Lo triste no es que sea museo o mezquita.
O catedral o sinagoga, o templo de Buda o de Atenea.
O de la diosa Razón, como cantaban los aviadores.
Porque el ser humano busca algo. Desde los albores.
Y en su camino ha construido cosas hermosas.
No, lo triste de verdad es que no sepa lo que busca.
Ni cuál es la pregunta ni cuál la respuesta.
Y de su confusión haga nacer dogmas, aspavientos…
Reglas por la espada…
Soberbia, sectarismo, desprecio…
En lugar de compartir la paz que cada uno lleve dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario