Los países suelen celebrar su día nacional con un desfile.
No tiene nada de raro. La historia del mundo es la historia de las guerras, la historia de los hombres y mujeres que las han luchado, que las han ganado, que las han perdido.
Erasmo dice que la naturaleza dio al ser humano «ojos amistosos, en los que se muestra el ánimo. Brazos en círculo, para abrazar. El sentido del beso, para que los ánimos se tocaran y se unieran. La risa, símbolo de alegría…».
Y el uso del lenguaje y de la razón, «que es sin duda la cosa más útil a la hora de ganarse y conservar la amistad, de manera que absolutamente nada se hiciera entre los hombres por medio de la fuerza».
Dice que hay una antítesis profunda entre humanitas y guerra.
Sin embargo, mantenemos una pugna inmemorial, que nunca termina: entre naciones, reinos, príncipes, ciudades, pueblos, familiares, entre hermanos, todos luchamos contra otros iguales a nosotros.
Habrá que concluir entonces que los seres humanos… no somos humanos.
O que Erasmo se equivocaba, claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario