Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: Unter dem Doppeladler, de J.F. Wagner ♪♪♪
Al principio, muchos se las prometían felices. En una estación berlinesa, a punto de coger un tren para incorporarse a su regimiento en Praga, Egon Erwin Kisch escuchó a miles de personas cantar jubilosas.
Era el 29 de julio de 1914, en medio de la movilización general. Dos días más tarde, el viernes 31, hizo la primera anotación en su diario.
¡Escríbelo, Kisch! Con este título lo publicó años más tarde.
Nos cuenta que fue enviado a conquistar Serbia, tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo.
Igual que él, los reservistas austríacos, checos, húngaros, croatas…
Empujados por políticos grandilocuentes y liderados por oficiales de incompetencia criminal, todos entraron en el infierno.
Avances, retiradas, desastres, sinsentidos, miserias y, sobre todo, muerte, quedaron reflejadas en cada página, sin poder escapar de la espiral creada.
Hasta que no volvió a haber cantos jubilosos.
Hasta que solo se trató de subsistir.