miércoles, 29 de marzo de 2023

Las edades brillantes

Portada del libro Las edades brillantes, de Matthew Gabriele y David M. Perry

Título y autor/a:Las edades brillantes, de Matthew Gabriele y David M. Perry.
Clave de lectura:Nueva luz para entender la Edad Media.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Yo la he disfrutado un montón.
Música:El león en invierno, de John Barry ♪♪♪

Matthew Gabriele y David M. Perry vienen a combatir la idea de que la Edad Media fuera un pozo de mil años sumergidos en guerras, superstición, peste y tinieblas.

Ya desde el título del libro lanzan su golpe de guantelete a las conciencias escolásticas: Las edades brillantes. Una nueva historia de la Europa medieval.

De acuerdo con esta tesis, hemos adoptado un relato simplista donde los siervos de la gleba malvivían bajo el látigo feudal, los frailes difundían con celo el fanatismo y la mejor suerte era no acabar en la picota.

Por el contrario, hacemos injusticia a la complejidad de gentes y civilizaciones que contribuyeron no poco a moldear las sociedades actuales.

Como primera etapa, nos dirigimos a Rávena. En concreto, a un mausoleo con bóveda tachonada de estrellas, bajo las cuales su impulsora, Gala Placidia, aferra las riendas del poder. Alarico ya se ha paseado a caballo por el Capitolio y Odoacro se encuentra cerca de terminar el trabajo.

En el siglo VI acompañamos a Justiniano y su general Belisario. Santa Sofía, el magnífico templo a orillas del Bósforo, se erige en faro de la nueva luz.

Unos años más tarde, en el 638, el califa Omar ibn al-Jattab acuerda con el patriarca Sofronio la entrada incruenta en Jerusalén.

Cuarta parada: los papas. ¿Por qué adquieren una representatividad divina en casi cualquier ámbito? Cismas, concilios y triunfo in extremis de doctrinas que podrían haber sido las perdedoras nos introducen en esta apasionante cuestión.

Visigodos en el solar hispano, francos al norte y lombardos en la bota itálica. Gregorio Magno (el del canto gregoriano) acompaña a figuras como las reinas Teodelinda o Radegunda. Bertha, casada con Aethelbert de Kent, introduce la semilla que allanará el mensaje de los misioneros en Britania.

Ciencia, arte, medicina y Aristóteles se rescatan en manuscritos arábigos y latinos. Agustín de Hipona, Maimónides, Bernardo de Claraval, Leonor de Aquitania, Hildegarda von Bingen, la escritora Marie de Francia, Dante… La lista de nombres ilustres no cesa en la desmentida oscuridad.

En fin, quizá el término «nueva historia» peque algo de suficiencia, pero yo la he disfrutado un montón.


En el transcurso de este tiempo dio pruebas de su capacidad para negociar la complicada política imperial, tanto en Oriente como en Occidente. Cayeron reyes, emperadores, generales, hermanos y primos y, sin embargo, Gala Placidia se mantuvo en pie para llegar a ver, al final, a su hijo convertido en el emperador Valentiniano III.

martes, 21 de marzo de 2023

Tristura

Portada del libro Tristura, de Elena Quiroga

Título y autor/a:Tristura, de Elena Quiroga.
Clave de lectura:Las cuerdas que atan nuestra vida se tejen desde niños.
Valoración:✮✮✮✮✮
Comentario personal:Una de las mejores autoras del siglo XX.
Música:Cain as follas, de Emilio Cao ♪♪♪

No me vienen demasiadas novelas a la memoria, sin ponerla en jaque, que puedan presumir de la maestría de Elena Quiroga para recrear el universo emocional de seres de ficción con tanta intensidad.

La vida cotidiana de Tadea, una niña de nueve años huérfana de madre, acogida en el caserón familiar de sus tíos, en lo que llamaríamos «Galicia profunda», se desplaza poco a poco desde la ilusión infantil a las sensaciones existenciales condensadas en la palabra del título: Tristura.

Tristura que se introduce en cada poro y que no vuelve a salir en forma de lágrimas, sino de mirada apagada, de asumir con resignación que hay que comportarse como esperan unos adultos —no corras, no juegues, no hagas ruido, no cantes, no hagas muecas, no te cierres por dentro en el retrete, no, no, no…— enfermos crónicos del mismo mal.

Un entorno en el que cada aliado se convierte en delator para desviar el reproche. Donde las infracciones, los pecados, hasta los incomprensibles, hacen daño al corazón del mismo Dios —Tadea, no se pregunta. Las cosas de la religión no se preguntan—.

Dominado por la tía Concha, que siempre odió el matrimonio de su hermana muerta. Por la abuela, matriarca de las apariencias. Por el tío Andrés y el tío Juan. Por Julia, que trae queso con gusanos cuando viene de visita.

Por Suzanne, la joven institutriz francesa a quien chistan los hombres porque enseña las rodillas. A ratos una chispa de luz, aunque nunca cómplice. Nunca.

Por Clota, Ana y Odón, los primos y compañeros de experiencias, que le recuerdan que ella no tiene el mismo derecho natural a estar allí.

Por la servidumbre y la gente del pueblo, Pura, Venancio, Millán, Francisca, Mariano, Dora, Obdulia, Tomasa, Patrocinio, con sus pasiones a escondidas, su resignación, sus envidias, sus rencores…

Incluso por el lejano padre, que tiene cosas más importantes en que ocuparse que enviar el regalo de Reyes.

Y donde la sintaxis del relato, creación absolutamente personal de la autora, se adivina como un punto de fuga de las reglas marcadas, un subterfugio para protestar contra ese mundo desvaído y cercenante.

Asombra que Quiroga, con un enfoque tan rompedor en la literatura de posguerra —contemporánea de Carmen Laforet y Ana María Matute—, no haya tenido sin embargo un reconocimiento a la misma altura. A tenor de lo leído, sería pura justicia.


Cerré los ojos. Luz entrando por todas las rendijas de los ventanales —los gestos de Clota buscando a tientas sobre la mesa, como si no viese nada—, rayos como dedos atravesando el aire, polvillo de colores, bailarín. No paraba quieto. Había un rayo de aquellos delante de mi cama en dirección al espejo.

miércoles, 15 de marzo de 2023

Bajo el verano de tu boca

Portada del libro Bajo el verano de tu boca, de Marisa López Diz

Título y autor/a:Bajo el verano de tu boca, de Marisa López Diz.
Clave de lectura:Poesía y pasión.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:¿Qué más se puede pedir?
Música:Agua del norte, de Mestura ♪♪♪

¿No tienen las palabras «una magia secreta y milagrosa»?

¿No se convierten en una fuerza que vibra, resonando en nuestro interior como ninguna otra, inundándonos segundo a segundo con su latido de marea?

¿No son capaces de abrirnos nuevos mundos, incluso de cambiar al final del día destinos que creímos ilusamente trazados por la mañana?

Marisa López Diz parece darnos en sus obras una respuesta afirmativa.

Si recorremos las páginas de la premiada Bajo el verano de tu boca, igual que hicimos con L'alma albentestate, nos sentiremos envueltos en un abrazo de íntimo lirismo.

Evocador de pulsiones abisales, respiración agitada, sudor que perla el pecho incandescente...

Escucharemos un tañer de gemidos escapados entre lomas de infinitos senderos. Recordando, anhelando, esperando.

Podremos compartir el gozo de la vida encarnado en el temblor de los labios. Aguas que no dejaremos de beber hasta el último aliento.

Con una sed humanísima, quizá la más sincera desde que el primer sonido salió de la primera garganta.

Sed que no se extingue, que no puede explicarse ni entenderse, que hay que aceptar sin más.

Sed insaciable de… poesía.


Me gustan tus húmedos ojos de pradera,
mar salvaje donde yo me hundo
dejándome arrastrar a tu secreta isla
donde los frutos maduran muy temprano.

martes, 7 de marzo de 2023

Bajo el sol de Satanás

Portada del libro Bajo el sol de Satanás, de Georges Bernanos

Título y autor/a:Bajo el sol de Satanás, de Georges Bernanos.
Clave de lectura:Alguna clave ha de tener... Por algún lado...
Valoración:✮✩✩✩✩
Comentario personal:¡Anatema!
Música:The Shadows of Time (II. Ariel, maléfique), de H. Dutilleux ♪♪♪

Hay quienes consideran esta novela como obra referencial de la literatura francesa. Hasta se rodó una película basada en ella.

Yo, por mi parte, pienso otra cosa menos halagadora: ¡¿pero qué narices escribió Georges Bernanos?! ¡¿De qué va Bajo el sol de Satanás?!

El prólogo genera buenas sensaciones: el embarazo de la jovencísima Mouchette, la visita que su padre hace al marqués de Cadignan para que se reconozca como progenitor, la negativa de este, la intensa escena en que la propia «desdichada» le visita de noche en su mansión…

Hay un giro súbito hacia otro admirador, el casado doctor Gallet, que colorea a la pretendida víctima de tonos mucho más manipuladores.

Pero de repente, ¡puf!, aparece un cura, el abate Donissan, que se postula como figura central de la historia, y todo deriva en un sinsentido.

Puedo hacer un análisis gramatical o sintáctico de las frases, ¡pero no lógico! Vuelvo atrás, recorro cada línea con atención, intento apuntalar los andamios ¡y no consigo entender una palabra de lo que estoy leyendo!

Colijo una especie de lucha mística entre el hombre de la sotana y el maligno encarnado, algún tipo de reflexión sobre la santidad en tiempos racionalistas —o, a lo mejor, simplemente un exceso de visiones psicodélicas— y abandono un esfuerzo inútil, que me quita más de lo que me da.

Llego al capítulo final con prisas y ofuscado.

¿Referencial? A la papelera o al purgatorio, ahí lo dejo.


Dos largas horas, ya replegada en sí misma, inmóvil, ya revolcándose en tierra con rabia convulsiva y muda, más tarde aniquilada por un sueño espantoso, creyó que perdía la razón, que descendía uno a uno los negros escalones.