viernes, 25 de abril de 2025

Algunas cosas cartesianas

Mecanismo de ruedas.

Resumiéndolo mucho, Descartes proponía que de A pasemos a B, de B a C y de C a D. Análisis y síntesis.

A veces se dan saltos, asumiendo riesgos lógicos, como de A a D.

Pero otras veces ocurre que desde A alcanzamos Å, Ω, ∞…

Por no sé qué ruedas y procesos mentales, aunque sí reconozco las demandas físicas, me levanto de la silla a poner una cafetera.

Al girarme, quedo enfrente de la fonoteca. En concreto, compositores centroeuropeos de finales del XIX: Bruckner, Goldmark, Kálman, Lehár, Wolf, Mahler…

Por no sé qué procesos mentales de nuevo, me fijo en una grabación de Eva, la opereta de Franz Lehár, cantada ¡en español!

Mientras la cafetera trabaja en mi necesidad, miro en Internet los avatares de esta partitura y encuentro que la versión hispanizada se estrenó en el Teatro de la Zarzuela en 1913. Su adaptador fue Atanasio Melantuche.

Pincho en el enlace sobre su nombre para informarme de que trabajó como autor dramático y redactor, y su hijastro se llamaba Javier Bueno.

(En la misma página del obituario, en el diario La Época de 18 de julio de 1927, leo sobre la victoria del Real Madrid ante Boca Juniors por dos «goals» a uno aunque, al día siguiente, agotados, les colara cuatro una selección rosarina).

Perdón, que me distraigo. Voy a la página de Javier Bueno en la Wikipedia y repaso su biografía, desde el nacimiento como hijo de la actriz Soledad Bueno y el periodista José Nakens, hasta la sentencia a ser ejecutado en juicio sumarísimo. Septiembre de 1939…

Juicio viene del latín iudicium, compuesto de ius —de donde se deriva iustus, «justo»—, y dicare —«mostrar», «exponer»—. Las balas tenían prisa sumarísima por mostrarse en 1939.

José Nakens también resulta ser parte de la historia (de la prensa y de la grande), debido a su condena por encubridor de Mateo Morral, el anarquista que intentó asesinar a Alfonso XIII. Además de por las cuarenta y siete excomuniones obispales que, según la fuente, se arrojaron sobre los colaboradores de su periódico. ¡Menudo récord!

Por otro lado, aparece documentada la estima que le tenían el médico Gregorio Marañón, el de la parada de metro capitalino (líneas 7 y 10: si vais al Museo Sorolla o al Lázaro Galdiano es la vuestra), o el alcalde José Francos Rodríguez, el de la calle donde salesianos y transeúntes disfrutan de esa cúpula neobizantina tan chula.

En fin, volviendo al austrohúngaro Lehár, por poner algún coto al ∞, escuchemos un aria de Eva: Wär’ es auch nichts als ein Augenblick, en la voz de Joan Sutherland.

El café llena la taza. Calentito y cartesiano.


4 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Después de darle muchas vueltas durante unos días, me quedo con Bruckner.
Me rindo ante la magnífica Joan Sutherland.
Saludos.

Mannelig dijo...

Y yo. Rendición incondicional...

Beauséant dijo...

me gustan esos saltos de tus pensamientos de rama en rama para volver al principio :)

Mannelig dijo...

Es que sin café no se es dueño de pensamientos, actos u omisiones :-)