Título y autor/a: | Galápagos, de Kurt Vonnegut. |
Clave de lectura: | ¿Cuál es el origen de la humanidad? |
Valoración: | ✮✮✮✮✮ |
Comentario personal: | Vonnegut no deja de asombrarme. |
Música: | Galápagos, de Never Been There ♪♪♪ |
Con Matadero cinco quedé fascinado por la capacidad inventiva de Kurt Vonnegut. Y, no menos importante, por su manera de plasmar en palabras esa tormenta de ideas.
Porque a veces el tema surge en la cabeza del escritor, pero es de naturaleza tan libérrima, caprichosa incluso, que encerrar sus vaivenes en la isla de un libro requiere dotes de primera línea.
Una sensación muy similar me queda con este título: Galápagos.
¿Qué ocurrió hace un millón de años para que la humanidad evolucionara de la manera en que lo ha hecho? ¿Qué errores y qué aciertos de aquellos antepasados —o qué confluencia de casualidades— han movido los engranajes de la adaptación al medio?
La especie era muy diferente entonces. Como muestra, el tamaño de sus cerebros, tan grande como inútil. Un lastre. Además de su morfología, con esas extremidades inadecuadas, sus raras enfermedades genéticas, la manera de relacionarse tan poco natural…
Debo aclarar que «hace un millón de años», desde la perspectiva de la historia, es hoy. Y las vicisitudes para que hayamos sobrevivido en un peñón del Océano Pacífico, Santa Rosalía, con cuerpos perfectos para dedicarnos a la pesca submarina y la boca como única herramienta, se iniciaron con el anuncio de un «Crucero del siglo para el Conocimiento de la Naturaleza».
El Bahía de Darwin, lo último en buques de gran lujo, debía zarpar desde Guayaquil llevando a bordo a los pasajeros más famosos, para mostrarles las maravillas del archipiélago que revolucionó la ciencia tras la visita, otro siglo atrás, del naturalista que le daba nombre. Solo que nada se desarrolló tal como estaba previsto.
Y la confluencia de casualidades a que hacía mención supuso que exista un nuevo padre adánico, el incompetente capitán Adolf von Kleist, y varias madres: Hisako, Akiko, Selena, las últimas cinco hembras de la tribu de los kanka-bonos… Gracias a los desvelos inseminatorios de la señora Mary Hepburn.
Estos personajes y varios otros que nos abandonan antes que ellos (James, Zenji, Andrew, Siegfried…) no dejan indiferente al lector con más exigencias del mundo. ¡Ni Mandarax, el prototipo de cerebro electrónico portátil inventado por Zenji, que puede traducir entre cualquier idioma al instante (aunque no al kanka-bono) y que conoce citas sin fin para colorear cada situación!
Ni el narrador, por supuesto, no olvidemos al narrador: el espíritu de un obrero fallecido mientras construía el Bahía de Darwin en los astilleros de Malmö, tras escapar de la guerra de Vietnam. Su padre era escritor de ciencia ficción y trató de convencerlo para cruzar el túnel azul, pero prefirió quedarse para hacer de testigo.
¿Qué más puedo decir? Vonnegut no deja de asombrarme.
Para hacer justicia a la humanidad tal como era: cada vez más gente decía entonces que sus cerebros eran irresponsables, nada fidedignos, espantosamente peligrosos, por entero carentes de realismo; en suma, no servían para nada.
1 comentario:
Tambien en Lavapiés y no en Carabanchel como te comentaba hay La Casqueria.
https://helenasubirats.blogspot.com/2023/06/la-casqueria-libros-peso.html
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