martes, 19 de junio de 2012

Memorias encontradas en una bañera

Clave de lectura: Todo se derrumba y hay que vivir como siempre.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: To the Unknown Man, de Vangelis ♪♪♪
Portada del libro Memorias encontradas en una bañera, de Stanislaw Lem.

Stanislaw Lem escribió Memorias encontradas en una bañera alrededor de 1960. Muchas cosas han pasado desde entonces. Y, sin embargo, ¿por qué esta novela sigue manteniendo un aura de credibilidad bajo su ropaje satírico? ¿Se trata de un futuro que ya no puede cumplirse? ¿De verdad?

Dentro de algunos siglos, los historiadores estudiarán extrañados la época actual, el Neogeno Tardío. Apenas quedan evidencias de nuestros logros, aunque se supone que habíamos alcanzado la cúspide de la civilización.

Más nos valdría haber legado inscripciones en piedra, ya que, cuando una sonda de exploración espacial volvió a la Tierra transportando el catalizador alienígena que desintegraba el papyr, todo se derrumbó.

Papyr, un término cuyo influencia sobre la vida de los individuos aún se discute por los expertos.

Algunos plantean que quizá fuera una deidad con múltiples encarnaciones: Thoolar, Bool-Sah o Kap-Eh-Taal, por ejemplo, de culto ampliamente extendido. De lo que no cabe duda es que todo el saber científico se depositaba en él. Su pérdida supuso el gran colapso.

Por ello es tan importante el hallazgo arqueológico de un complejo de túneles bajo las Montañas Rocosas. Allí, en una bañera, bajo los restos de dos esqueletos, ha aparecido un rollo con el relato de alguien que lo presenció de primera mano: Las notas de un hombre del Neogeno.

Lem es un escritor extraordinario y este libro supone una de sus mejores creaciones. No es difícil identificar una crítica al «sistema» en sentido amplio, a través de un protagonista que deambula por pasillos y oficinas de un inmenso refugio atómico, desde el cual se dan órdenes contra unos presuntos enemigos a las que ya nadie hace caso.

Donde el poder es... de papel.

Nada más por hoy. Hala, a disfrutar.


domingo, 10 de junio de 2012

Un encuentro de dos

Clave de lectura: ¿Le gusto? ¿No le gusto?
Valoración: Entretenimiento ligero ✮✮✮✩✩
Música: De qué callada manera, de Pasión Vega ♪♪♪
Portada del libro Un encuentro de dos, de Iris Hanika.

¿Cuál es la primera impresión de Senta sobre Thomas?

Cuarenta y tantos, pectorales algo caídos, brazos demasiado largos, corte de pelo antediluviano, gusto discutible al elegir la ropa, incluso un ojo que... ¿bizquea ligeramente?

Pero ese color verde tras los párpados la vuelve loca cuando él se la queda mirando.

¿Y Thomas? ¿Qué piensa él de Senta?

Los protagonistas de Un encuentro de dos, de Iris Hanika, han salido a despejarse una noche de verano berlinesa.

Thomas se siente hastiado de su trabajo como analista informático. O, más que de su trabajo, de la monotonía existencial, de levantarse cada día a la misma hora, hacer las mismas cosas, volver a su casa como siempre...

Lo mejor es «cerrar el programa, detener el proceso, borrar la memoria». Un par o dos de cervezas ayudarán.

Senta, al cuidado de una galería de arte sin clientes, se encuentra deprimida porque llama a la puerta del amor, pero no le abren. No consigue que un tal Rainer se interese en ella y, más atrás en el tiempo, sus intentos de construir algo duradero siempre han fracasado.

El escenario, un bar de la Oranienstrasse que ambos frecuentan en horarios diferentes, pero en el que en esta ocasión han coincidido. Dos extraños. ¿Dará uno de ellos algún paso? ¿Quién? ¿Se comportarán por el contrario de forma «educada» y pasarán de largo tras una última mirada de soslayo?

Mi impresión... Mmm... Me gustan sus intenciones, la frescura del planteamiento y la construcción empática de los personajes, sus maneras de ser diferentes.

En el debe: literariamente un poco floja. Para ser creíble, más allá del tópico de «no dejes pasar la oportunidad», hubiera necesitado ofrecer un desarrollo más rico de la historia.

En resumen, una comedia ligera para entretenerse un rato.


domingo, 3 de junio de 2012

El alfabeto armenio

Cruce de calles con alfabetos armenio y latino en Ereván.

Siglo V d.C.: un monje vivía allende las montañas armenias, entre el balar de los corderillos y el piar de los gorriones.

En época tan remota no se dedicaban aún a la mejor actividad posible tras los muros de un monasterio. Ad maiorem homini gloriam, al menos: la fabricación de cerveza. También tenemos lo de meditar, tocar a maitines y plantar guisantes en el huerto, pero vamos, donde estén los trapenses...

De manera que el hombre, que por cierto se llamaba Mesrob Mashtots, se entretenía leyendo un montón. En griego y latín sacaba sobresaliente, y también le daba al siríaco en sus ratos libres. Hasta que su fama de enterado llegó al rey del lugar.

Había mucho pagano suelto por el mundo, y el rey creyó que para difundir los intríngulis de la religión había que explicárselos a la gente de manera un poco más clara. En griego o latín, pues... no, definitivamente no. Llamó al venerable para pedirle consejo y a este se le ocurrió inventar un nuevo alfabeto.

Y hala, ya está. Desde el año 405, mes arriba mes abajo, hasta hoy mismo: el alfabeto armenio.

ա բ գ դ ե զ է ը թ ժ ի լ խ ծ կ հ ձ ղ ճ մ յ ն շ ո չ պ ջ ռ ս վ տ ր ց ւ փ ք օ ֆ

A ojos de los profanos, prefiere la línea curva de todas las maneras posibles: hacia arriba, hacia abajo, a los lados, con un rabito aquí, con otro allá... Consta de treinta y ocho caracteres (dos de ellos más tardíos, del siglo XIII), y pese a alguna reforma ortográfica moderna, viene a ser el mismo salido de la mollera de Mashtots.

Incluso, durante mucho tiempo, sirvió como sistema numérico. Las diez primeras letras equivalen a la primera decena de números: 1, 2, 3, 4... Las nueve siguientes simbolizan el 20, 30, 40... Luego van por centenas, hasta el 1000. Más tarde por millares, y así llegamos hasta el 9000 (las dos letras medievales no cuentan). Para cifras más altas, se suman combinaciones.

Pero que el lejano visitante deseche cualquier preocupación. Los armenios son tan majos como para escribir también la versión latina en casi todos los carteles públicos. Al menos, en los nombres de las calles de Ereván. Porque de otra manera, si se quisiera ir a la avenida Բաղրամյան, lo más fácil sería acabar en...

lunes, 28 de mayo de 2012

El canto del pueblo judío asesinado

Clave de lectura: Una voz nos habla desde el gueto de Varsovia.
Valoración: Estremecedor ✮✮✮✮✮
Música: Un superviviente de Varsovia, de Arnold Schönberg ♪♪♪
Portada del libro El canto del pueblo judío asesinado, de Itsjok Katzenelson.

Itsjok Katzenelson vivía en Varsovia. Ya había perdido a su mujer y dos hijos, y había visto lo suficiente como para saber que pronto se reuniría con ellos.

Por eso, en una carrera desesperada contra el reloj, empezó a escribir en apretadas líneas, aprovechando centímetro a centímetro el papel, El canto del pueblo judío asesinado. No había tiempo para repasar o corregir los versos. Cada palabra podía ser la última.

En 1940 comienza el confinamiento en el gueto. En 1941, las autoridades nazis deciden «deshacerse» de sus habitantes. En 1942 ya han sido deportadas 350.000 personas. En 1943, la insurrección: se lucha casa por casa. En 1944, el levantamiento general de Varsovia es aplastado.

Katzenelson, junto con el único hijo que le queda, Zvi, es miembro de la Resistencia y consigue salir clandestinamente antes de ese gesto. En el campo francés de Vittel, bajo el gobierno colaboracionista de Vichy, escribe en yidis su memoria. Introduce el manuscrito en botellas y queda enterrado para salvaguardarlo.

Al poco, les encierran a los dos en un tren con destino a Auschwitz.

«¡Canta! Toma el violín vaciado y hueco
y arroja sobre sus delgadas cuerdas tus dedos,
pesados como corazones doloridos. Y canta el último canto
acerca de los últimos judíos en tierra europea».

—¿Cómo cantar? Cómo abrir la boca siquiera
habiendo quedado completamente solo,
sin mi mujer, sin mis dos pequeños. ¡Es un espanto!
El horror me habita... Escucho un llanto a lo lejos...

«¡Canta, canta! ¡Alza la voz, quebrada y dolorida,
búscala! Busca el canto allá arriba, si aún está,
y cántalo... Canta el último canto acerca del último judío;
vivió, murió, quedó insepulto y ya no existe más...».

Es poesía, sin duda, un libro de poemas. Pero es al mismo tiempo infinitamente más: el testimonio de la historia humana más sincero, más estremecedor, que podamos imaginar.


martes, 15 de mayo de 2012

Pippi Calzaslargas

Clave de lectura: Pippi, Tommi, Annika... Nada es imposible en Villa Villekulla.
Valoración: Un libro sin edad ✮✮✮✮✩
Música: Pippi Calzaslargas ♪♪♪
Portada del libro Pippi Calzaslargas, de Astrid Lindgren.

Hay obras que jamás podrán ser enterradas en la memoria.

Sandokán, Conan, Sherlock Holmes o el capitán Nemo ocupan un puesto en lo más alto de un imaginario sin edad. Son patrimonio universal de nuestras vidas.

Tal es el motivo de traer hoy aquí a una autora icónica, Astrid Lindgren, y a una niña pelirroja de fuerza hercúlea y espíritu rebelde ante las convenciones, que nos hace sonreír abiertamente en compañía de Tommy y Annika, sus amigos, su caballo Pequeño Tío y el mono Señor Nilsson: .

Una niña imaginativa, libre, de corazón compasivo, que vive en Villa Villekulla, cuyo descaro trae de cabeza a las fuerzas biempensantes del pueblo.

Y a otros no tan biempensantes, como los ladrones que suspiran por arrebatarle la maleta llena de monedas de oro que le ha dejado su padre, rey de unas islas en los misteriosos mares del sur.

Si el espíritu de los días de aventuras no ha desaparecido del todo en vuestro interior, solo se encuentra adormecido por las «realidades» que os habéis impuesto, decid conmigo en voz bien alta: Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrump… ¡Pippi Calzaslargas!

Y a continuación, poned a prueba con vuestros saltos los muelles del sofá.


lunes, 23 de abril de 2012

Mozart, camino de Praga

Clave de lectura: Un clásico del Romanticismo.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Don Giovanni (Don Giovanni, a cenar teco m´invitasti), de W.A. Mozart ♪♪♪
Portada del libro Mozart, camino de Praga, de Eduard Mörike.

En Mozart, camino de Praga, Eduard Mörike sitúa al compositor de viaje a la ciudad donde va a estrenar una de sus grandes obras: Don Giovanni.

Durante una parada arranca una naranja del jardín de un conde, destinada a celebrar cierto compromiso matrimonial. Aclaradas tanto su buena fe como su identidad, le invitan a almorzar.

Por supuesto, se convierte en el centro de atención de la velada. Con su característico buen humor entretiene a los anfitriones, interpretando al piano varios pasajes de su ópera inédita.

Y el momento clave llega cuando les habla sobre la escena final, esa en la que el insaciable amante afronta su destino frente al espectro del comendador, negándose al arrepentimiento pese a conocer de antemano las consecuencias.

Clave, porque en ella se contienen sus propios fantasmas.

El intento de complacer a Constanza, su esposa, ansiosa por ascender en la escala social.

El sentimiento de humillación frente a aristócratas y alumnos mediocres, de los que sin embargo depende para tener ingresos.

Su espíritu manirroto, sin mirar al futuro, quemando la vida antes de que sea tarde...

Todo un clásico de la novela.


lunes, 9 de abril de 2012

Tempus est iocundum

¡Cum gaudio! ¡Un poco de alegría para el cuerpo!

Porque, ya se sabe, Tempus est iocundum.


domingo, 11 de marzo de 2012

Algunas fiestas armenias

Estatua de Botero en Ereván, Armenia: El guerrero.

Según me contaron, las fiestas más de guardar en Armenia son las independencias y el Año Nuevo. Aparte, en el lado triste, el recuerdo del genocidio.

La primera independencia, la del Imperio Otomano, es el 28 de mayo. La moderna, de la URSS, el 21 de septiembre. Hay desfiles y exaltaciones patrióticas, porque tuvieron líos bélicos con sus vecinos azerbayanos (con quienes aún se llevan malísimamente mal).

En cuanto al Año Nuevo, se sigue el calendario armenio tradicional, con trece días de diferencia sobre el gregoriano. La costumbre establece visitar a todos los parientes y amigos para desearles parabienes.

Como curiosidad culinaria, el plato más apreciado en estas reuniones es el arroz cocido con frutas y frutos secos.

Pero, además de las mencionadas, encontramos otras fechas que gozan de amplio reconocimiento social. Veamos una breve descripción de tres de ellas, empezando por el 23 de febrero: el «Día de los hombres».

Sí, sí, tal como suena: el día del macho armenio (tampoco es que el prototipo se parezca al ideal de Botero, pero me encontré la estatua de la foto en una calle de Ereván y vale de ejemplo).

Hay que hacerle regalos, mimarle, pasarle la mano por el lomo, demostrarle que es lo más... Aunque esa generosidad sea interesada, se espera contraprestación.

Y a no tardar, por cierto. Cada 8 de marzo llega la hora de pagar el principal más los intereses en el «Día de las mujeres». Lo mínimo son toneladas de flores.

Ah, pero resulta que hay una efeméride para desnivelar la balanza: el 7 de abril, «Día de la belleza». Las chicas obtienen aún más flores (todos los mercados que visité estaban bien surtidos), rebajas en las tiendas y dulces gratis en las cafeterías.

En fin, otro apunte etnográfico en la libreta. Continuará.

domingo, 4 de marzo de 2012

La historia de Tristán e Isolda

Clave de lectura: Novela de caballerías con héroes, heroínas, gigantes, hechiceros...
Valoración: Excelente ✮✮✮✮✮
Música: Preludio de Tristán e Isolda, de Richard Wagner ♪♪♪
Portada del libro La historia de Tristán e Isolda, de Joseph Bédier.

Preparaos para una novela de caballerías de tomo y lomo, en la que los elementos célticos se funden con los trovadorescos igual que quisieran hacer los labios de sus protagonistas: La historia de Tristán e Isolda, de Joseph Bédier.

Empieza narrando el nacimiento del héroe, vástago del rey Rivalén de Leonís y Blancaflor, hermana a su vez de Marcos de Cornualles. El duque Morgan ataca sus tierras y, como consecuencia, el bravo Rivalén ya no vuelve a su castillo de Kanoel.

La reina espera a dar a luz y también abandona la vida. El mariscal Rohalt cuida del pobre huérfano como si fuera de su propia sangre, para que el duque ignore su existencia.

Con el tiempo, Tristán se convierte en un apuesto joven. El escudero Gorvenal se encarga de prepararle en artes que le serán de utilidad: manejar la espada, el escudo, el arco, el corcel, lanzar discos de piedra, cantar, tocar el arpa...

Luego unos marineros le raptan, hay una tormenta, llega hasta la costa cercana a Tintagel...

Tras recuperar el trono de manos del usurpador, ha de hacer frente al Morholt, el enviado de Irlanda, que reclama un tributo de trescientos muchachos y trescientas doncellas al rey Marcos, su tío. Nadie más se atreve a desafiarle, pues se trata de un guerrero de fuerza descomunal.

En singular combate le vence, aunque él queda algo pachucho por culpa de una pica envenenada. Alegría en Cornualles, enfado entre los parientes del caballero irlandés. Sobre todo, el resultado no le hace ninguna gracia a su sobrina.

Ya adivinaréis de quién se trata... Exacto, de Isolda. Isolda la Rubia, por más detalles.

Dado que no encuentran remedio a sus heridas, Tristán pide que le dejen en una barca a la deriva.

Unos pescadores le encuentran y le llevan al puerto de Weisefort, donde casualmente reside la rubia, que también casualmente es diestra en plantas curativas.

Y bueno, desde ese encuentro inicial en el que ni fu ni fa, pasando por el instante en que ambos se dan mutua cuenta de que son muy guapos, y cuando ya la cosa se pone al rojo vivo, ocurren docenas de aventuras.

Batallas hasta en el desayuno, dragones, velludos gigantes, hechiceros jorobados, rescates in extremis, huidas, separaciones, etc.

¡Qué bien me lo pasé leyendo este libro!


domingo, 26 de febrero de 2012

El compromiso

Clave de lectura: Desventuras de un reportero en la Estonia soviética.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Voces del universo, de Urmas Sisask ♪♪♪
Portada del libro El compromiso, de Serguey Dovlátov.

El compromiso es una novela con gran contenido autobiográfico de Serguey Dovlátov. Su alter ego protagonista es un reportero que cubre noticias «de interés público» para el periódico Estonia soviética.

Tarea nada sencilla, ya que el redactor jefe detecta fácilmente errores ideológicos en sus textos. Cuando presenta a su aprobación que especialistas de Dinamarca, Finlandia, Hungría, Polonia, RDA, etc., se han reunido en el VII Congreso de Estudios Escandinavo-Fineses, podría interpretarse como un mensaje contra el partido.

Primero tiene que ir la URSS en el listado, por supuesto. Luego los países «demócratas», en medio los neutrales y al final los del bloque capitalista.

Ah, y cuidado con mencionar a Hungría antes que a la más ortodoxa RDA. Si llegara a ser calificado como disidente por estos detalles, su vida se convertiría en un cúmulo de incomodidades.

De manera que van sucediéndose sus aventuras y las de sus compañeros en pos de los encargos «desde arriba».

Por ejemplo, reseñar el nacimiento del habitante 400.000 de Tallin en el aniversario de la «liberación» de la ciudad (para lo cual es bastante complicado encontrar a un bebé presentable y que su madre quiera llamarlo con el histórico nombre de Lembit, que debe de tener la importancia de Sisebuto o Recaredo, por lo menos).

O describir el estajanovista entusiasmo con que los buzos dragan el fondo del puerto (para encontrar la dentadura de oro que se le ha caído al agua al encargado del taller).

También, entrevistar a una lechera que bate plusmarcas de producción gracias a las sabias disposiciones del Comité Central (hay que darse prisa en redactar la carta que lo anuncie al camarada Brézhnev, porque la respuesta de Moscú con la felicitación ya ha llegado). Y así de continuo.

Irónica, mordaz, divertida, son algunos calificativos que la obra merece. Como habré dicho en alguna ocasión, los regímenes que pretenden decidir lo que sus ciudadanos deben leer, escribir o pensar sirven por el contrario de acicate a las imaginaciones rebeldes.

Dovlátov fue un ejemplo más.