Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: Suite de jazz nº 2 (Vals), de Dimitri Shostakovich ♪♪♪
Arthur Schnitzler sitúa los carnavales como fondo panorámico de su novela Relato soñado.
Fridolin y Albertine, feliz pareja vienesa, han estado en un baile de disfraces, y entre ostras, champán y desconocidos insinuándose tras el anonimato del antifaz, la vuelta a casa acaba en pasión arrebatadora.
Llegado el momento de las confidencias, se cuentan fantasías que cada uno ha tenido con terceros, como ese apuesto joven o la bañista con quienes se cruzaron brevemente durante unas vacaciones.
Tonterías, simples escarceos oníricos que deberían ser motivo para la sonrisa cómplice, pero que se convierten en una punzante sombra sobre su estabilidad marital.
A partir de entonces, con las fronteras entre la ensoñación y la vigilia completamente desdibujadas, Fridolin se arriesga de forma impensada en encuentros con diversas mujeres, que nunca pasan del estado de las palabras, las dudas y los deseos soterrados.
Hasta que un antiguo compañero de facultad le proporciona la contraseña para entrar en determinada casa donde le han contratado para tocar el piano con una venda sobre los ojos.
Allí se celebra una fiesta especial para unos cuantos elegidos, ocultos de nuevo bajo las máscaras. En caso de ser descubierta su intrusión, tendría serias consecuencias, pero se siente incapaz de escapar cuando aún está a tiempo, porque... allí la conoce a ella. A ella...
Fridolin estaba como borracho, no sólo de ella, de su cuerpo perfumado, de su boca al rojo, no sólo por la atmósfera de aquella sala, por los secretos voluptuosos que lo rodeaban…; estaba ebrio y sediento a la vez de todas las experiencias de aquella noche, ninguna de las cuales había terminado; de sí mismo, de su audacia, de la transformación que sentía en su interior. Y rozó con las manos el velo que envolvía la cabeza de ella, como si quisiera quitárselo.
Bien, al principio puede parecer poco consistente que los sueños confesados por cada protagonista desencadenen esa extraña fiebre en Fridolin, pero acabamos creyéndolo y siguiendo sus andanzas con verdadera ansia, hasta un final que, evidentemente, no se trata de desvelar aquí.
Estupendo libro.