taxista, Manuel, ha pasado la noche al volante. Tras dejar a la pasajera se detiene para tomar una barreja con anís del Mono. Entre otros motivos para el malhumor, el Barça va fatal.

Su hija Lola, dependienta en una librería. Don Álvaro, que entra para preguntarle por la nueva edición del Valbuena. Francisco, el estudiante que contesta a las preguntas de este catedrático en el examen de bachiller…

Como nexo, una ciudad que puede haberse visto transformada en infinitos aspectos, pero cuya esencia quizás alguien aún reconozca. El tiempo transcurre en sus calles, barrios altos y bajos (muy altos y muy bajos), hasta la siguiente madrugada.

Incluso la nota autobiográfica del autor en las últimas páginas refleja que la rueda de cangilones jamás se detiene.


En mi profesión se me presenta un porvenir excelente y a corto plazo; puedo compaginar seguros y literatura, vivir con desahogo, enriquecerme y cada dos años, por ejemplo, hacer un viaje a España. También puedo elegir el camino difícil: abandonarlo todo y regresar a España a dedicarme exclusivamente a escribir. El importe del Premio Nadal eran 35.000 pesetas, cifra modesta incluso para entonces. Quien recuerde lo que significaba en los años cincuenta vivir de los ingresos que producía la literatura comprenderá que el riesgo era mucho, muchísimo. Mi mujer estuvo de acuerdo. Regresamos.

jueves, 12 de diciembre de 2024

Alétheia

Estación de metro de Sol en Madrid.

¿La verdad? ¿Qué es la verdad? Alétheia

No es que me haya despertado hoy resacoso (in vino veritas), en trance filosófico o que escuchar el interrogatorio cantado por Pilatos en Jesucristo Superstar («¿es mi verdad la misma que la tuya?») me aboque al misticismo musical.

A lo mejor hay una verdad intrínseca distinta a la percibida por los sentidos. En física, ¿no afecta la mera observación de un fenómeno a los resultados que de ella se extraen?

También una verdad inducida, por supuesto. ¿No defendemos los mayores absurdos como verdades, por presión social o cultural? Hasta morimos por ellas.

¿Aumenta la verdad ante un espejo? ¿Se divide su valor por la mitad?

Seudoverdad, posverdad… A la mejor caben muchas verdades, opuestas y complementarias, en el multiverso. El yin y el yang… O ninguna, como opinaba Nietzsche. ¿Quién nos dará luz?

Si planteo una pregunta tan abstracta es debido a ese señor que se cuela en el metro delante de mis mal rasuradas barbas, una vigilante viene a llamarle la atención de palabra y él se arroja al suelo mientras pide socorro porque «le están agrediendo».

Acuden buenas personas en su defensa y, tras disolverse el follón, aún persisten en el aire indignadas denuncias a la brutalidad del uniforme. «¡Qué vergüenza, esto hay que denunciarlo!», etc.

Un viaje suburbano gratis, una «segurata» en retirada por si las moscas y una verdad triunfante a los ojos de varios testigos, convencidos de saber quién es la mala y quién el bueno.

Y este que suscribe mudo de pasmo, por expresarlo de forma autoindulgente. Ponte tú a discursear: ¡Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención!

En fin, respuestas a la duda bienvenidas. No es necesario, pero puntuará un trasfondo socrático, tomista o kantiano.

Tengo verdadera curiosidad.


viernes, 6 de diciembre de 2024

Secesionismo y democracia

Portada del libro Secesionismo y democracia, de Félix Ovejero

Título y autor/a:Secesionismo y democracia, de Félix Ovejero.
Clave de lectura:Argumentos frente al tribalismo independentista.
Valoración:✮✮✮✮✮
Comentario personal:Título muy recomendado.
Música:Concierto para una fiesta (III. Allegro moderato), de Joaquín Rodrigo ♪♪♪

Día grande de nuevo, el de la Constitución Española. Como parte de la fiesta, traigo un libro del profesor Félix Ovejero: Secesionismo y democracia.

Este ensayo se estructura a la manera clasica: hipótesis, prueba y refutación. Es decir, recoge los planteamientos de quienes desean fragmentar España, clasifica sus razones en algún conjunto argumental reconocido y las examina.

La introducción aclara el marco de referencia. Por ejemplo, nos enseña a diferenciar entre democracia deliberativa y democracia de negociación o de mercado.

Continúa exponiendo la teoría plebiscitario-libertaria, basada en el principio de autonomía para decidir (suele hacerse una equivalencia con el derecho al divorcio).

La teoría adscriptiva alude a una voluntad mayoritaria dentro a su vez de una comunidad autoidentificada como «nacional» (las naciones sin Estado tendrían derecho al mismo).

También se lista la teoría de la minoría permanente, esgrimida cuando un grupo ve restringidos sus derechos al no contar con un elevado número de miembros (con posible explotación económica o desprecio cultural por parte de la mayoría abusadora).

Y no dejamos atrás a la teoría de la reparación, también denominada «de la causa justa» (ausencia de condiciones democráticas, un territorio soberano ocupado o violaciones persistentes de derechos).

Bajo la lupa, en ningún caso pueden justificarse las reclamaciones independentistas. Ninguno. La política española adolece sin duda de defectos, inherentes por otra parte a toda la sociedad contemporánea, pero los derechos cimentan el ordenamiento jurídico. Ningún grupo puede romper el esquema básico de convivencia: que yo exista no significa que no existan los demás y viceversa.

¡Y viceversa! Lo voy a poner entre signos de exclamación. Si el respeto, el reconocimiento del «otro» como un igual y un interlocutor solo funciona en un sentido, se trata de una carretera que nos lleva directos al abismo.

En consecuencia, si estimamos la trayectoria recorrida desde que nació la noción de república (como concepto social, no necesariamente sistema de Estado), levantar una frontera interior entre «el que habla como yo quiera que hable» o «el que piensa como yo quiera que piense» a un lado, y el «extranjero usurpador» al otro, supone una amenaza ante cuyo calibre no podemos ceder ni un milímetro.

Si la democracia es nuestra virtud, por supuesto. Si acaso preferimos una fantasía solipsista…

Título muy recomendado. De celebración o de indiferencia, espero que sea lo primero, ojalá paséis un buena jornada.


La secesión, sin injusticia, supondría una violación de elementales compromisos con la igualdad de los ciudadanos; de hecho, unos decidirían los derechos políticos de otros en su propio país; es más, se arrogarían la potestad de convertirlos en extranjeros. Desde esta perspectiva, no habría diferencia relevante entre la secesión y el racismo o el sexismo.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Cultura sidrera asturiana

Violinista con iluminación verde.

Me vais a perdonar pero, ya que están apareciendo por todas partes iluminaciones verdes…

Fachadas verdes, carteles verdes, portadas de prensa verdes…

Y botellas verdes, claro.

Pues en algo tendré que colaborar, modestamente: una foto alegre con fondo verde.

La cultura sidrera asturiana, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

P. D.: Los entendidos dirán que la imagen sale desenfocada porque el tiempo de exposición es más largo que la velocidad de manos del violinista. ¡Qué va!

Es que la sidra, en determinados volúmenes… En fin, ya sabéis. Rica, rica.


lunes, 2 de diciembre de 2024

Filosofía felina

Portada del libro Filosofía felina, de John Gray

Título y autor/a:Filosofía felina, de John Gray.
Clave de lectura:¿Podemos copiar a los gatos para ser felices?
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Se deja leer, pero va de más a menos interés.
Música:La Bohème (Che gelida manina), de Giacomo Puccini ♪♪♪

A lo largo de su Filosofía felina, subtitulada en la edición española Los gatos y el sentido de la vida, John Gray propone un tema digno de juguetear con la zarpa. ¡Miau!

Parte de una pregunta genérica: ¿por qué los humanos le damos tantas vueltas a cosas abstractas, sin respuesta clara, en busca de o huyendo de… (escríbase aquí la cuita metafísica favorita de cada uno)? ¿Por qué nos calentamos las neuronas?

Si de esa manera intentamos dar alcance a la felicidad, es obvio que jamás la disfrutaremos. Porque la autoconciencia deriva en la comprensión de una única cosa cierta: vamos a morir. Un punto que nos obsesiona más allá del instinto evolutivo de supervivencia.

Tal nube nos cubre los ojos e impide dar su verdadero valor a lo que mientras tanto tenemos: el aquí y el ahora. Desperdiciamos nuestros años obedeciendo a excesivos afectos y defectos.

Los gatos, por el contrario, no parecen sufrir. No se preocupan. Como mucho, están satisfechos en nuestra compañía de proveedores de alimento. Pero cuando faltamos se las arreglan con igual fortuna, como si nunca hubiéramos existido.

«Siguen su naturaleza» y esta resulta ser bohemia, haciendo caso omiso de tiempos venideros. ¿Y si los copiáramos?

El texto va deslizándose de más a menos. Cierto que menciona a Aristóteles, Montaigne, Pascal, Spinoza y otros pensadores de fuste, además de referirse a conceptos como la moral. También describe la relación entre ambas especies durante siglos, y todo eso está bien. Pero...

Pierde fuelle. La tesis queda expuesta repetidas veces y Gray insiste sin profundizar, a base de historias de mininos que no pasan de lo anecdótico, con lo que la capacidad de convicción de su ovillo se deshilacha. Lo malo es que la deriva se hace patente ya a mitad del volumen.

En fin, aprobado, John. Aprobado como una raspa de sardina. Se deja leer, pero seguro que puedes conseguir más.


Para cualquier criatura viva, una vida buena estará en función de aquello que necesite para hacer efectiva su naturaleza. La vida buena guarda relación, pues, con esa naturaleza suya, y no con ninguna opinión ni convención. Como ya señaló Pascal, los seres humanos son una excepción, pues poseen una segunda naturaleza formada por la costumbre, añadida a la naturaleza que ya tienen al nacer.