Han crecido desde que me fijé por primera vez: los tallos brotan en la linde de la acera, a través de las más mínimas rendijas.
Sus raíces rompen ya intrépidas el asfalto y la piedra.
Música, libros, fotos, historias, pensamientos, ficciones, viajes y qué sé yo cuántas cosas más...
Han crecido desde que me fijé por primera vez: los tallos brotan en la linde de la acera, a través de las más mínimas rendijas.
Sus raíces rompen ya intrépidas el asfalto y la piedra.
Lunes 11 de mayo de 2020, nueva semana de asedio.
¿Lunes, dije?
Entonces la música tiene que ser esta, por supuesto.
Monday, de The Mama's & The Papa's.
Si quiero escuchar música para piano, quizá no sea su nombre el primero que acuda al pensamiento.
Sin embargo, las sonatas de Haydn me dejan ensimismado.
Intento moverme un poco para desentumecer los músculos. Abdominales, sentadillas, flexiones…
Resulta un poco rollo, la verdad. Hop, hop, hop, arriba, abajo, arriba. Mejor cambiar de movimientos, dar vía libre a la imaginación. Quisiera ser…
Como el pez que nada entre las aguas, como el ave planeando sobre impredecibles corrientes.
Que mi cuerpo se exprese libre, ágil, ingrávido. Quisiera bailar el paso a dos del Cascanueces de Tchaikovsky. Quisiera…
Bueno, tampoco tenía esta foto en la cabeza al empezar, pero, vistos los resultados del intento… La realidad es la que es.
La vecina de enfrente, la que tiene la silueta de un unicornio pegada sobre el cristal de la ventana, va danzando por su salón.
Me imagino la música que siguen sus pies. Ha de ser una folía de la primavera.
Y lo entiendo. Solo hay que escuchar a Ana Alcaide...
Brindo con mis amigos asediados a muchos kilómetros de distancia. Veo sus rostros traídos y llevados por el viento.
Magia, magia...
Me pregunto: cuando el asedio nos deje respirar un poco, ¿qué será lo que habremos aprendido?
¿A vivir en una sociedad más amable, más equilibrada, más justa?
¿O seguiremos creyendo que las personas somos islas, como dice la canción?
Y sálvese quién pueda…
La Segunda Guerra Mundial en el mar, de Craig L. Symonds, es un estudio de impecable factura en el sentido de la documentación y de aprovechar el conocimiento historiográfico acumulado desde el final del conflicto.
Tras una introducción sobre las políticas navales de entreguerras, cuya visión estratégica venía heredada en gran medida de la Primera, Symonds entra en harina con los hundimientos del Courageous y del Royal Oak por parte de submarinos alemanes, hasta llegar a la firma de la rendición japonesa a bordo del Missouri.
Entre medias, todos los escenarios del globo y todas las fuerzas involucradas: cargueros, corbetas de escolta, destructores, sumergibles, buques de desembarco, acorazados, portaaviones, los nuevos reyes del océano…
Como señalaba, los avances historiográficos aportan luz a múltiples episodios que, interrelacionados, permiten entender la definitiva victoria aliada. Aunque también resulta casi increíble cuán a menudo un enfrentamiento se decidió por detalles que podrían resumirse en la palabra «suerte».
Otra característica de la obra es la preponderancia que otorga al Pacífico, donde se desgranan las operaciones anfibias con minucioso detalle. ¿Quizá el Mediterráneo no disfruta de un nivel de atención similar? Si buscamos una crítica, podría ser esta, efectivamente.
Y, por supuesto, en un proyecto de tal calado, no deja atrás aspectos fundamentales como el esfuerzo tecnológico e industrial, las personalidades de sus protagonistas o el trabajo de inteligencia para intentar adelantarse a los movimientos enemigos —verbigracia, el descifrado del sistema Enigma—.
En suma, una lectura agradecida, que no defraudará a ningún aficionado a la historia.