Título y autor/a: | Gabinete de curiosidades, de Joseph Roth. |
Clave de lectura: | Artículos periodísticos inéditos de un autor imprescindible. |
Valoración: | ✮✮✮✮✩ |
Comentario personal: | Somos afortunados de que se reedite a Roth con tanto interés. |
Música: | Die Dreigroschenoper (Mackie Messer), de Kurt Weill ♪♪♪ |
¿Lo he dicho ya? ¿Lo he dicho?
Puede ser, pero aun así lo repito: me apasiona Joseph Roth.
Somos afortunados de que su obra se reedite con tanto interés. La generación de escritores que describieron el auge y hundimiento de un mundo y la llegada de quienes deseaban convertir los restos en un infierno no podía desaparecer bajo aquellas cenizas.
Roth, Zweig, Hesse, Mann, Remarque, Milosz…
Gabinete de curiosidades es un conjunto de textos periodísticos seleccionados y traducidos por Berta Vías Mahou (de quien queda patente su nivel en los poemas de Gertrud Kolmar, por ejemplo).
No busquemos aquí al novelista o al autor de relatos cortos, aunque comparta inventiva y sentido del ritmo con dichos géneros. Se trata de una visión del «día a día» durante los años 20 y 30 del pasado siglo, ofrecida a los lectores del Frankfurter Zeitung, el Münchner Neueste Nachrichten, el Vorwärts…
Ácida, tierna, inmisericorde, bondadosa, desesperada, plena de humor.
La visión de un hombre que es a la vez acusado, juez, público, verdugo, y no juzga ni se deja juzgar, no acusa ni tiene asomo de indiferencia, no utiliza la soga porque sus palabras, por sí solas, ponen a cada uno en su sitio.
¿De qué nos habla? De cabarés y espectáculos de variedades, y las figuras deformes, estrafalarias, impuras, que los frecuentan tanto en el escenario como en la sala de butacas. De las casas con exquisita reputación —¡un von en el apellido!— donde puede acudir una mujer en apuros.
De las calles, los parques, los cafés de ciudades que tuvieron orgullo imperial y ahora «acogen» a mutilados en el frente, masas sin empleo, hombres de negocios bajo lustrosos sombreros, faquires, bailarinas «del desnudo»…
Y él está ahí, no «ante ellos», observando, sino «entre ellos», participante activo en la gran tragicomedia.
Solo me queda expresar un reconocimiento adicional a las notas a pie de página, excelentes instantáneas sociales y culturales que aclaran el contexto en que Roth sacaba del bolsillo la pluma y comenzaba sus artículos desde cualquier elegante sala, cualquier habitación de hotel o cualquier taberna.
Der heilige Trinker. El santo bebedor…
Muchos adultos no logran salir de la pubertad. Son lectores de obscenidades y mirones de cabinas de baño. Su necesidad se agota por completo en la búsqueda eterna de grietas en las paredes y ojos de cerradura. Todos los locales dedicados a la diversión satisfacen alegremente esa necesidad.
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