Título y autor/a: | Cómo perder un país, de Ece Temelkuran. |
Clave de lectura: | La democracia está en peligro y no queremos enterarnos. |
Valoración: | ✮✮✩✩✩ |
Comentario personal: | No me termina de convencer. |
Música: | Mevlana (tradicional), del Ensemble Oni Wytars ♪♪♪ |
En algún momento de su desarrollo, Cómo perder un país empieza a perder suelo firme y se convierte en un alegato personal de la autora, con acusadas filias y fobias, desdibujando una denuncia global a la que sumarse.
Con pleno derecho, claro, porque Ece Temelkuran ve las cosas como las ve, a través del color de una lente política determinada. Pero quizá unos cuantos prefiramos unas gafas sin filtros que «nos protejan». Eso de que las derechas por definición sean malas y las izquierdas buenas, pues…
En todo caso, la escritora establece una hoja de ruta para la degradación de la democracia en el mundo, ejemplificada en su tierra natal, Turquía. Siete pasos hacia la dictadura de facto.
Crea un movimiento. Trastoca la lógica y atenta contra el lenguaje. Elimina la vergüenza: en el mundo de la posverdad la inmoralidad «mola».
Desmantela los mecanismos judiciales y políticos. Diseña tu propio ciudadano. Deja que se rían ante el horror. Construye tu propio país.
A los habitantes de naciones avanzadas o que aspiran a serlo se les introduce una pequeña semilla de rencor hacia el sistema. No hacia aquello que se hace dentro de él, sino hacia su esencia misma, su «debilidad»: la necesidad de tener en cuenta al otro.
Y se encuentran con quienes contienen la misma semilla, y de dos, tres, mil, un millón de semillas juntas, germina un tronco. Aún débil para arrebatar la luz al resto de árboles, pero con el tiempo, un buen condicionamiento que los abone y un líder que los apuntale y guíe en la dirección correcta...
Pero me fastidia que Temelkuran caiga en la trampa del simplismo y se ponga a perorar contra la derecha, el neoliberalismo mafioso, Trump, Erdogan, todo en el mismo saco, y que la esperanza sean la izquierda y el autodenominado «progresismo» con comillas.
Porque sí, sin más argumentos. Porque ellos lo valen.
No me termina de convencer, lo siento. Se queda cerca pero no llega.
El punto de inflexión crucial en el largo proceso de desmantelamiento del aparato del Estado y los mecanismos legales no es la implantación de cuadros formados por obedientes y leales miembros del partido o de la propia familia, como mucha gente tiende a pensar. La vuelta de tuerca que permite a los líderes jugar a voluntad con este aparato se inicia cuando estos empiezan a socavarlo para crear la sensación de que es superfluo.
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