Spiegel im Spiegel, de Arvo Pärt.
Espejo en el espejo...
Música, libros, fotos, historias, pensamientos, ficciones, viajes y qué sé yo cuántas cosas más...
Empieza así: tantan tantantan tararara tantan tantantan.
Y sale Tamino corriendo porque le persigue una serpiente gigante, zu Hilfe, zu Hilfe, y se desmaya, y las tres damas le salvan, y le ven ahí tendido todo largo y piensan que qué buen mozo, y aparece Papageno.
Y cuando Tamino se despierta llega la Reina de la noche explicando que Sarastro se ha llevado a su hija y necesita a un héroe que la salve, y Tamino y Papageno para allá que se van.
Y a Pamina, la hija, la vigila Monostatos, que quiere beneficiársela, pero Papageno le deja grogy con el sonido de una flauta. Y casi se escapan todos, pero solo casi.
Y resulta que Sarastro es el bueno de la historia y la Reina de la noche la mala, y le sale una rabia, así, muy de dentro, zu hölle Rache, que no veas.
Y Tamino acepta pasar la prueba de iniciación en la logia de Sarastro, ya que al fin y al cabo todo esto tiene una simbología masónica.
Y no puede hablar con Pamina como parte de la prueba, y ella se cree que es porque no la quiere, ay, ay, ay.
Y Papageno también tiene que quedarse mudo para que le presenten a su chica. Porque lo que más desea en la vida es conocer a una Papagena.
Y la verdad es que se mosquea cuando parece que Papagena va a ser una pasa arrugada, pero je, que te crees tú eso, es un pichón disfrazado, empeñada en tener Papagenitos y Papagenitas a tutiplén.
Y al final cada oveja con su pareja, cada mochuelo a su olivo y colorín, colorado...
Cuánta magia en La flauta mágica de Mozart.
Abducir
Del lat. abducĕre 'arrebatar', 'apartar'.
1. tr. Alejar un miembro o una región del cuerpo del plano medio que divide imaginariamente el organismo en dos partes simétricas.
2. tr. Dicho de una supuesta criatura extraterrestre: Apoderarse de alguien.
3. tr. Dicho de una persona o de una creación humana: Suscitar en alguien una poderosa atracción.
Esta foto que saqué en una calle de Cracovia es de extraterrestres, evidentemente.
En el ocaso del día, agotadas las fuerzas, caminamos mirando casi siempre al suelo.
Quizá, si levantáramos más a menudo los ojos... Aunque fuera un momento...
Intento imaginar una historia que acompañe a esta imagen que saqué en Toledo.
Algo sobre la noche, sobre el agua, la luz, el reflejo, los sillares de piedra...
Al fin, no se me ocurre nada. Pero no importa. En realidad, tampoco necesita ninguna historia.
La imagen «es» historia.
Evidentemente, no voy a encontrar música mejor para acompañar los acontecimientos de todos conocidos: la reciente intrusión en nuestros domicilios de tres personajes coronados sin orden judicial.
La Casación en sol mayor de Leopold Mozart. O, lo que es lo mismo...
La Sinfonía de los juguetes.
David Qualey toca Jesu, Joy of Man’s Desiring.
Música para la noche más larga.
¿Música rara? No, no. Música tuva.
Ya sabéis, canto difónico del Asia Central.
Dadle una escucha...