Valoración: ✮✮✩✩✩
Comentario personal: Un burgués decadente… y poco saludable.
Música: Rapsodia húngara nº 2, de Franz Liszt ♪♪♪
Géza Csáth era primo de mi admirado Dezső Kosztolányi, lo que significa genes familiares de gran escritor. Además componía música, tocaba el piano y el violín, pintaba, era médico, psiquiatra...
En el prólogo a El diario de Géza Csáth, título bajo el que se han publicado sus fragmentadas memorias, se señala que fue un autor prohibido en Hungría durante la época comunista, debido a su catalogación como «burgués decadente».
En realidad, más que decadente, lo que ocurrió es que no estaba bien de la cabeza. Este libro es una descripción en primera persona de su proceso de locura.
Comienza cuando se instala en la consulta del balneario de Stubnya, donde cualquier paciente, enfermera, camarera, visitante, madre, hija, sobrina, soltera, casada, viuda, era incapaz de resistirse a su pasión. Aparte de su prometida oficial y futura esposa, claro está.
Página a página, sigue relatando la gran juerga. Y no tarda mucho en hacerse visible una coprotagonista: la morfina.
Sin problemas para conseguir la droga, dada su profesión, Csáth se convierte en un yonqui antes de que se hubiese inventado la palabra. Cada vez más dosis, cada vez placeres más desaforados...
Sólo Olga me consuela entre tanta pena y miseria, mejor dicho, me consolaría si no me sintiera culpable continuamente ante ella por el veneno, y no me preocupara su fidelidad en el futuro. A menudo me dominan los presentimientos de que no tendré un matrimonio feliz con esta mujer, de que me engañará vilmente, aunque hoy la encuentre amable, paciente y dulce.
Al final, paranoico perdido, mata a su mujer y se suicida.
Un señor complicado, por decirlo suavemente.
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