lunes, 5 de marzo de 2018

Pimiango (IX)

Fiesta de san Emeterio en Pimiango, «Santu Medé».

¡Que le corten la cabeza!

¡Chas! Y dejaron sin ideas a san Emeterio.

¡Chas! ¡Chas! Y lo mismo a san Celedonio, que pasaba por allí. Tenían un sentido del humor estos romanos...

Pero había en esas cabezas un no sé qué, caramba. Cuando llegaron los agarenos, siglos más tarde, alguien pensó que debían salvarlas.

¿Qué mejor opción que meter las reliquias en una barca... de piedra y empujarla hacia la corriente? Hala, a navegar, a navegar.

Noto a un par de visitantes del blog escépticos. ¿Por qué se iba a hundir una barca de piedra y no un acorazado de chorromil toneladas? Dichoso Arquímedes…

El caso es que llegó sin motor a la costa de Pimiango. Ahí vararon sus sólidos fondos.

Et voilà. Día de fiesta grande. Ermita, ramo, pericote, san Emeterio gloriooooosooo.

De acuerdo, parece que luego se llevaron a los dos a Santander, que es puerto principal, Portus Sanctorum Emeterii et Celedonii.

Pero adonde quisieron venir primero fue a Pimiango. Y punto.

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