El título de uno de sus libros nos da el mejor epitafio para este polifacético y querido escritor:
Moriré, pero mi memoria sobrevivirá.
(En recuerdo de Henning Mankell).
Música, libros, fotos, historias, pensamientos, ficciones, viajes y qué sé yo cuántas cosas más...
El título de uno de sus libros nos da el mejor epitafio para este polifacético y querido escritor:
Moriré, pero mi memoria sobrevivirá.
(En recuerdo de Henning Mankell).
Las mujeres compositoras existen, aunque sus nombres y obras no hayan solido tener, como en tantos órdenes de la vida, la admiración que pudieran merecerse.
Tras contraer matrimonio, Amy Beach, por ejemplo, consiguió permiso de su marido para dar un concierto al año. El éxito obtenido hasta entonces no podía estar por encima de las «buenas costumbres» de la sociedad bostoniana.
Tercer movimiento del Concierto para piano en do sostenido menor:
Sí, se puede leer con mucho gusto en un sillón.
O tirados en el sofá, en la chaise longue, en una otomana….
Incluso en la bañera, si alguna vez nos da por ahí.
Pero nada se parece a recostarse con el libro sobre una cama de arena.
Nada.
Miro por la ventana abierta. Entra la brisa.
Pongo música: At Home, del Tord Gustavsen Trio.
Vuelvo a la ventana.
Oceanus Procellarum, Cráter Tycho, Montes Apenninus.
Mare Tranquilitatis…
Si Jussi Björling no nos levanta de nuestro asiento ardiendo, buscando celada y rodela para unirnos a la salida del Trovador desde las murallas que asedia inmisericorde el Conde de Luna, es que, es que…
Di quella pira, l'orrendo foco, de Verdi.
A mí, los líos de Grecia me llevan a mantener discusiones bastante sofistas.
—Es que si esto, esto y esto…
—Ya, pero eso, eso y eso…
—Bueno, también tal, cual y pascual.
—Anda, ¿y entonces aquello y lo otro y lo de más allá?
Y como no termino de ponerme de acuerdo, al final dejo de hablarme.
Porgy pregunta por dónde se va a Nueva York y sale arrastrándose. Piensa recuperar a Bess.
Telón. Todos aplaudimos a rabiar.
En el último metro, el tipo del asiento de al lado canta Mackie Navaja. Debe de llevar más de dos cervezas en el cuerpo.
Casi dos óperas el mismo día: Gershwin en el Real y Weill bajo tierra.
Recuerdo haber caminado por las calles de Susa.
Recuerdo su playa, sus barcas de pescadores y un velero que recorría lentamente el horizonte.
Recuerdo sus azoteas y sus muros blancos.
Recuerdo la mezquita y el ribat, a cuya torre más alta subí con mi vieja cámara de carrete.
Recuerdo que, en el patio, unos gatitos se alimentaban de su madre.
Recuerdo su ronroneo y sus ojos semicerrados.
Recuerdo gente cordial, gente trabajando, gente viviendo.
Recuerdo...
(En recuerdo de las víctimas de los atentados de Susa).