lunes, 12 de abril de 2021

Nuestro mundo (XXI)

No me es fácil decir en qué lugar de nuestro mundo he sentido la mayor felicidad del viajero. ¿Cómo se miden esas sensaciones?

Pero quizá, solo quizá, si apenas pudiera pronunciar un nombre, creo que elegiría el de Birmania.

Crucé el puente de U Bein, con sus pilares de teca desapareciendo en la distancia. En Bagan, la de las mil pagodas, el crepúsculo turbó mis sentidos. Me adentré bajo la lluvia en Inpawkhon…

Por ello, cuando leo las noticias sobre el golpe de Estado y los cientos de vidas segadas por las balas, me pregunto si alguna de las víctimas estuvo a unos metros de mí, si me sonrió o me miró con los ojos llenos de asombro cuando alcé mi vieja cámara.

Los porteadores en los muelles de Rangún, las vendedoras de los mercados a la ribera del lago Inle, los monjes mendicantes de Amarapura, las niñas de elaboradas tanakas en sus mejillas, junto al palacio de Mandalay…

Nuestro inmenso, nuestro maravilloso, nuestro desolador mundo.





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