Ah, no, no, no, no. No me miréis así. Este es mi rincón.
Pimiango tiene rincones. Los ogros tenemos capas y Pimiango tiene rincones. Está claro, ¿no? Y este es el mío.
¿Pero no estáis mejor en aquella otra esquina? O en el pajar de enfrente, para vivir vuestras aventuras.
Bueno, mirad, vamos a hacer una cosa: hoy os traigo un poco de leche y vale. Pero esta es mi ciénaga, digo, mi rincón. Donde me siento a leer. Mañana os vais y se acabó.
Que no me miréis, os digo que no…
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