Valoración: ✮✮✮✩✩
Comentario personal: De la época buena de Gopegui.
Música: Pulcinella, de Igor Stravinski ♪♪♪
Hoy me gustaría hablar sobre un libro de Belén Gopegui: Tocarnos la cara.
Un profesor de teatro convence a cuatro alumnos para montar una obra alternativa, El probador, la representación de un espejo de carne y hueso.
Ellos aceptan la propuesta como vía de escape de unas vidas cómodas pero en el fondo insatisfechas.
Poco a poco se van hilvanando sus existencias individuales, los sueños de juventud frustrados, los esfuerzos baldíos, la angustia no confesada de tener que conducirse día a día de manera diferente a como su propio ser les grita, dentro de una sociedad que no permite a sus miembros salirse del papel.
Todo confluye al fin en el proyecto teatral, que se convierte en el clavo al que se agarran. Y cuando fracase tendrán que volver a empezar.
Evoqué un Madrid donde el asfalto era un agua profunda. Circulaban los coches como barcos. Si los peatones no se hundían, o se hundían menos, era gracias a esas vidas agregadas. Pero también por ese motivo, me dije, una traición, un abandono, puede desequilibrarles, vencer hacia algún lado el eje de los cuerpos con sus ojos de seda azul.
En las primeras novelas de Gopegui la penetración psicológica, el yo interior de los personajes, presenta una rica paleta de matices: es su gran virtud.
Por desgracia, a partir de un punto perdió el norte literario y le empezaron a salir panfletos de un valor ínfimo. No consigo explicármelo.
Menos mal que este título pertenece al grupo inicial.
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