miércoles, 13 de noviembre de 2019

Manifiesto cívico (XII)

¿Que qué me parecen los últimos resultados electorales? Je…

Me hago esa pregunta y me quedo mirando al techo.

Hasta que doy con una respuesta adecuada: desilusión. No es que no comparta la forma de votar de parte de mis vecinos, mis conocidos, mis amigos, de personas con quienes me cruzo cada día…

No es ya que no la entienda.

Es que me desilusiona.

Camisas pardas, camisas rojas y camisas negras, en vez de ver castigados sus planteamientos bárbaros, los refrendan. Son minorías y aun así manejan el timón.

El centro, en el sentido más generosamente amplio del término, incluso personificado por líderes de dudosa confianza, es lo preferido por millones. Y a pesar de ganar… pierde.

Perdemos.

Para combatir los fuegos que amenazan a la democracia, al acuerdo constitucional que solo pide un básico respeto mutuo a la hora de diseñar políticas, hay quienes eligen… lanzallamas.

¿Seremos capaces de construir derechos –y obligaciones− sobre la base de conceptos como ciudadanía y esfuerzo común, y no sobre patrias, géneros, lugar de nacimiento, creencias religiosas o cualquier pseudomisticismo?

(No, lo de ciudadanía no lo digo con doble significado).

¿O preferimos renunciar a la… de acuerdo, no la mejor de las vidas, pero sí una aceptable, teniendo en cuenta de dónde veníamos y adónde hemos llegado, a cambio de darnos de tortas?

En fin, ya veremos.

Dormid en paz. Lo vamos a necesitar.



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