viernes, 18 de abril de 2025

Tienen que enseñarte

Puente de candados.

Es fama que los productores intentaron expurgar la escena, que hubo condenas de políticos, que todo el musical estuvo en riesgo de prohibirse, pero Richard Rodgers y Oscar Hammerstein, compositor y letrista, no dieron su brazo a torcer.

En South Pacific, que ya comenté una vez, el personaje del teniente Cable hace una breve reflexión: You’ve got to be carefully taught.

Tienen que enseñarte a odiar y a temer, tienen que enseñarte año tras año. Tienen que insistir, taladrando tus pequeños oídos, tienen que enseñarte sin descanso.

Tienen que enseñarte a desconfiar de personas cuyos ojos tengan una forma extraña, de personas cuya piel tenga diferente tono, tienen que enseñarte sin descanso.

Tienen que enseñarte antes de que sea tarde, antes de que cumplas seis, siete, ocho, a odiar a aquellos a quienes los tuyos odian, ¡tienen que enseñarte sin descanso, tienen que enseñarte sin descanso!

Cable se había enamorado de Liat, recordemos, una mujer de piel más oscura. Y la enfermera Nellie acababa de rechazar a Emile por ser padre de dos hijos con rasgos polinesios.

¿Es cierto, una ley natural, como les enseñaron a ambos desde niños, que las «razas» no deben mezclarse?

¿Que a ese lado están los «ellos» y a este los «nosotros»?

El teniente lo niega: no tiene nada que ver con la naturaleza. Es una labor de mucho tiempo la de «educarnos» para, no ya pensar, sino sentir de esa manera.

Sentir, porque el odio es una enseñanza que se introduce subrepticiamente en lo más hondo del espíritu.

Aun así, él no conseguirá superar los prejuicios. Morirá como un héroe durante su incursión en una base japonesa. Un héroe derrotado.

¿Los malditos «ellos» y «nosotros» conseguirán siempre su propósito?


4 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Los prejuicios y la intolerancia suelen traer malos resultados.
Salud.

Beauséant dijo...

el primer paso para crear un enemigo es dejar de considerarlo humano, decretar que su raza, sus ideas y costumbres son inferiores a las tuyas.

Mannelig dijo...

Y ahí siguen, indelebles.

Mannelig dijo...

A veces, nuestro peor enemigo está en nuestro interior.