miércoles, 31 de enero de 2018

Pimiango (VIII)

Casa en ruinas en Pimiango

Una casa en ruinas, para la memoria fotográfica de Pimiango.

domingo, 28 de enero de 2018

Auschwitz (II)

Entrada ferroviaria a Auschwitz-Birkenau.

Cruzo el portón.

Camino junto a las vías.

Me doy la vuelta.

Y algo que no sé nombrar, que ni siquiera creo que tenga una palabra en ninguna lengua de la humanidad...

Algo condensado en una sola imagen frente a mis ojos...

Me rasga por dentro.

miércoles, 24 de enero de 2018

El elefante desaparece

Clave de lectura: El universo de Murakami condensado en relatos cortos.
Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: To the Edge of Dream, de Toru Takemitsu ♪♪♪
Portada del libro El elefante desaparece, de Haruki Murakami.

Dicen que los habitantes del mundo nos dividimos en dos: murakamistas y no murakamistas.

Y yo intento mantener un delicado equilibrio zen, pero...

Soy murakamista. A mucha honra.

Por eso se me iluminan los ojos cuando empiezo a distinguir los contornos de estos relatos, las raíces que entrelazan sus cimientos, los hilos que sostienen sus paredes.

Esas atmósferas que casi puedo tocar. Que rozan la piel mientras leo.

Aunque, para ser sincero, no siempre tenga del todo clara cuál es la historia que me están contando.

¿Qué importa? Acepto sus misterios. Las recorro con el sincero fervor del creyente.

«Señora, señora. Escúcheme. He venido a pedir mano. ¿Lo entiende? Me arrastro hasta aquí desde muy muy profundo. Mucho esfuerzo. He escarbado tierra y mis uñas rotas. Si tuviera mala intención, mala intención, no tomar molestia. He venido porque la quiero mucho. La quería desde lugar profundo. No podía soportar y me arrastré hasta aquí arriba. Todos me querían detener, pero no podían. Me hacía falta coraje. Pensará que soy descarado por pedir mano y ser monstruo».

Y al final... El elefante desaparece.

El de Haruki Murakami, por supuesto.


viernes, 19 de enero de 2018

Gilead

Clave de lectura: Vida cotidiana y esperanzas en un pueblo del medio oeste.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: Gwenlaise, de Scott Cossu & Eugene Friesen ♪♪♪
Portada del libro Gilead, de Marilynne Robinson.

Quieres escribir un libro. Muy bien, ¿por dónde empiezas?

Tantos hombres y mujeres se habrán hecho esa misma pregunta ante una hoja de papel en blanco…

De entrada, qué curioso, escoges un argumento que no parece dar para mucho.

Un predicador siente que el final se acerca y escribe a su hijo cartas sobre su vida, sus pensamientos, sus inquietudes, la relación con su propio padre, con su abuelo, su mujer, su mejor amigo...

Pones a los personajes en un pueblucho de Iowa. Lo más lejos que llegan a viajar es a otro pueblucho de Kansas.

Tienes que rellenar la historia con recuerdos desde los tiempos de la Guerra Civil hasta los de Eisenhower.

Y con esos mimbres supuestamente tan finos, tu imaginación se pone a trabajar.

Vinimos a esta casa cuando yo era todavía un niño. Durante muchos años no tuvimos electricidad, solo lámparas de queroseno. Ni radio. He estado recordando cuánto le gustaba a mi madre su cocina. Entonces era muy diferente, desde luego, con una nevera y un fregadero de bomba manual y una fresquera y una cocina de leña.

Te llamas Marilynne Robinson, se me olvidaba mencionarlo, y te sale una novela preciosa: Gilead.

¿Cómo lo has hecho?


lunes, 15 de enero de 2018

Pimiango (VII)

Paisaje de Pimiango al atardecer.

El sol comienza su despedida desde el camino al Picu.

jueves, 11 de enero de 2018

A modo de diario (IX)

Reflejos de árboles al amanecer sobre un estanque en invierno.

El guardia de seguridad aparece corriendo a mi espalda. Quiere saber por qué he hecho esta foto.

Yo, confundido, le hablo del estanque, los árboles, los reflejos al amanecer...

Él me habla de alertas, de infraestructuras, de los peligros del mundo...

Hacer fotos resulta sospechoso.