lunes, 29 de julio de 2024

La Guerra Civil Española (de Pierre Vilar)

Portada del libro La Guerra Civil Española, de Pierre Vilar

Título y autor/a:La Guerra Civil Española, de Pierre Vilar.
Clave de lectura:Visión de nuestra tragedia por un reputado hispanista.
Valoración:✮✮✩✩✩
Comentario personal:Me decepciona.
Música:Obertura Dramática, de Evaristo Fernández Blanco ♪♪♪

Dado el prestigio de Pierre Vilar, habría querido comentar su versión de La Guerra Civil Española con cierto ánimo de hallazgo.

Y no, me da la impresión de que el texto no ha tenido un digno envejecer. Me decepciona.

Vilar opta por un enfoque hiperpolítico, basado en la ortodoxia marxista: el pueblo en armas, inspirado por el noble ideal revolucionario, se enfrenta al odioso círculo opresor de curas, terratenientes y camisas azules.

En el prólogo expone una semblanza sobre la España de los años 30 (él nació en 1906 y pudo vivir los acontecimientos en propia persona).

El primer capítulo intenta abordar una complicada pregunta: ¿Por qué la Guerra Civil? Su militancia le encarrila por la vía de sentido único, sin posibles derivaciones.

A continuación describe las fuerzas en liza, ya que la heterogeneidad —a expensas de cómo se amalgamaron a lo largo del conflicto— era muy acusada en el momento del estallido. Aquí tenemos quizá la aportación más interesante.

Como contrapunto, el plano militar resulta el menos logrado. No va a servir a quienes busquen detalles bajo los grandes movimientos de tropas.

La evolución política, económica, cultural y la ideología impuesta en ambas mitades del país una vez quedaron claros los frentes ocupa los capítulos cuarto y quinto. Vuelve a elevar un tanto el nivel.

Algunos problemas de debate: así se titula el número seis, dedicado a las consecuencias que perviven en la sociedad contemporánea.

Y unas reflexiones finales que tampoco escalan el Himalaya, me temo.

Algo de cal y un exceso de arena.


Pero en el ambiente de los años treinta convenía a las autoridades sublevadas, para tranquilizar al pueblo y no chocar con el mundo, autodenominarse «sociales» sin pronunciar la palabra «fascismo», y a las autoridades republicanas limitar las conmociones sociales para escapar de la sospecha de «bolchevismo».

lunes, 22 de julio de 2024

Sobre la libertad y la igualdad

Portada del libro Sobre la libertad y la igualdad, de Isaiah Berlin

Título y autor/a:Sobre la libertad y la igualdad, de Isaiah Berlin.
Clave de lectura:Libertad versus igualdad en la obra de un influyente pensador.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:No me impresiona demasiado.
Música:Miss Liberty (Give Me Your Tired, Your Poor), de Irving Berlin ♪♪♪

Con todos mis respetos, Isaiah Berlin no me impresiona demasiado en estos ensayos, titulados Sobre la libertad y la igualdad. Los encuentro razonablemente interesantes, pero…

El autor los concibió como conferencias universitarias, y plasma en ellos reflexiones que lo convirtieron en un abanderado del liberalismo moderno. Según el prefacio, se trata de «lo que dijo realmente».

Un resumen encaminado a facilitar la comprensión del auditorio, que en ediciones posteriores reelaboraría.

La frontera entre libertad positiva y negativa supone la piedra angular de la primera parte: la posibilidad intrínseca de hacer y las barreras externas para no hacer.

La libertad política y su desarrollo dentro de las democracias sería el tema de la breve segunda charla.

Mientras la igualdad, tratada como concepto teórico a la par que práctico (las interpretaciones interesadas que de él se han derivado), ocupa el último tercio del libro.

Adelantaba que su lectura no me ha dejado con ojos henchidos de emoción. ¡Burro de mí! ¡Capirote! Tendré que explicarme.

Como todo el mundo, deseo que los grandes pensadores me ayuden con vigas de cimientos sólidos, no tanto instintivos, por seductores que pudieran sonar.

Berlin opina que se puede disfrutar de libertad o de igualdad, no de ambas a la vez en la misma proporción. Por ejemplo, a mayor libertad económica habría menor igualdad y viceversa. El punto de equilibrio constituye un debate en el que estamos inmersos como sociedad.

También considera que determinados «valores» existen solo como constructo humano, la naturaleza no entiende de tales cosas. Han salido de nuestro interior, donde aún luchan por dominar cada acto, y ese «pluralismo» —con un sentido de la palabra diferente al estándar— desemboca en el conflicto moral permanente. Ninguna razón prevalece como «lo mejor».

Pues bien, para manifestar mi acuerdo o desacuerdo con la propuesta, o incluso mis dudas razonadas, los argumentos que expone se me quedan cortos. Quizá lo que «dijo realmente» necesitaba de mayor desarrollo al fin y al cabo, y convendría leer la versión reelaborada.

Hasta que ello ocurra, ni sí ni no. Permanezco en punto muerto.


La igualdad es un valor entre muchos: el grado en que es compatible con otros fines depende de la situación concreta, y no puede deducirse de ningún tipo de leyes generales, no es ni más ni menos racional que cualquier otro principio último; de hecho, resulta difícil entender qué significa considerarla racional o no racional.

lunes, 15 de julio de 2024

Fábulas de robots

Portada del libro Fábulas de robots, de Stanislaw Lem

Título y autor/a:Fábulas de robots, de Stanislaw Lem.
Clave de lectura:Aventuras de los seres más inteligentes del universo.
Valoración:✮✮✮✮✮
Comentario personal:Stanislaw Lem me tiene desde hace mucho a sus pies.
Música:Robots (Overture), de John Powell ♪♪♪

A diferencia de títulos como El profesor A. Dónda o Memorias encontradas en una bañera, no entiendo muy bien el elegido por Stanislaw Lem en esta ocasión: Fábulas de robots. Sé distinguir entre robots y constructores con diploma de omnipotencia perpetua.

Seres de cuerpos metálicos como Clapaucio y Trurl, que viajan entre planetas ofreciendo ayuda y buenos consejos a civilizaciones menos agraciadas.

El primer relato incluye a tres electroguerreros, Cupricio, Ferricio y Cuarciano, que intentan conquistar a los habitantes del planeta de hielo Crionia. Y la sabiduría vence al militarismo.

También aparece el ingeniero cosmogónico que enciende las estrellas. ¿Qué consecuencias tendrá en Actinuria dejar a su poco ducho aprendiz a cargo de la nebulosa de Andrómeda, mientras él va de aquí para allá con la caja de herramientas?

Sabremos cómo Erg Autoexcitador «vence» a Paliducho, Homo antropos de la clase traqueante, proteínido, fangoso, víscido, la criatura más peligrosa y dañina que existe, ladrón de la llave del entendimiento con que cada noche se daba cuerda Electrina.

El Gran Cibernador de la Corona, el Gran Aridinámico y el Gran Abstraccionista intentan deshacerse, con ingenios de cobre, mercurio y antimateria, del monstruo aparecido en Argentio. A qué precio…

La leyenda de la calculadora que luchó contra el dragón. El amigo de Automateo. El rey Globaldo y los sabios… Guardémoslos en la memoria.

Así como a las máquinas ideadas por Trurl, alguna de ellas tan rebelde como para contestarle con cabezonería que dos por dos son siete. O tan literal que, al ordenarle Clapaucio que haga «nada», volatiliza grisacos, plucvas, filidrones, zamras, esas guadolizas que hasta entonces habían adornado el firmamento y de las que ya nadie se acuerda.

Sin duda, Fábulas de robots muestra a uno de mis autores favoritos en excelente forma: ¡Lem, Lem, Lem, Lem!


Al darse cuenta de que así no conseguía nada, el monstruo se aplastó, convirtiéndose en un espejo de antimateria: cualquiera que se encontrase frente a él se veía, pero no en simple imagen, sino en realidad; Testamercurio se vio en aquel espejo y arremetió contra sí mismo, pero naturalmente le era imposible autovencerse.

jueves, 11 de julio de 2024

Las historias de Marta y Fernando

Portada del libro Las historias de Marta y Fernando, de Gustavo Martín Garzo

Título y autor/a:Las historias de Marta y Fernando, de Gustavo Martín Garzo.
Clave de lectura:Dos personas se aman: ¿es suficiente para compartir su vida?
Valoración:✮✮✮✮✮
Comentario personal:Entusiasta recomendación.
Música:Unchained Melody, de The Righteous Brothers ♪♪♪

Después de la grata experiencia que me proporcionó la novela Tan cerca del aire, me aproximo a Las historias de Marta y Fernando con los ojos iluminados. ¿Hallaré similar fortuna?

La respuesta es sí. Un sí agradecido. Gustavo Martín Garzo vuelve a atraparme con el mismo estilo seductor, hermoso, del que hacía gala en aquella obra.

No solo es que escriba a un nivel de «elegido», sino que cada página —cada párrafo, cada frase— transmite un significado imprescindible en su propuesta global.

Estas historias —un acierto que se refiera a ellas en plural, ahora veremos la razón— nos conducen al mundo de dos personas que se aman.

Pero amarse no significa que pasen las horas con labios de miel. Se trata de dos seres que comparten la vida, no una especie de alma platónica desdoblada. Ello significa que en sus días y sus noches hay afecto pero también equivocaciones. Comprensión pero también desacuerdo. Luz pero también sombra.

«Historias», por tanto, no «historia» de Marta y Fernando.

Ambientadas en la España recién salida de los años de plomo, aún bajo inquisición social, la prueba y el error, tanto en los aspectos más íntimos como en los más comunes, nos hacen cómplices de su viaje.

Los «¿sabes que…?», junto a los «¿recuerdas que…?» y los «nunca te conté que…» se llenan con experiencias antes y después de haberse conocido, con la desaparición prematura de sus padres, los compañeros y amigos que les rodean, los vecinos, sus sueños y pesadillas, un examen de violonchelo suspendido, un piso donde hace frío en invierno…

En una suerte de microcosmos dentro de un macrocosmos donde todo puede ocurrir y todo ocurre.

Premio Nadal de 1999 —hay galardones que todavía nos hacen concebir esperanza en la justicia literaria, o al menos solían hacerlo—, obtiene también mi más entusiasta recomendación.


Se había desvelado y se levantó a por agua. La luz de las farolas se colaba por las ventanas e iluminaba con una claridad difusa el interior de la casa, Se movió por ella sin hacer ruido, sintiéndola extraña y ajena. Al regresar al dormitorio estuvo contemplando a Marta. Su rostro descansaba sobre la almohada, y después del susto había recuperado las formas dulces de la calma.

lunes, 8 de julio de 2024

El bien común

Portada del libro El bien común, de Riccardo Petrella

Título y autor/a:El bien común, de Riccardo Petrella.
Clave de lectura:Propuesta para la justicia y el equilibrio social en el mundo.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Es bonito, pero… Bueno, es bonito, dejémoslo ahí.
Música:We Are The World ♪♪♪

En El bien común, Riccardo Petrella analiza si cualquier aspecto de la relación social ha de concederse al acuerdo de voluntades individuales —típicamente expresadas en «el mercado»—, si conviene un cierto control —y quién y en qué medida ejercería tal labor—, o si «lo común» ocupa por derecho la prevalencia.

Doctor honoris causa en numerosas instituciones académicas, el autor parte de los «valores» impuestos por la sociedad contemporánea, que se resumen en ganar en todo y a toda costa. A continuación, los critica sin piedad.

Aboga por que abandonemos la economía globalizada, de intereses corporativos, donde la competitividad que, como un mantra, se supone conduce a los mejores resultados posibles, en realidad nos aliena.

Defiende un «contrato mundial» cuyos firmantes trascenderían el juego de suma cero de ganar y perder. Sueña con darle contenido tangible a las aspiraciones de libertad, igualdad y fraternidad.

Bonito, desde luego. Aunque, ay…

Ahí surge la cuestión, en los fundamentos del discurso. En la bonhomía de las intenciones, el abrazo universalista, la historia en que la felicidad llega a la Tierra Media.

¿Lo creemos factible? ¿De verdad, en términos empíricos, ha habido algún momento en que el ser humano no haya ejercido de lobo hacia el ser humano, pudiendo elegir hacerlo?

El lector tiene el déjà vu de que ya ha escuchado el mensaje antes, y cada intento de poner dicho contrato en práctica se ha visto infiltrado por la capacidad para retorcer las ideas, cambiar unas cadenas por otras y presumir de los nuevos grilletes.

¿Debemos entonces perseverar? ¿Mantener la convicción de que, si no median coacciones espurias de juez y parte, el bien común sigue siendo una meta alcanzable?

Petrella insiste en que sí. Yo, la verdad, no tengo ni idea.

A ocho mil millones de conciencias dejo la respuesta. A ver si os ponéis de acuerdo y me contáis…


Cuanto más evolucione la noción de productividad hacia el concepto según el cual la productividad debe medirse en relación con la contribución que una empresa, una región y un país aportan al aumento de la riqueza común mundial, más se buscará y se desarrollará la existencia del otro y la coexistencia.

jueves, 4 de julio de 2024

El enemigo conoce el sistema

Portada del libro El enemigo conoce el sistema, de Marta Peirano

Título y autor/a:El enemigo conoce el sistema, de Marta Peirano.
Clave de lectura:Manipulación de ideas, personas e influencias.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Pone sobre la mesa muchas cosas, todas de interés.
Música:Industrial Revolution (Overture), de Jean-Michel Jarre ♪♪♪

El enemigo conoce el sistema es un libro que, sin pretender descubrir la rueda, nos explica un poco mejor sus características, usos... y peligros.

La rueda sobre la que habla Marta Peirano resulta, como mínimo, igual de determinante que aquella milenaria invención, aunque bastante más compleja de entender.

El «sistema» incluye todo aquello que utiliza internet como base o entorno de funcionamiento. ¿Qué hay fuera hoy en día?

Y el «enemigo» es… Ahí empezamos a meternos en harina.

De acuerdo con la autora, el «poder», en un sentido amplio del término, nos tiene agarrados a través de imposiciones suaves. Nos manipula mentalmente.

Cualquier interacción digital puede recogerse, grabarse, convertirse en dato e interpretarse para componer un retrato de nuestro interior más ajustado que si nos hubiera llevado al lienzo Velázquez.

Móviles, redes sociales, búsquedas, lecturas, escrituras, compras… La lista no tendría fin. Nuestras motivaciones y decisiones, conscientes y subconscientes, una vez clasificadas, abren las puertas a cualquiera que sepa tocar el botón adecuado.

¿Os creéis que los vídeos que miráis como zombis son fruto de la casualidad? ¿Que los anuncios se lanzan al aire a ver dónde caen? ¿Que vuestros metadatos o vuestra localización no son interesantes para nadie? ¿Que cuando un político os sugiere temer a tal o cual cosa lo hace por afinidad empática?

¿Que la noticia que tanto os indigna no ha pasado por laboratorios antes de que ojos u oídos accedan a ella? ¿Que lo que consideráis «bueno» o «malo» se os ha ocurrido a vosotros solos?

A través de la historia de experimentos conductuales y de cómo trabaja la tecnología por dentro —muy buenas las secciones dedicadas a describir la «nube» en términos físicos, de organización y de procesos— Peirano pone sobre la mesa muchas cosas. Incluso hasta hacernos dudar de nosotros mismos, de la realidad autopercibida.

Algoritmos, big data, inteligencia artificial, adicción a las pantallas, engagement… Amén.


Aquí hay dos sesgos cognitivos tipificados como «sesgo de confirmación» y «efecto del falso consenso». El primero es la tendencia que tenemos todos a favorecer la información que confirma lo que ya creemos y despreciar la que nos contradice, independientemente de la evidencia presentada. El segundo es que tendemos a sobreestimar la popularidad de nuestro punto de vista, porque nuestras opiniones, creencias, favoritismos, valores y hábitos nos parecen de puro sentido común.

lunes, 1 de julio de 2024

Ahora que lo pienso

Portada del libro Ahora que lo pienso, de Juan Muñoz

Título y autor/a:Ahora que lo pienso, de Juan Muñoz.
Clave de lectura:Reflexiones de un profesor de filosofía.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:De mérito suficiente.
Música:Preludio a la siesta de un fauno, de Claude Debussy ♪♪♪

¿Quién es Juan Muñoz? ¿Cuáles son los méritos biográficos que podrían aconsejarnos leer sus libros? En concreto, el comentado hoy aquí: Ahora que lo pienso.

¿Un profesor jubilado que daba clases de filosofía en un instituto de bachillerato? ¿Así de «simple»?

A mí me parece suficiente.

La temática también puede ser descrita con sencillez: Muñoz escribe sobre cosas que le vienen a la cabeza. Ciento setenta artículos —muy «blogueros» en estilo, por cierto— acerca del mundo que nos rodea, nos abraza o nos deja estupefactos. Con especial énfasis en esta última sensación.

En el bloque titulado Con mucho susto aparece la pandemia que tanto nos azotó sin servirnos para aprender nada.

Ciencia y anticiencia. Desconfianza en las personas. Que papá Estado nos ordene en cualquier aspecto ante la imposibilidad de entendernos amistosamente.

O la otra cara de la moneda, el anarco-capitalismo, con un Estado limitado a la gendarmería donde casi todo se organiza por la única regla del más «listo». Y voraz.

En Algunos seres vivos nos habla sobre el tomate, el eucalipto, el petirrojo, el gato, la vaca, el pulpo…

En Cosas de la vida hace un recorrido desde los dentistas hasta los amigos de bar. Desde la pedantería hasta el maniqueísmo. Desde Fauré hasta Debussy.

Cosas de la muerte trae a la memoria a las personas —el padre, el abuelo a cuyo entierro nadie pudo acudir—, pero también a los objetos. Y a uno mismo.

Filosofía mundana: Tales, Aristóteles, Gracián, Hume, Kant, Arendt, Camus, Russell… Frases o notas que dejaron se transforman en asideros.

Personas y personajes son los antiguos maestros: el de física, el de matemáticas, el de historia, la de dibujo. Y, de su mano, Montaigne, Rousseau, Ortega, Newton, Zweig…

Ética y política se ocupa, por ejemplo, del muro berlinés entre gobernantes y gobernados, la búsqueda de poder, los sistemas electorales, el populismo, la democracia, el platónico mito de Giges…

Y como postre, De todo un poco. Entre Ribadesella y Gijón, con parada en varios miradores durante el camino.

Si el resultado no es ninguna genialidad —porque no lo es—, que dicha valoración tampoco nos confunda: alcanzar la riqueza interior que denotan sus líneas debería ser parte importante de nuestro pacto con el tiempo, antes de que nos volatilice.

Como decía al principio, para mí más que suficiente.


¿Quién promulga la justicia y con qué fines? ¿Actuamos como lo hacemos porque tenemos unos principios morales insobornables o por salir fortalecidos en el juicio que los demás puedan hacer sobre nosotros?