Leo que, con motivo del asedio del virus, el primer ministro húngaro asume «poderes especiales» sin fecha de caducidad.
Y aún estamos en marzo. ¡Los idus! ¡Cayo Julio!
Dictador vitalicio, cónsul perpetuo, potestad de tribuno…
Tantos siglos ha, y no dejan de aparecer «grandes hombres» que quieren salvar a las repúblicas de sí mismas.
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