martes, 26 de diciembre de 2023

El cielo no tiene favoritos

Portada del libro El cielo no tiene favoritos, de Erich Maria Remarque

Título y autor/a:El cielo no tiene favoritos, de Erich Maria Remarque.
Clave de lectura:Vivir deprisa cuando «mañana» puede no tener significado.
Valoración:✮✮✮✮✮
Comentario personal:Remarque pertenece a la gran literatura universal.
Música:'Round Midnight, de Ute Lemper ♪♪♪

Cuando recordamos algún título escrito por Erich Maria Remarque, lo más probable es que se trate de un clásico como Sin novedad en el frente. Es tanta la fuerza que transmite, que ha eclipsado el resto de su obra.

Sin embargo, esa obra existe. Con una calidad novelística que hace injusto su estado de semipenumbra.

En El cielo no tiene favoritos, la sabiduría de Remarque le permite dar vida a unos personajes tan complejos, tan humanos, que casi saltan de las páginas: Clerfait y Lillian son los nombres principales, pero el elenco que los acompaña, aun con roles más pequeños en la historia, está a parecida altura.

Una historia que nos habla de dos personas que se conocen sin buscarse, que saben que el futuro puede ser más breve que el pasado y que deciden quemar el aire que les quede juntos.

Clerfait es un piloto de carreras que, a su edad, ya no compite al nivel de los más jóvenes. Descreído, cínico ante el peligro, sin sueños, cada nueva prueba le acerca a la única meta que jamás ha deseado cruzar: la del tiempo.

Lillian se consume en un sanatorio de las montañas suizas para enfermos de tuberculosis. A sus veinticinco años, la velocidad entre etapas que pasa ante los ojos de Clerfait es la que ella desearía experimentar.

Sin ataduras, sin lágrimas ni remordimientos, sin importar el mañana. Solo por obtener la esencia de un minuto más antes de la «partida», como denominan en la clínica al momento en que los pacientes dejan libre su habitación.

Acercamiento. Pasión. Separaciones. Planes para una noche, para un hotel, para un viaje en el rugiente automóvil de Clerfait, sin preocuparse más allá de la siguiente curva.

Dos espíritus en una Europa donde el recuerdo de la guerra apenas ha comenzado a difuminarse. Sin rumbo o, mejor dicho, con múltiples faros que los llaman con su luz: los Alpes, Sicilia, Venecia, París…

Y una forma de narrar tan asombrosamente elegante y profunda, donde cada frase, cada diálogo y reflexión disfrutan de significado, que resulta imposible no ratificar a su autor en el puesto que merece dentro de la literatura universal.


¿Cuánto tiempo podría seguir haciendo carreras aún? ¿No estaba ya fuera de competencia? ¿Y qué haría después? ¿Qué le esperaba? Un empleo como representante de una empresa de automóviles en alguna ciudad provinciana…, y la vejez avanzando en un lento ocaso con sus noches interminables.

martes, 19 de diciembre de 2023

Entre el querer y el deber

Cada vez que asisto a un concierto de Paula Blafe salgo con la sensación de que he estado en el mejor lugar y el mejor momento posibles.

Ahora acaba de lanzar el primer single de su primer disco en estudio, así que…

Os invito a descubrir el talento de esta cantautora: Entre el querer y el deber.


lunes, 11 de diciembre de 2023

Amo del espacio

Portada del libro Amo del espacio, de Fredric Brown

Título y autor/a:Amo del espacio, de Fredric Brown.
Clave de lectura:Relatos de la Edad de Plata de la ciencia ficción.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:A entretenerse tocan.
Música:The Lost Galaxy, de Ettore Stratta ♪♪♪

Después de lecturas un poco densas me apetece zambullirme en algo más «suave». Más de entretenimiento puro, sin dudas estratosféricas. ¿Estratosféricas? Ah, pues no es mala idea la de abandonar la gravedad al efecto.

El título en el que vienen a fijarse mis ojos escrutadores es Amo del espacio. Cuenta atrás para la ignición…

La novela más famosa de Fredric Brown debe de ser la divertida Marciano, vete a casa. No obstante, publicó numerosos cuentos cortos en los que los giros inesperados consiguen atraparnos como imanes y no soltarnos ya hasta el punto final. El volumen de hoy recopila varios de ellos.

Así, en Verde Tierra tenemos a un náufrago que ansía, mientras recorre el mundo púrpura donde se estrelló años atrás, volver a disfrutar del color de la hierba. ¡Una nave, una nave ha visto la señal de su pistola de rayos! ¡Desciende!

En Sirio Cero los viajes interestelares son igual de comunes, aunque encontrarse con un orbe no cartografiado durante un viaje comercial de rutina —el perenne negocio de las tragaperras— y que en él residan un antiguo conocido y una estrella de cine despampanante resulta turbador.

Ratón estelar nos enseña que el primer ser vivo en despegar de nuestro suelo no fue humano, ni tampoco cánido ni primate. Un representante de los roedores tuvo ese honor, pilotando el invento de un científico con acusado acento alemán. Y los efectos al cruzarse su trayectoria con la de un asteroide camuflado, hogar de una raza alienígena inteligente, fueron…

Pi en el cielo y la fuerza que «mueve» las estrellas de su posición habitual. Llamada, donde el último hombre que ha sobrevivido a la extinción de la especie escucha tocar a la puerta. Ven y enloquece, en el que un periodista se hace pasar por orate para que lo ingresen y tener oportunidad de investigar cierto misterio en el manicomio —aunque la pura realidad es que él es Napoleón y se lo tenía callado—…

Etcétera. Lo dicho, a entretenerse tocan.


Pudo ver que se trataba de un aparato de una sola plaza, igual que el suyo. Pero eso estaba bien: en caso de emergencia podría llevar a dos personas, al menos hasta el planeta más cercano, donde él conseguiría otro medio de transporte para volver a la Tierra. A las verdes colinas, los verdes campos y los valles verdes.

miércoles, 6 de diciembre de 2023

La servidumbre voluntaria

Portada del libro La servidumbre voluntaria, de Étienne de la Boétie

Título y autor/a:La servidumbre voluntaria, de Étienne de la Boétie.
Clave de lectura:¿Por qué nos sometemos a nuestros mandatarios?
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Aclara qué es un tirano, sin importar cómo llegue al poder.
Música:Réquiem (I.Introitus), de Jean Gilles ♪♪♪

Un nuevo 6 de diciembre: ¡viva la Constitución Española!

No puedo saber cuántos días como este podremos seguir disfrutando, si en algún momento la fecha dejará de tener significado, si alguien recordará su existencia con orgullo o si acabará sepultada por tanto empuje contra su espíritu.

Como celebración de la efeméride, me conformo con recomendar un libro cuya vigencia continúa hoy tan evidente como en el siglo XVI, cuando Étienne de la Boétie lo redactó: La servidumbre voluntaria.

El autor se pregunta por qué personas, comunidades y naciones nos ponemos bajo el cetro de quien no merece, por sus actos o bajeza moral, ejercer autoridad sobre nosotros.

¿Será posible que tantos hayamos de obedecer, y además lo hagamos sumisamente, a tan pocos? ¿Que los ciudadanos aceptemos por propia voluntad ser siervos?

¿Qué debemos amar más, la libertad o la pretendida seguridad que el tirano nos promete?

¿Nos consolaremos con la idea de que siempre ha sido así, que la sociedad sigue un estado natural a partir de la desigualdad y que las órdenes «de arriba» hay que acatarlas, nos resulten o no aberrantes a la conciencia? ¿Sería lo contrario la ley de la selva?

Además nos aclara qué es un tirano. Lo más importante no descansa en el origen de su preeminencia, ya que lo mismo pueden ejercer por elección del pueblo, por la fuerza de las armas o por derecho de sucesión. El tema no es ese, sino que, envanecidos de sí mismos, miren apenas por la «gloria personal» en vez de considerar su propósito último, que es caminar «junto a», no «sobre» los gobernados.

Por ello prefieren debilitar, dividir, enfrentar, arrancar el valor de los corazones, apelar a los instintos de codicia y poder de unos cuantos que les ayuden en su labor de mina, a cambio de las migajas.

Sí, demos algo de comer a la gente, juegos que los entretengan y laberintos por donde encauzar su descontento de forma inocua, y ellos mismos forjarán la cadena que los ata.

Que aún nos ata.


Ciertamente es gran cosa, y sin embargo algo tan común que debería causarnos más dolor y menos sorpresa, ver a un millón de hombres servir miserablemente, con el cuello bajo el yugo, no obligados por una fuerza mayor, sino de algún modo (eso parece) encantados y fascinados por el solo nombre de uno, del cual no deben temer su poder, puesto que está solo, ni amar sus cualidades, ya que es para con ellos inhumano y salvaje.