Extrañamente, me cruzo con pocas personas en las anchas escaleras. Y apenas con dos o tres en esa habitación.
En determinado momento, me quedo solo. Incluso el vigilante ha desaparecido de su esquina, dirigiéndose hacia la sala contigua.
Solo con ellos, frente a frente.
Él sostiene su cabeza, rodeándola con ternura, en contraste con el cuerpo poderoso que se adivina bajo la túnica de oro.
Ella, arrodillada sobre un manto de hierba y flores, corresponde al abrazo, ofreciéndole además la mejilla.
Él posa allí sus ocultos labios.
Ella cierra los ojos y, en ese instante...
Una voz desde la puerta avisa de que el museo cierra en diez minutos.
Diez minutos más junto al Beso de Klimt.
El tiempo se detiene...
8 comentarios:
¡qué BONITO! Música, texto, cuadro...la perfección colgada de una pared. besos
Ay, monsieur, maravillosos 10 minutos en Viena, la ciudad de sus versos goliardos!
me fascina Klimt, y muy especialmente ese cuadro, por supuesto. Figura entre la lista de pinturas que me gustaría robar.
Feliz noche del sabado, monsieur
Bisous
klimt capturo perfectamente la ternura de un beso.
Qué evovador es ese beso, las flores, el momento.
Klimt, casi nadie con el pincel y tu descripción del beso y del ambiente del museo me han traido recuerdos del Reina Sofia y de alguna tarde meravillosa.
Gracias.
...Lo robaría... (si no estuviera feo, claro)
En la obra de Klimt se encierra algún misterio y eso la hace tan especial. En este cuadro del beso hay una gran entrega. Saludos
Oiga!!!!
Que....no me gusta darle coba,pero coñe....touché!
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