Título y autor/a: | Filosofía ante el desánimo, de José Carlos Ruiz. |
Clave de lectura: | Pensamiento crítico para construir una personalidad sólida. |
Valoración: | ✮✮✮✮✩ |
Comentario personal: | Este libro es de los míos. |
Música: | La vie en rose, de Madeleine Peyroux ♪♪♪ |
Filosofía ante el desánimo: con el título de hoy se me enciende un pequeño semáforo tras los ojos. Aunque, más que un muñequito verde, haga brillar un carrusel multicolor.
Pensamiento crítico para construir una personalidad sólida. Sí, José Carlos Ruiz ha escrito una obra estupenda bajo cualquier prisma de consideración que se me ocurra.
Si invierto el orden de factores más habitual, contenido y forma, y empiezo por cómo dice lo que quiere decir, sería difícil discutir la habilidad de este profesor de la Universidad de Córdoba para comunicar ideas.
El tema es la descripción de la sociedad contemporánea. ¿A qué nos dedicamos en general? ¿Qué fuerzas nos mueven? ¿Vivimos sanos y contentos, asumiendo que tengamos un techo, un plato a la hora de comer y nadie nos bombardee?
Sanos quizá, y también contentos, pero a costa de carecer de conciencia o iniciativa propias. Nos dejamos llevar por la corriente. Imitamos.
Deseamos satisfacción inmediata de lo que sea. Un resultado que implique espera, paciencia, comprensión del valor intrínseco del tiempo, desaparece bajo la «turbotemporalidad».
Además, el pensamiento unidireccional implica que, si alguna vez levantamos un dedo para cuestionar, o nos ponemos de puntillas a ver qué se esconde tras el escaparate, nos transformemos con la misma rapidez en alguien «denunciable» socialmente.
Esto ocurre en cualquier ámbito, incluso la búsqueda de alguien a quien podamos llamar «amor» a la vieja usanza. O «amigo» o «amiga». Las relaciones personales se asimilan a las mercantiles: hago algo por ti porque espero que tú hagas algo por mí.
Ruiz se esfuerza en que abramos los ojos, los oídos, la piel que nos recubre, el olfato, el gusto, la cabecita que la evolución nos ha dado, y nos atrevamos a salir del aborregamiento. No da respuestas, sino que anima a buscarlas.
Insta, en resumen, a expresar una identidad propia, no agresiva u opuesta a las demás, sino diferente. A dejar de lado la ansiedad y construir un camino a recorrer, en vez de una meta a alcanzar.
Si a alguien no le convencen sus intenciones… Bueno, no pasa nada, este no es su libro.
El mío, desde luego, sí.
Se fomenta la impaciencia desde el momento en que se diseña un régimen del deseo en torno a objetivos cercanos y asequibles, lo que nos estimula a perseguirlos con denuedo, ilusión y, sobre todo, con optimismo. Entramos en dinámicas de recompensas inmediatas y fáciles sobre cuestiones ligeras. Todo conduce, una vez más, hacia la categoría del hacer y del aparecer (apariencia), dejando a un lado la más importante de todas: la del ser.
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