lunes, 2 de septiembre de 2024

Pimiango (XXII)

El pendón de Carlos V ondea en Pimiango.

¡Dad albricias! ¡Bailad la pavana, la gallarda y el pericote!

¡Carlos V de nuevo en Pimiango! ¡Con su hermana Leonor!

Leva el ancla en Flesinga, llega a Tazones a bordo del Engelen (unos dicen que las tormentas, otros que mejor desembarcar de extranjis, a ver cómo anda la política local) y pregunta: ¿ahora por dónde?

Y le responden: por Pimiango. Tire vuestra merced por Pimiango, archiduque de Austria, duque de Borgoña, conde del Rosellón, de Flandes, del Tirol, futuro rey de romanos, de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de las islas y tierra firme del Mar Océano… Tire, tire.

Así que este año se ha vuelto a montar: desfile, alabarderos en el Palacio, cena en la bolera, rapsodas, marionetas, metal, percusión (los grandes éxitos de Tielman Susato, aunque yo siempre refunfuñe que el Danserye es del 51, no del 17), maestro de esgrima para explicar las diferencias entre cazoletas y gavilanes…

Pendones de águilas, félidos, torres, cadenas, frutas, lises, barras listadas hacia aquí y hacia allá…

Y todo el mundo de punta en blanco: calzas, coseletes, jubones abullonados, sayos, velloríes, gualdrapas… Hasta mi primo con mitra de obispo, no digo más.

¡Hip, hip! ¡Bulas!

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