Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✩
Música: Sinfonietta (5º movimiento), de Leos Janácek ♪♪♪
En El poder de los sin poder, Václav Havel explica las razones para luchar por que todos los ciudadanos, no solo algunos beneficiados, tengan la primera y la última palabra en política.
Se trata de un libro de cierta complejidad, vaya por anticipado. Hay que leerlo con atención para apreciar la riqueza de su pensamiento.
Por supuesto, el autor habría pasado por el mundo de forma más tranquila si, en lugar de encarnar a la disidencia checoslovaca a través de la Carta 77 y el Foro Cívico, hubiera mirado al suelo, resignado a la suerte de su país.
Sin embargo, eligió defender la democracia «al estilo occidental», en un momento en que, de hacer caso a la propaganda, el paraíso de la igualdad lo representaban las «repúblicas populares».
(Hay quienes aún lo creen, por cierto. No se les caen las anteojeras).
Prefirió el pluralismo y la variedad de coloridos al camino monolítico, la uniformidad y la disciplina.
El sistema postotalitario es sólo un aspecto —drástico y por eso más iluminador su verdadero origen— de esta incapacidad general del hombre moderno para ser «dueño de la situación»; la «autocinesis» de este sistema es sólo una versión particular y extrema de la «autocinesis» global de la civilización de la técnica; la mentira, de la que es su espejo, es sólo una de las variantes de la mentira esencial del hombre moderno.
En su obra contrapone conceptos como responsabilidad individual al sistema postotalitario y a la ideología, esa coartada que tanto se usa para no discrepar.
Y acaba desembocando en la gran decisión, la definitiva que hemos de tomar: vivir en la verdad o vivir en la mentira.
Voces tan comprometidas como la de Havel, cuánto las necesitamos…