Dicen que llegó en cometas y nos concedió algo nuevo: la vida.
Agua, eso somos. La misma materia que gotas de agua.
Escribimos senderos sobre el haz de una hoja.
Huellas que nos unen y luego nos separan, expectantes, confusos.
A veces convertidos en hielo, frágil a los golpes.
Otras, evaporados por llamas que debemos atravesar.
Al final suplicamos rendición y eso es todo.
Gotas de agua en las que nadie se fija. De las que nadie bebe. A las que nadie da importancia.
El universo donde alguna vez nacimos hace mucho que nos olvidó.
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