El rey quiere ser adorado.
Un rey es más que un hombre, piensa. Y un dios es más que un rey.
Cuando su cuerpo diga basta, su espíritu será preservado para la eternidad. En lo más alto, cerca de aquellos a quienes pertenece su linaje.
Junto a águilas y leones, donde todos puedan verlo y postrarse: la cima del monte Nemrut.
Sobre la tumba del rey, dioses mutilados, estatuas caídas, el sol se pone.
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