lunes, 30 de junio de 2025

¡Vivir!

Portada del libro ¡Vivir!, de Yu Hua

Título y autor/a:¡Vivir!, de Yu Hua.
Clave de lectura:El periplo de Fugui en una China de gigantescos cambios.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Recomendable para adentrarse en la literatura de este país.
Música:El último emperador, de Ryūichi Sakamoto ♪♪♪

En ¡Vivir!, novela del chino Yu Hua, el conjunto de desgracias que se abate sobre Fugui y su familia desde los años de guerra civil hasta después de la Revolución Cultural es aceptado por el protagonista con nervio digno de encomio. Aunque, desde una óptica más a occidente, genere algo de incredulidad.

Tras darle vueltas, interpreto que las tradiciones confucianas, según las cuales el individuo debe asumir «el lugar que le toca», incluso sacrificándose para que el conjunto funcione, impregnan cada paso de los personajes. ¡Jerarquía y orden!

Fugui es el heredero de una familia con tierras y recursos económicos que al principio ve los problemas del mundo desde lo alto.

Ese bienestar se pierde cuando su desmedida afición al juego lo deja en la ruina. Apenas cuenta desde entonces con el apoyo de su sufrida esposa, su dispuesta madre, sus esforzados hija e hijo, su nieto al correr de los años…

Ah, pero ganarse la vida deslomándose lo libra de ser ejecutado como explotador del pueblo cuando el ejército de liberación le da un puntapié a los japoneses y a los del kuomintang. Quien cae bajo las balas de la justicia es aquel que lo desplumó.

Trabajo de sol a sol sin recompensa. Pobreza. Hambruna extrema. Y, sobre todo, muerte. Cada atisbo de felicidad se corta de raíz cuando parece que va a triunfar, pero Fugui continúa caminando.

No voy a desvelar detalles, aunque insisto: ni a Job en sus peores días le hubieran llovido tantos palos. ¿Estoicismo? Doctrina para aficionados…

Lo que más me interesa del relato es la descripción de la vida cotidiana durante los primeros años de la República Popular, aquel «gran salto adelante» cuyos vaivenes ideológicos y organizativos sacuden a los campesinos como una montaña rusa.

Y el terror de la citada Revolución Cultural, cuando guardias rojos imberbes, fanáticos desde la cuna, recorren los pueblos buscando traidores vendidos al capitalismo. Incluso a los que antes se conocía como héroes.

En conjunto, un texto recomendable para adentrarse en la literatura de este inmenso país.


En el pueblo empezaron a dar puntos de trabajo a los labradores. Yo fui considerado un trabajador de fuerza y me dieron diez puntos. Si Jiazhen no hubiera estado enferma, le habrían dado ocho; pero tal como estaba solo podía con tareas fáciles, así que no le dieron más que cuatro.

viernes, 27 de junio de 2025

Nuestro mundo (XXIV)

Peces boqueando

¿Tan difícil es de verdad la vida en nuestro mundo?

¿Debemos pasar cada día, cada hora, cada minuto, boqueando enloquecidos?

Para poder robarnos unos a otros…

¿Robarnos qué? ¿El alimento? ¿La luz? ¿El espacio?

¿La respiración?


martes, 24 de junio de 2025

Los cañones de Navarone

Portada del libro Los cañones de Navarone, de Alistair MacLean

Título y autor/a:Los cañones de Navarone, de Alistair MacLean.
Clave de lectura:Más de mil vidas dependen del éxito de una misión.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Aventura con suspense, de ritmo bien trazado y entretenidísima.
Música:Los cañones de Navarone, de Dimitri Tiomkin ♪♪♪

Hoy me resulta muy fácil encontrar corcheas que acompañen al texto de la entrada. Si se titula Los cañones de Navarone, ¿qué esperáis?

Por supuesto: la música de Dimitri Tiomkin envuelve la historia de Alistair MacLean como un guante se ajusta a la piel.

No tardaron mucho en estrenar la versión fílmica tras salir de imprenta y, de forma inevitable, la lectura de sus páginas se ve invadida de fotogramas.

Aunque también se hace patente un fenómeno: las escenas que «visualizo» (los fotogramas de Peck, Niven, Quinn…) son algo diferentes a las que describe MacLean. Diría que la novela tiene vida propia y sus protagonistas más matices, más complejidad, dudas a lo largo de su misión.

Esta última sí coincide en ambos formatos: un intrépido comando aliado ha de destruir una batería alemana en cierta isla del Egeo, cuya potencia y precisión de tiro impiden evacuar a mil doscientos soldados bajo asedio.

Los intentos mediante ataques convencionales han fracasado. El capitán Mallory, experto escalador, y sus cinco acompañantes, Andrea, Miller, Stevens y Brown, suponen la última esperanza.

Con la ayuda de civiles de la resistencia griega: Louki y Panayis (que en la pantalla se convirtieron en personajes femeninos). Y, junto a los obstáculos materiales (sortear las patrullas en un barco de pesca, trepar por los acantilados, infiltrarse en la fortaleza, sabotear las bocas de fuego…), existe uno adicional: el enemigo siempre parece advertido de sus planes. ¿Cómo?

Aventura con suspense, de ritmo bien trazado y entretenidísima.


No había transcurrido ni un minuto desde que el caique se había estrellado y ya era una ruina sin mástiles, con los costados hundidos, y acababa de desmantelarse ante sus ojos. Cada siete u ocho segundos, una ola gigante lo alcanzaba y lo arrojaba sin piedad contra el acantilado.

viernes, 20 de junio de 2025

Día Mundial del Refugiado

Puerta

Llamamos a las puertas cuando queremos comunicar nuestra presencia.

El aire arde, intento alejarme a rastras.

Las puertas nos reciben enseguida o nos niegan hoscas el paso.

No podré enterrar a mis hijos, nada queda atrás.

O se entreabren quizá, dejando un resquicio, con curiosidad.

Alguien nos odia y cayó metal del cielo.

Pero, ¿y nuestra ausencia? ¿Cómo podremos anunciarla?

Después de un grito, la ceguera.

¿Serán las puertas, ante manos que enmudecen, voces que faltan, brillo de miradas opacado para siempre, las que nos llamen a nosotros?

Eso es todo lo que sé.


martes, 17 de junio de 2025

La locura de Almayer

Portada del libro La locura de Almayer, de Joseph Conrad

Título y autor/a:La locura de Almayer, de Joseph Conrad.
Clave de lectura:Almayer busca una oportunidad para huir del fracaso.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Primera novela de Conrad, digna de todos los elogios.
Música:Camino de la jungla, de Jerry Goldsmith ♪♪♪

Joseph Conrad no escribe, hace magia. ¿Alguien ha abierto un libro suyo sin sentirse inmediatamente transportado a profundidades malayas, penumbras congoleñas o cualquier otro lugar donde el adjetivo «remoto» merezca tal nombre?

Ambientes donde los europeos, muy seguros de sí mismos, se sumergen para no respirar sino vapores de putrefacción.

El comerciante que presta su nombre a esta historia fue una vez joven, cuando se embarcó con el aventurero capitán Lingard. Y, movido por las expectativas, acabó casándose con su heredera, adoptada tras el abordaje y destrucción de un prao pirata.

El capitán estaba convencido de que el interior de Borneo escondía un gran tesoro, oro y piedras preciosas, pero ninguna expedición guiada por él consiguió encontrarlo, y lo único que pudo legar fue su sueño. Una idea cada vez más imprecisa bajo los contornos de la ginebra y los maderos semipodridos que forman el edificio cuyo destino era ser el centro de un emporio.

Paredes que todos llaman ahora La locura de Almayer.

Así, Almayer va envejeciendo a orillas del Pantai, en compañía de una bruja a quien las leyes consideran esposa, rodeado de árabes y un rajá que, lo sabe bien, tras palabras zalameras solo desea su perdición. Incluso una fragata holandesa le amenaza, en pos de quien vende pólvora a manos rebeldes.

Y ese hombre misterioso, el javanés del kris afilado que posee un bergantín, en quien necesita confiar para que financie una última búsqueda en la tierra de los dayaks, ¿no supondrá el peligro definitivo cuando cruce miradas con Nina, su indómita hija? Todo lo hace por ella, para que pueda caminar por las calles de Ámsterdam sin que nadie se fije en sus rasgos mestizos.

Ya en su primera novela nuestro autor recrea como nadie a los portadores de «la carga del hombre blanco», según expresión de otro ilustre contemporáneo como Kipling.

Representantes de una supuesta supremacía carcomida por dentro. Contagiados de una decadencia que comienza por las personas y se extiende a todo lo que las rodea.

Título digno de todos los elogios.


Almayer siguió con la vista la canoa hasta que salió fuera del espacio alumbrado. Poco después llegó hasta él, a través del río, el murmullo de muchas voces. Vio una hilera de antorchas alzarse bruscamente de la ardiente hoguera e iluminar durante un momento la puerta de la empalizada, rodeada de gente.

viernes, 13 de junio de 2025

Oscuridad. Tiempo

Oscuridad. Tiempo

Ignoro ya qué es luz y qué oscuridad.
El tiempo huye,
No reconozco nada de lo que me rodea.
ha teñido sus ramas de negro
La luz duele, ciega los ojos.
y nos ha abandonado
La oscuridad despierta lágrimas de sanación.
sobre un cristal a nuestra suerte.

lunes, 9 de junio de 2025

La vida pequeña

Portada del libro El arte de la fuga, de J.Á. González Sainz

Título y autor/a:La vida pequeña, de J.Á. González Sainz.
Clave de lectura:Colección de pensamientos a raíz de la pandemia.
Valoración:✮✮✩✩✩
Comentario personal:No consigo apreciarlo.
Música:Fuga del Nerone (a 4 voces), de Pablo Queipo de Llano ♪♪♪

Salvo deshonrosas excepciones, creo en las segundas oportunidades literarias.

Es decir, cuando un libro falla en convencerme por el motivo que sea (o soy yo el que le falla a él), no trazo una equis roja sobre el nombre de quien lo firma. No de manera inmediata.

Merece que busque los trazos de su pluma como mínimo otra vez. E incluso una más, si me siento de verdad el culpable.

Así que vuelvo a J.Á. González Sainz, cuyos autodenominados «caprichos o disparates» de Por así decirlo tan poco me gustaron en su momento. Y el desencuentro se repite en La vida pequeña.

No puedo escudarme en razones obvias, de esas que cualquier censor apoyaría («sí, sí, tienes razón, está mal escrito, es pretencioso, gris, resulta aburrido…»). Qué va, goza de muy buena prensa. Lo que entra en juego es la pura subjetividad: el plano mental del autor y el mío no convergen.

González expone la relación entre la persona y el mundo, puesta a prueba en la pandemia de 2020. Le acompañan en sus meditaciones Rilke, Hölderlin, Montaigne o Thoreau. Subtitula el resultado El arte de la fuga.

Cuando termino de leerlo, me siento encallado. Si me dejara dominar por la maldad, diría que habla de vaguedades, que el discurso es demasiado vaporoso y que, a despecho de la metáfora musical propuesta, la fuga, no distingo el punto de reunión hacia el que se dirigen las voces.

Siguiendo con la analogía, a lo que me recuerda es a una rapsodia, en la que no consigo ni entrar ni centrarme, como he señalado. Mala suerte.

Segunda oportunidad, segundo fracaso. Habrá que esperar si a la tercera…


Cambiar, cambiar de ciudad, de horizontes, de casa o trabajo o compañías, cambiar de costumbres y hasta si es posible de actitudes o bien cambiar de lo que sea pero en cualquier caso cambiar se convierte a veces en una verdadera comezón que no nos deja a sol ni a sombra, cuando no en una necesidad lisa y llana.

jueves, 5 de junio de 2025

Día Mundial del Medio Ambiente (II)

Prohibido aparcar

El cielo se refleja en el mar. El mar acaricia la roca.

La roca protege la tierra. La tierra alimenta al árbol.

El árbol da su oxígeno al cielo. ¿Y yo?

Mojo mis manos, camino, me refugio bajo copas verdes, respiro…

¿Qué puedo aportar a todo esto?


lunes, 2 de junio de 2025

El ladrido

Portada del libro El ladrido, de Óscar Muñiz

Título y autor/a:El ladrido, de Óscar Muñiz.
Clave de lectura:Dos hombres perseguidos y armados irrumpen en casa de Juan.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Novela con muy buen pulso dramático.
Música:La Romería, de Víctor Manuel ♪♪♪

Un labrador talla madreñas. Su mujer y su hija preparan tortas de maíz. La abuela los acompaña junto al fuego… Y el perro comienza a ladrar.

De improviso, un hombre con chaqueta de cuero negro y una metralleta irrumpe en la casa, intimándolos a guardar silencio. Tras asegurarse de que no hay nadie más, llama a su compañero.

Este entra caminando con dificultad. También él empuña un arma, aunque su resolución se ve disminuida por el gesto de dolor. Han cruzado el río huyendo de la Guardia Civil.

Así abre Óscar Muñiz su novela El ladrido.

El Valiente y Mauro son los últimos representantes de aquellos maquis que, desde hace veinte años, cuando la derrota se convirtió en un hecho, han recorrido los montes de Asturias. Bandoleros, según la acusación oficial.

Y de eso viven, de atracos, violencia y muertes que les permitan disponer de fondos para ocultarse en Francia y volver a cruzar de tanto en tanto la frontera.

Aunque la pericia demostrada para sobrevivir a sus perseguidores puede que se tambalee tras el último golpe. No conocen la zona, no saben si tendrán apoyo. Juan, Ramona, Luz, la anciana, han de evitar atraer sospechas mientras el Valiente se repone de su grave enfermedad o… o…

Quizá el dinero ayude, además de los golpes y amenazas: gracias a él, Juan podrá mercar la vaca de Pin el del Ferreru. Y, con algo más (el saco de los intrusos se adivina lleno), pagaría la renta de las tierras del ama, compraría otras propias, ganado de labor, contrataría jornaleros, plantaría eucaliptos…

Ramona, como Lady Macbeth, no deja de incitarle en sus ensueños.

Por su parte, Luz se siente ofendida de que alguien tan peligroso como el Valiente no parezca fijarse en ella, cuando a los demás hombres, incluidos su novio y Mauro, se les nubla la vista ante su presencia.

El pulso narrativo bajo el cual se desarrolla la acción —o la nerviosa inacción— supone el valor más destacado de esta historia.

En efecto, Muñiz «prende la hoguera» desde la primera escena y es tan hábil como para que su llama nunca disminuya de intensidad: bien por él (a despecho de algunas asombrosas faltas de ortografía que amenazan con embarrar el camino).

El thriller presenta otras virtudes: por ejemplo, la descripción del trasfondo en el que ambos huidos se niegan a rendirse. Hay saltos cronológicos hacia los días de furor del 36 o el 37, pero mucho ha cambiado desde entonces. La gente intenta llevar una existencia tranquila, sacar adelante granjas y negocios, y recela de la antigua guerra.

En definitiva, estoy seguro de que no defraudará a ningún potencial lector.


Ante él tiene a Mauro, con la inseparable metralleta al brazo. Mauro que, ahogado ya por la claustrofobia, se aventura a salir fuera de la casa. Es una imprudencia, desde luego: cualquiera que pase no puede menos de extrañar la presencia de un hombre armado.