Hay veces en que la repetición de los días casi puede con nosotros.
Nos levantamos por la mañana y vemos el mismo paisaje de hormigón, de ladrillo, de cristal.
Y nos decimos: ya está bien.
Tomamos entonces un camino diferente, uno que lleve adonde no exista el color gris.
Cruzamos montañas, cielos, nubes... Tras el horizonte pueden esperarnos profundas aguas y fantásticas criaturas que se asoman curiosas a nuestro paso.
¿O sólo lo soñamos?
Y al llegar la noche, cuando alzamos los ojos hacia el último segundo de luz, quizá vivamos también el último segundo de ese sueño.
Es el retorno.
8 comentarios:
Un retorno muy poético el tuyo!
Se te echaba en falta!
Ya nos deleitarás con tus sabidurías adquiridas por esos mundos de Dios (que intuyo tienen que ver con Oriente)!
Bienvenido!
Un besote!
;)
Sí, sí, mucha poesía, mucha foto bonita pero no nos dices donde has estado...
Confiesa!
Hola amigo. Esto me suena también a oriental. Estoy seguro de que te hubiera gustado compartir con nosotros las experiencias vividas en Nepal e India.
Un abrazo y buen retorno.
Pues ANIMO en ese retorno....que has hecho un reportaje y una síntesis cuasi perfecta...Un beso
Está bueno ver el cielo desde otros lados y la fotocrónica cuenta que valió la pena.
Saludos van, Mannelig
P.D.: la letra de sueño con serpientes la tengo pegada en la heladera (no tengo imanes de delivery de comida, qué desastre!)
Qué sabias son las ausencias... Ganicas de tenerte otra vez por aquí y leer tras tu nueva mirada. Besos de colores, lindo.
Me alegro por este retorno, se lo extrañaba.
Cómo me ha gustado esta entrada! El regreso así se saborea mucho mejor.Gracias,Mannelig
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