Mis ojos siguieron a un pequeño barco que se alejaba de la costa. El cielo era de acero, con jirones de luz intentando romper su cerco, casi exangües.
A cada empuje de las olas, a cada golpe de respiración de la marea, las aguas componían su mensaje sonoro, siempre el mismo, siempre diferente.
Notas primigenias, acordes como aquellos que duermen ocultos dentro de nosotros, procedentes de lo que no es memoria, de lo que en algún momento no fue aún conciencia de existir, pero tampoco la nada.
Como la música que debimos de escuchar antes de nacer y quizá volveremos a hacerlo en nuestro viaje de retorno.
Latidos de eternidad...
6 comentarios:
Monsieur, que dificil debe de resultarle a un pirata como usted, que se nutre de los sonidos del mar, el hecho de vivir en Madrid!
Encuentra usted donde navegar?
Buenas noches, monsieur
Bisous
"acordes eternos, como aquellos que duermen ocultos dentro de nosotros, procedentes de lo que no es memoria, de lo que en algún momento no fue aún conciencia de existir, pero tampoco la nada". Por esta fabulosa descripción merece la pena haber llegado a este lugar. Sublime Mannelig.
Y que voy a decir de la música de Clara montes.
Gracias por compartir y permitirnos leer.
Un abrazo.
Oivá............me ha gustado(mucho). Y que yo diga eso no es fácil.
Qué tendrá el mar que hace que los ojos se vuelvan prófugos....
Me gusta.
Mu bonico.
El mar es una gran fuente de inspiración y tu sabes sacarle partido.
tus palabras me transportan hacia ese lugar maravilloso... es como si escuchara esa hermosa melodía
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