Los nazionalistas tienen «argumentos» tan absurdos...
Mentiras tan goebbelsianas...
Podrían ahorrárselas, no las necesitan. Su ideología se resume en que «queremos esto porque sí». El triunfo de la voluntad, como se titulaba aquella película propagandística de los años 30.
Un secuestro tan increíble de la historia, la democracia y el derecho para despojarlos de todo su contenido, convirtiéndolas en palabras vacías de neolengua...
Van gritando su odio, coreando sus consignas dictadas.
Y por eso les concedo un mérito. Uno personal.
Porque, con tantas injusticias rampantes por el mundo, con tantos motivos por los que apretar los dientes y exclamar que hasta aquí hemos llegado...
Que esos aprendices de camisas pardas hayan logrado convertirse en mi principal motivo de indignación tiene efectivamente mérito.
Hasta aquí hemos llegado.