Música, libros, fotos, historias, pensamientos, ficciones, viajes y qué sé yo cuántas cosas más...
No puedo imaginar, va más allá de cualquier entendimiento metafísico, que pueda existir otro placer en la vida mayor que escuchar la Liebestod del Tristán e Isolda de Wagner.
En una palabra: catarsis.
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