martes, 24 de septiembre de 2019

La expulsión de lo distinto

Clave de lectura: El pensamiento monologuista frente a la diversidad que invita al diálogo.
Valoración: Demasiado divagante ✮✮✮✩✩
Música: You Know Who I Am, de Giovanna Pessi y Susanna Wallumrød ♪♪♪
Portada del libro La expulsión de lo distinto, de Byung-Chul Han.

Hace meses escribí un apunte sobre otro título de Byung-Chul Han, Psicopolítica, y ya entonces manifesté ciertas reservas sobre la experiencia de lectura.

Al final lo consideré como razonablemente elogiable y me hice el propósito de seguir explorando la obra del autor. Quería formarme una idea más cabal de su pensamiento.

Pues me temo que La expulsión de lo distinto me ha dejado igual de dubitativo.

El mensaje de fondo vendría a ser la paradoja de que, en la era de la hiperconectividad, donde el intercambio de ideas es más factible que nunca, nos estamos volviendo todos más iguales. En un sentido negativo.

El concepto del «otro», un ser «misterioso» al que podemos desear o rechazar, con quien coincidir o ser divergentes, pero prestar interés, en fin, como alguien diferente a nosotros mismos, va desapareciendo.

En su lugar, nos volvemos parte de una masa amorfa, la personalidad diluida en una corriente de dirección única. Nos autodestruimos como entes irrepetibles en un mundo donde la regla de oro es consumir, consumir, consumir…

Lo que los demás hagan o piensen, yo también. Triunfan las redes sociales donde la información resulta hueca, usada para el monólogo en lugar del diálogo. La sociedad del «me gusta» irreflexivo asoma en todo su esplendor.

A causa de que falta la mirada represiva —y en esto consiste la diferencia decisiva con la estrategia de vigilancia propia de la sociedad disciplinaria—, surge una sensación engañosa de libertad. Los ocupantes del panóptico digital no se sienten observados, es decir, no se sienten vigilados. Se sienten libres y se desnudan voluntariamente. El panóptico digital no restringe la libertad, la explota.

Hasta ahí, el mensaje tiene un calado hondísimo. Invita a poner lo mejor de tu atención en cada párrafo, en cada línea del libro.

Hasta que Han se pone a divagar de una manera que es cosa mala. Se va por las ramas en el desarrollo.

O no sabe explicarse, o yo no sé apreciarlo, o una mezcla de ambas causas. Falta comunicación autor-lector.

El caso es que me quedo a medio camino. Tendré que volverlo a intentar con el siguiente, a ver si a la tercera...


lunes, 16 de septiembre de 2019

El valor de elegir

Clave de lectura: ¿En qué consiste la libertad? ¿En qué consiste su ejercicio?
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Non, je ne regrette rien, de Edith Piaf ♪♪♪
Portada del libro El valor de elegir, de Fernando Savater.

Desde que aquellos griegos con sandalias empezaron a preguntarse tantas cosas, hemos tenido voces a las que nos convendría prestar mucha atención. Filósofos, los llaman.

Voces como la de Fernando Savater. Plasmadas en palabras como las que contiene El valor de elegir.

Habla aquí sobre la libertad. Esa que damos por sentado como una especie de derecho natural —nadie es nuestro dueño—, sin cuestionarnos quizá su contenido.

Como punto de partida, ¿qué es de hecho la libertad? ¿Podría dársele una respuesta tan simplista como «hacer lo que nos dé la gana»?

¿Supone un absoluto? ¿Qué conexión sine qua non existe entre la libertad y la esencia de la persona? ¿Cuáles son sus consecuencias de su ejercicio en nuestros actos hacia los demás?

¿Por qué, entre diversas opciones, seleccionamos una, la defendemos y nos sentimos estupefactos cuando no necesariamente es la misma que han preferido otros?

Y esa que elegimos, ¿se nos ha ocurrido solos o nos la han introducido? ¿En qué sentido es o no la mejor en los ámbitos moral, cívico, político…?

Lo que pretendo establecer es lo siguiente: el que no toda la verdad pueda fundarse del mismo modo no equivale a que la pretensión de verdad sea siempre infundada. Este planteamiento es perfectamente compatible con ciertas formas (moderadas, supongo) de escepticismo. La advertencia fundamental del escéptico dice que, aunque nuestra creencia en la verdad o la falsedad de algo parezca tener suficientes evidencias, nunca podemos descartar totalmente el estar a pesar de ello equivocados.

Preguntas que, de la mano de figuras como Aristóteles, Arendt, Habermas, Hayek, Bauman y bastantes más, nos exigen poner a girar las ruedecitas que llevamos dentro.

En resumidas cuentas: puestos a tomar decisiones, no dejéis de leer este libro.


miércoles, 11 de septiembre de 2019

Naufragios de la Armada Española

Clave de lectura: Tributo a los mares con siglos de historia.
Valoración: Estupendo ✮✮✮✮✮
Música: In the Heart of the Sea, de Roque Baños ♪♪♪
Portada del libro Naufragios de la Armada Española, de Cesáreo Fernández Duro.

Aviso: puede que la opinión aquí vertida no la compartan todos los lectores.

Solo quienes se inclinen ante el poder de bajíos y tempestades, mientras el océano irrumpe incontenible en los pañoles.

Quienes aprieten los dientes al saber que la Elena aún se cañoneó embarrancada con el Irresistible y la Emerald, sus baterías de a doce contra las de treinta y dos del enemigo.

O mascullen sobre la desventura de la Santa Marta, sus fondos destrozados navegando en descubierta para la escuadra que planeaba atacar Pensacola.

Y rememoren que el San Miguel empezó a garrar pese a echar abajo las vergas de juanete, arriar cable y dar segunda ancla.

¿El San Pedro Alcántara? ¿Se logró salvar su tesoro? ¿Qué ocurrió con los cien hombres de la Vencejo cuando acudía en su auxilio?

Al mítico San Telmo se lo vio por última vez en el cabo de Hornos, con averías en el timón, la tajamar y la verga mayor.

El Poderoso, el Magnánimo, el Triunfante, el Rayo, el Monarca

La mar levantada por un furioso temporal del SSE presentaba en la costa comprendida entre Cádiz y el estrecho de Gibraltar elocuente testimonio de la horrible escena de la víspera: palos, vergas y embarcaciones destrozadas; fragmentos de toda especie tintos en sangre flotaban en todas direcciones y eran arrojados a la costa.

Uno por uno, conocemos el destino de buques que durante siglos dejaron sus cuadernas en tributo a las profundidades. Desde una sencilla cañonera hasta un tres puentes.

A aquellos que las noches de niebla sientan la llamada de una campana bajo su piel, sin duda les encantarán los Naufragios de la Armada Española de Cesáreo Fernández Duro.

A los demás…, pues no. Ellos se lo pierden.