Primera hora de la mañana. Monina, rasgos finísimos, palmito privilegiado, andares de alfombra roja, entra en el ascensor. Toda una reina.
El ascensor es un territorio donde se imponen las distancias cortas, la audacia, la osadía, donde toda decisión ha de tomarse en escasos segundos, entre que se abren y se cierran las puertas. Monina pulsa el botón del piso nueve.
Su regio brillo refulge en las metalizadas paredes mientras nos elevamos. ¿He dicho nos? Sí, hay un tercer jugador en escena: otro individuo ha entrado detrás de nosotros y su entusiasmo monárquico queda enseguida de manifiesto. Monina se dirige a él con una sonrisa:
—Ay, ayer no fui a la compra y hoy no me queda más remedio que comer cualquier sándwich de la máquina —y sus pestañas tintinean: clinc, clinc, clinc.
—¿Qué? Si yo he traído una cazuela entera de espaguetis. Para ti —le tiende una bolsa.
—¿Sí? ¿De verdaaaaad? Qué encanto… Clinc, clinc, clinc.
Pienso en las setas a la plancha que llevo en la tartera. ¿Seré capaz de cubrir el envite, de ver la apuesta? La duda nubla mis sentidos, que se lanzan a una competencia feroz entre ellos: estómago, corazón, cerebro..., estómago, corazón, cerebro... ¿Cuál será el vencedor?
—Y como vivimos en el mismo barrio, puedes venir a mi casa cuando quieras y llevarte lo que necesites.
Vaya, eso es un órdago de verdad; si cuela, sería una jugada maestra por su parte. Desconozco si yo también soy vecino de Monina, quizá podría ofrecerle ese tarro de garbanzos que guardo como reserva de emergencia en el congelador.
En esas, el ascensor decelera: alguien ha llegado a su destino. Anda, ¿soy yo? Qué mala suerte, no he tenido tiempo para nada. ¿Por qué habré pulsado el botón de la planta tres?
Bueno, da igual. Aquí, entre vosotros y yo, Monina no es mi tipo.
6 comentarios:
jajaja Y llamándose Monina ¿era monilla? jaja Me has hecho reir....a esto lo llamo yo conquistar a alguien por el estómago.... Un beso
No sufras amigo, cuando llegues a casa piensa en esos garbanzos de la nevera y prepárate una buena ensalada vegetal, luego le añades los garbanzos y enciende la tele. Mira lo que te presenten y vete cenando despacito, saboreando la manduca y no pienses para nada en que es posible que mañana vuelvas a encontrarte con Monina.
A veces es mejor no estar en este mundo.
Saludos
Ah, el ascensor, qué lugar tan peligroso!
me encanta tu manera de redactar
(lo de "no es mi tipo" suena a... mentira)
Ni caso, amigo. Ese tipo de mujeres sólo existe para aprovecharse de los hombres. Lo que yo te diga...
Y las uvas no estaban verdes ;)
Aunque he de decir que esta técnica de ligar con comida es nueva para mí... Una nueva vuelta de tuerca al mundo tupperware. Tendré que probar.
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