tag:blogger.com,1999:blog-58036679885886038992024-03-18T04:03:05.570+01:00Tres corcheas y unas letras ♪♪♪Música, libros, fotos, cosas que me pasan, que recuerdo, que se me ocurren, ficciones, viajes y qué sé yo cuántas cosas más...Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.comBlogger606125tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-32935346273504692512024-03-11T20:13:00.010+01:002024-03-18T00:59:38.212+01:00Conocer Nietzsche y su obra<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Resumen de la filosofía de Nietzsche bajo la lámpara de Savater.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Razonablemente bueno</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✩✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/tU3cWTX6rrc?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Wie sich Rebenranken schwingen, de Friedrich Nietzsche</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjODHX_Uu7vZ2LoGddnvV0JK-m-VEZzTn377Iv6XH9S7V6E4y7QDHQXh5lQK2LSn0S57xAChWLiK5RjxRr_nWnbCOuGchkF8ek-IZp66Frh_qITkxEfk3z23FEBAI7gVGOGrry0P7wewS51-tcBD9PhJrx7k9BERQF8tANDmlGma-GryrWwDhrGB9KD3Cz9/s755/20240311_Conocer%20Nietzsche%20y%20su%20obra.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Conocer Nietzsche y su obra, de Fernando Savater." border="0" data-original-height="755" data-original-width="501" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjODHX_Uu7vZ2LoGddnvV0JK-m-VEZzTn377Iv6XH9S7V6E4y7QDHQXh5lQK2LSn0S57xAChWLiK5RjxRr_nWnbCOuGchkF8ek-IZp66Frh_qITkxEfk3z23FEBAI7gVGOGrry0P7wewS51-tcBD9PhJrx7k9BERQF8tANDmlGma-GryrWwDhrGB9KD3Cz9/w212-h320/20240311_Conocer%20Nietzsche%20y%20su%20obra.jpg" width="212" /></a></div>
<p>
Di gracias cuando en el examen de selectividad cayeron Platón y Rousseau. ¡Me los sé, me los sé! Es que había otras opciones en el bombo que…
</p><p>
A Nietzsche, por ejemplo, lo tenía estomagado. ¡Vaya tipo abstruso! Antihumanístico, en mi particular cosmovisión juvenil. Apenas hubiera podido pergeñar tres o cuatro frases sobre <span style="color: #3366cc;">La gaya ciencia</span> en modo papagayo.
</p><p>
Con esta manía a las espaldas, abro ahora un libro titulado <span style="color: #3366cc;"><b>Conocer Nietzsche y su obra</b></span>. El nombre del autor es reclamo suficiente para dar el paso: de nuevo, <b>Fernando Savater</b>.
</p><p>
¿Resultado? Bueno, el señor del bigote salvaje aún me cae «gordo», aunque —y esto no es baladí— gracias a su apólogo creo entenderlo mejor.
</p><p>
Si no el bigote, Savater consigue desbrozar los significantes y que parte de la hojarasca se vea más clara.
</p><p>
La muerte de Dios, la voluntad de poder, el eterno retorno, el superhombre, la «gran política»…
</p><p>
Como digo, otra cosa es que mi sensibilidad, ya poco dieciochoañera, siga resistiéndose a sus planteamientos. Las manías son así de cabezonas.
</p><p>
Y es que en absoluto me parece «heredero de la Ilustración», como su colega filósofo afirma. Acepto por el contrario el rol de «radicalizador crítico». En un sentido bastante literal: drástico, extremista, intransigente.
</p><p>
(Me atraviesa la memoria aquella escena de la película <i>Así en el cielo como en la Tierra</i> en la que Dios Padre lee a Nietzsche bajo la farola de la plaza y le comenta admirativamente a Jesucristo que escribe «a gritos»).
</p><p>
Aunque no sea mi taza de té, hay que beberla con sus gotas de limón para poder opinar. Tiempo bien invertido, en suma.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-46840527958466550792024-03-04T23:18:00.013+01:002024-03-11T19:14:32.418+01:00Todo está perdonado<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Madrid, ciudad sin petróleo, con fútbol y una ley en venta al mejor postor.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Penalti injusto</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✩✩✩✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/f8zwQ0obMAM?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> El trío infernal, de Ennio Morricone</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiQvXlV2esMiiWOiF4fvdpo-1sBhavlIUM9CEiyseKbjp3W9ut0505NKiD6nj0OLRn7zRpnNVxBECnE485hkIe2-ARKCi2yLZgKc0dwXhCuqECouxqr1V5tqxZjQf54LhfczYdmqX2UASqLEIJ7e3A8C6CYjR_xMaCnJ8lYBkzeZZUiXW5t0UEmKVHPYwZ/s466/20240304_Todo%20est%C3%A1%20perdonado.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Todo está perdonado, de Rafael Reig." border="0" data-original-height="466" data-original-width="312" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiQvXlV2esMiiWOiF4fvdpo-1sBhavlIUM9CEiyseKbjp3W9ut0505NKiD6nj0OLRn7zRpnNVxBECnE485hkIe2-ARKCi2yLZgKc0dwXhCuqECouxqr1V5tqxZjQf54LhfczYdmqX2UASqLEIJ7e3A8C6CYjR_xMaCnJ8lYBkzeZZUiXW5t0UEmKVHPYwZ/w214-h320/20240304_Todo%20est%C3%A1%20perdonado.jpg" width="214" /></a></div>
<p>
En mi inocencia, empecé a leer <span style="color: #3366cc;"><b>Todo está perdonado</b></span> creyendo que sería fiel continuadora de <a href="https://trescorcheasyunasletras.blogspot.com/2009/12/sangre-borbotones.html" rel="nofollow" target="_blank">Sangre a borbotones</a>, la curiosa distopía del detective Carlos Clot en un Madrid surcado por canales navegables.
</p><p>
Además, <b>Rafael Reig</b> había ganado con ella el premio Tusquets, cuyo jurado la describió así: «Una novela compleja que, sin dejar de lado el humor, recupera la historia reciente de España y la reinterpreta con un enfoque inédito en la literatura hispana».
</p><p>
Pues bien, no me ha gustado nada. Nadaaaaaaaaaaa (grito de frustración). Un nuevo leño a la hoguera de descrédito sobre los galardones literarios en este país nuestro de los horrores.
</p><p>
Laura Gamazo, hija de un influyente empresario, muere envenenada en el Ritz en vísperas de su boda y el padre encarga aclarar los hechos a un equipo de investigadores: Antonio Menéndez, policía retirado y viejo amigo de la familia, Clot y otros agentes en activo que no pintan nada en la historia.
</p><p>
Pese a las desavenencias que surgen entre ellos, han de colaborar para cubrir todas las hipótesis posibles. En los bajos fondos y en las altas esferas. Cada una de ellas con peligrosas ramificaciones.
</p><p>
Entre tanto, la selección española de fútbol disputa el Campeonato de Europa a las órdenes de Luis Aragonés. Los corazones del país entero bombean pasión por que, de una maldita vez, rompan la barrera de los octavos de final.
</p><p>
Así se resumen el caso, los principales actores y el escenario.
</p><p>
¿Y el desarrollo? ¿Y el desenlace? Una absurdez, que me perdonen el jurado del premio, los críticos profesionales y hasta el espíritu del seleccionador. Un fracaso rotundo.
</p><p>
Si dijera que, en medio de la trama detectivesca, el autor introduce alguna que otra digresión, estaría dándole la vuelta a la realidad. Lo que hace es introducir retazos de trama en medio de monumentales digresiones.
</p><p>
El libro trata realmente de cómo las familias Gamazo y Menéndez adquirieron su estatus a partir de la Guerra Civil, un éxito a la sombra del régimen pero con el olfato de saber nadar y guardar la ropa. Y larguísimas peroratas futboleras que ironizan con lo idiotizada que está la gente con la pelota.
</p><p>
Tiene algunos hallazgos, de acuerdo, me resisto a que me invada una opinión tan negativa. Por ejemplo, un interrogatorio dentro de cierta secta que abomina de comuniones que no depositen la hostia directamente en boca, asoma con interés a mitad del volumen… Para desvanecerse en dos patadas.
</p><p>
Y la conclusión, despejando el móvil y los medios utilizados por los asesinos, se antoja fútil a más no poder. O las escenas de ayuntamiento morboso protagonizadas por Clot, que no hay quien las salve.
</p><p>
En fin, fatal.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-7249906013956258962024-02-26T22:39:00.005+01:002024-02-27T01:06:56.174+01:00Justicia<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> ¿Un hombre culpable e inocente? ¿Un abogado preso de la desesperación? «¿Justicia?».</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Muy bueno</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/0IO6OmTFcsw?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Concierto para piano nº 2 (II.Allegro appassionato), de Johannes Brahms</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWaV0XocicafIySIWqYIo8gJvy89HNurOW5njIq8aIzDBxyJ6IEjQGxbhlf92W20grIBhPkGELefXtfi715IpQHILkzK9S8z0fqf6PMgyH8ZsJPqNyR4U_jQMBxhVxd32IhgeF0RcYM03N0MPsOofOAZ7iUcTtcrh-AQaEdwSCHL0MDsydQEd2Q9NbrRLI/s1216/20240226_Justicia.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Justicia, de Friedrich Dürrenmatt." border="0" data-original-height="1216" data-original-width="809" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWaV0XocicafIySIWqYIo8gJvy89HNurOW5njIq8aIzDBxyJ6IEjQGxbhlf92W20grIBhPkGELefXtfi715IpQHILkzK9S8z0fqf6PMgyH8ZsJPqNyR4U_jQMBxhVxd32IhgeF0RcYM03N0MPsOofOAZ7iUcTtcrh-AQaEdwSCHL0MDsydQEd2Q9NbrRLI/w213-h320/20240226_Justicia.jpg" width="213" /></a></div>
<p>Uno de los dilemas presentados en el libro que comenté en la anterior entrada hace referencia a un juez con pruebas sobre la culpabilidad de un acusado pero conocimiento de que su obtención ha sido ilícita (han entrado en su domicilio sin una orden, por ejemplo, o esta se ha firmado de forma irregular después del arresto).
</p><p>
¿Qué debería hacer moralmente? Mirar hacia otro lado para castigar así los actos del criminal o preferir el imperio de la ley y que se vaya de rositas?
</p><p><span style="color: #3366cc;"><b>
Justicia</b></span>. Ley. ¿No son acaso lo mismo, al menos en un sistema democrático? ¿No? El suizo <b>Friedrich Dürrenmatt</b> abunda en esta disyuntiva a través de una novela con el título del primer concepto.
</p><p>
Todos sabemos que el doctor Isaac Kohler, adinerado consejero cantonal, es culpable de asesinato. El narrador nos lo deja claro desde el principio.
</p><p>
Ha pedido a su chófer que detenga unos minutos el auto en el que acompaña a un ministro británico hasta el aeropuerto. Se ha apeado con un revólver. Ha disparado sobre Winter mientras este almorzaba en el Du Thèâtre, delante de testigos, incluso del comandante de policía. Ha vuelto a salir.
</p><p>
Y es el propio fiscal Jämmerlin, una vez decretada la búsqueda, quien le estrecha la mano, petrificado, al sentarse a su lado en la sala de conciertos. Mozart, Brahms, Bruckner, ni pensar en interrumpir tal manifestación de cultura. Solo tras los largos aplausos es por fin detenido.
</p><p>
No se encuentra el arma durante las pesquisas, pero las demás evidencias no admiten duda. El juicio se celebra y la sentencia, veinte años entre rejas, es la que cabía esperar.
</p><p>
Pero un detalle continúa tan oscuro como el paradero del revólver: ¿por qué apretar el gatillo? No tiene ningún motivo, responde Kohler. Un atentado contra la lógica.
</p><p>
El consejero contrata entonces a un joven e idealista abogado, Spät, para que parta de la hipótesis opuesta a la reconocida: su inocencia. Nada de locuras o atenuantes. Discutiendo su propia palabra, le pide demostrar un imposible: «lo hizo pero no lo hizo».
</p><p>
¿Puede haber algún agujero? ¿Y si Spät consiguiera de hecho trenzar una historia alternativa para exonerarlo, quizá en contra de su misma voluntad?
</p><p>
¿Una en la que las diferentes figuras del drama —Hélène, la hija del reo, el abogado estrella Stüssi-Leupin, el profesor Knulpe, el arquitecto Friedli, el detective privado Lienhard, el doctor Benno, Monika Steiermann, Lucky…— parecen jugar al billar sobre un tapete, buscando el mayor número de carambolas para que la vida continúe en la plácida sociedad alpina?
</p><p>
¡Se va a librar! ¡Lo va a conseguir! ¡Y vuela a un exilio dorado en el extranjero, donde no podrán reclamarlo!
</p><p>
Y Spät, ahogado entre las paredes de una botella, proscrito en la profesión, arrastrándose en casos menores del hampa, es el propio narrador.
</p><p>
Con una última esperanza: que Kohler pague algún día. Y que sea su mano temblorosa por el alcohol la ejecutora.
</p><p>
Reseñable obra, ya lo creo. Muy a tener en cuenta.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-52676255509507343022024-02-18T23:57:00.026+01:002024-02-26T01:44:17.253+01:00Aristóteles va a juicio<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Derecho, falacias, tautologías, dilemas, sesgos… La verdad…</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Muy interesante</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/qPAjKeR1wsw?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Matar a un ruiseñor, de Elmer Bernstein</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQ0DKSDebzri1vc0QLkbWPSiS6HoCh5IHfmqaOk5AK4mGOWELB2S9zxlJZZ5tEaOFXO2eukL_U1pwp0xhlwugxVOBou1blAf_2WbTfMPq6p6k-lTq7Wu3dewbtlXuyjRh3J11ZQl4JPdH398dpMlUcDh_6EkbgQSVpVazUiovrDTfjjpR8vyzglAGhPl64/s1050/20240218_Arist%C3%B3teles%20va%20a%20juicio.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Aristóteles va a juicio, de Daniel Peres Díaz." border="0" data-original-height="1050" data-original-width="682" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQ0DKSDebzri1vc0QLkbWPSiS6HoCh5IHfmqaOk5AK4mGOWELB2S9zxlJZZ5tEaOFXO2eukL_U1pwp0xhlwugxVOBou1blAf_2WbTfMPq6p6k-lTq7Wu3dewbtlXuyjRh3J11ZQl4JPdH398dpMlUcDh_6EkbgQSVpVazUiovrDTfjjpR8vyzglAGhPl64/w208-h320/20240218_Arist%C3%B3teles%20va%20a%20juicio.jpg" width="208" /></a>
</div>
<p>
El título completo es largo: <span style="color: #3366cc;"><b>Aristóteles va a juicio. Manual de argumentación filosófica y jurídica</b></span>.
</p><p>
(Por cierto, creo que Cartago debe ser destruida).
</p><p>
En primera instancia, el volumen de <b>Daniel Peres Díaz</b> parece dedicado a los profesionales de una ciencia social concreta. Se clasifica bajo el epígrafe de <i>Filosofía del derecho y derecho natural</i>.
</p><p>
Ah, pero no. Hay otras instancias por encima y su recorrido es más amplio: «examinar y someter a discusión los fundamentos mismos de la argumentación racional».
</p><p>
En Roma, por ejemplo, si no sabías ganar casos con tu labia, independientemente de las evidencias, no eras nadie en el foro. ¡Amigos, romanos, compatriotas...!
</p><p>
Aunque los sistemas legales occidentales, al correr de los siglos, intentaron incorporar una serie de principios para que la justicia no dependiera —no del todo— de presunciones, pruebas circunstanciales o el humor del magistrado de turno.
</p><p>
Intentaron conectar con la «lógica». Qué complejo puede llegar a ser el término…
</p><p>
El capítulo de apertura, <i>Las locas historias de la lógica</i>, se dedica a aclarar un poco esta complejidad, ofreciendo ejercicios, paradojas, malentendidos semánticos o esquemas de inferencia. Aristóteles nos observa desde la tribuna con atención.
</p><p>
Si cruzamos el capítulo segundo, entramos en el dominio de las <i>falacias, sesgos y otros desvaríos argumentativos</i>.
</p><p>
Hoy en día, y en cualquier ámbito de discusión, la línea en boga consiste en gritar más, soltar barbaridades populistas, medias mentiras, cifras incomprobables, hechos fuera de contexto, desviar la atención hacia otro tema o apelar a «las tripas» de la audiencia, las emociones más saurianas.
</p><p>
(No os olvidéis de Cartago, hay que borrarla del mapa).
</p><p>
¡Que la falacia sea la reina!
</p><p>
Peres hace un recorrido por falacias clásicas (<i>ad hominem</i>, <i>ad populum</i>, <i>reductio ad absurdum</i>…) y nos anima a reconocerlas y saber cómo contragolpear si nos las tiran a la cabeza.
</p><p>
Carga contra las tautologías con ejemplos reales de declaraciones de insignes políticos y tampoco se olvida de los sesgos cognitivos que nos afectan a nivel subconsciente.
</p><p>
Con lo cual alcanzamos el capítulo tres: <i>Algunas técnicas y problemas de argumentación jurídico-filosóficos</i>.
</p><p>
Este podría ser el más especializado o circunscrito al ejercicio de las leyes. No obstante, como señalaba al principio, la amplitud de recorrido nos permite a las personas ajenas a su mundo obtener enseñanzas de él.
</p><p>
Uso, abuso o distorsión de los términos. Los dilemas. La importancia de los recursos audiovisuales. La importancia del sexo en el argumento.
</p><p>
(Al menos, eso sugieren ciertas sentencias y votos particulares de muestra).
</p><p>
Y, sobre todo, un apartado con enjundia: la complicada relación entre el derecho y la verdad. Tema que es ojo derecho y objeto de investigación en la carrera del autor, según nos cuenta.
</p><p>
Nada más. Veredicto de «muy interesante» por mi parte.
</p><p>
(P.D.: <i>Delenda est Carthago</i>).
</p>
<hr />
Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-33350887738852808652024-02-11T12:40:00.008+01:002024-02-24T14:25:33.853+01:00El abuelo que volvió para salvar el mundo<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Nuevas aventuras de Jonas Karlsson en el loco mundo de nuestros días.</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Divertido</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✩</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/KhkJxll4qJE?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Joyride, de Roxette</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfHww7q6DeeCE2jhBl95kRHqsbxNDBW70p8yrzuXkq-SYqUU6KSV8C4vXOw1XKR7BK-1JEow45kVRock5I-e4PRserG-G-Q9VqBXv3AGf2yoJU-GGDyezOxlDpr-9A9FYGxHnpr2ClzbwuVLEm8AWKG2DFxb1aej22rBbKNsnb4pQWzKFht_2xi0PG98G8/s1500/20240211_El%20abuelo%20que%20volvi%C3%B3%20para%20salvar%20al%20mundo.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro El abuelo que volvió para salvar el mundo." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="936" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfHww7q6DeeCE2jhBl95kRHqsbxNDBW70p8yrzuXkq-SYqUU6KSV8C4vXOw1XKR7BK-1JEow45kVRock5I-e4PRserG-G-Q9VqBXv3AGf2yoJU-GGDyezOxlDpr-9A9FYGxHnpr2ClzbwuVLEm8AWKG2DFxb1aej22rBbKNsnb4pQWzKFht_2xi0PG98G8/w200-h320/20240211_El%20abuelo%20que%20volvi%C3%B3%20para%20salvar%20al%20mundo.jpg" width="200" /></a></div>
<p>
Qué habilidad para escribir tiene <b>Jonas Jonasson</b>.
</p><p>
Debido a la suspicacia que suele rodear a las segundas partes, no era muy previsible que consiguiera superar a la inefable <span style="color: #3366cc;">El abuelo que saltó por la ventana y se largó</span>, vehículo de su estrellato. Sin embargo…
</p><p>
No se queda demasiado lejos. Lo único que pierde un poco <span style="color: #3366cc;"><b>El abuelo que volvió para salvar al mundo</b></span>, inevitablemente, es la «frescura». La capacidad de sorprendernos con las andanzas de sus personajes.
</p><p>
Ya conocemos a Allan Karlsson, el jubilado que, coincidiendo con su centésimo cumpleaños, decidió que la vida en la residencia de ancianos resultaba poco estimulante para él.
</p><p>
Teniendo en cuenta los «amigos» —o no tanto— que había hecho en el pasado: Franco, Stalin, Mao, Churchill, de Gaulle, Nixon, Kim Il-sung…
</p><p>
Allan y Julius Jonsson, su cómplice, descansan ahora en la isla de Bali con una pila de millones. El ritmo de vida que llevan hace historia en el hotel.
</p><p>
Por ello, el director se muestra encantado de regalar a los caballeros suecos un móvil (inútil cacharro) y una tableta negra que, ese aparato sí, fascina a nuestro protagonista. ¡La de cosas que se ven por ella! ¡Lo que pasa en el planeta!
</p><p>
Y, cuando el dinero se acaba y entran en números rojos, ¿qué mejor solución que soltar las amarras del globo aerostático alquilado y dejarse llevar por los vientos?
</p><p>
Siempre con la tableta negra, que no deja de consumir datos en itinerancia, para extrañeza de los contables del hotel, como talismán de su suerte.
</p><p>
El globo cae en la inmensidad del océano, pero no importa. El <i>Fuerza y honor</i>, un carguero norcoreano que cumple una misión especial para el amado líder relacionada con el uranio, navega casualmente por esas coordenadas.
</p><p>
¿No había trabajado Allan con un tal Oppenheimer, el creador de cierto artefacto poco recomendable para la salud basado en el mismo elemento químico? A partir de ahí, se desarrolla un humor tipo «camarote de los hermanos Marx».
</p><p>
Con la inestimable colaboración de Kim Jong-un, Trump, Putin, Merkel, la ministra de asuntos exteriores Wallström, los nazis de la hermandad aria, sucursal escandinava, los nuevos amigos de la pareja en los negocios de los espárragos, los ataudes personalizados, la videncia…
</p><p>
Aunque los cuatrocientos kilos de material nuclear de contrabando que quiere adquirir el hombrecito de Pionyang podrían hacer peligrar cualquier negocio al que se dediquen. Tendrán que remangarse para solucionarlo.
</p><p>
Si ya no consigue el efecto sorpresa, como señalaba al principio, no por ello desmerece en su cualidad principal:
</p><p>
Es una novela muy divertida.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-54577100628551200582024-02-05T21:39:00.010+01:002024-02-24T14:28:20.542+01:00Un cadáver en el Congreso<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Historia de Podemos desde dentro.</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Bueno</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✩</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/Qbn-1xXyqDs?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Fábula de los tres hermanos, de Silvio Rodríguez</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCP65nAdMYCPu6NfIQoRUuHVwQ6ObtxBMYlYDV9LFM3VEHngiwHe1gbFGMt9aqq2utRD27YGgmig9dh8_9cYtkQZ9ErZuJo4beVDjVujYsEWhAVRfQdENA629FV5KnlX8OCl4xZ_1glq2dlmWI8ZdR1_CBMs20yTg30mwN3Y23pRZGiU7FHYXpQDoCqIAe/s1166/20240205_Un%20cad%C3%A1ver%20en%20el%20Congreso.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Un cadáver en el Congreso, de Sergio Pascual Peña." border="0" data-original-height="1166" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCP65nAdMYCPu6NfIQoRUuHVwQ6ObtxBMYlYDV9LFM3VEHngiwHe1gbFGMt9aqq2utRD27YGgmig9dh8_9cYtkQZ9ErZuJo4beVDjVujYsEWhAVRfQdENA629FV5KnlX8OCl4xZ_1glq2dlmWI8ZdR1_CBMs20yTg30mwN3Y23pRZGiU7FHYXpQDoCqIAe/w211-h320/20240205_Un%20cad%C3%A1ver%20en%20el%20Congreso.jpg" width="211" /></a></div>
<p>
Vaya, esto sí que es una sorpresa…
</p><p>Los demás asistentes a la promoción del libro parecen encantados de conocerse. Conocerse a sí mismos, quiero decir. Después de la charla del autor, sus intervenciones tienen un tono monocorde: qué guapos somos, qué buenos, qué justos, lo que hemos luchado, el que no esté con nosotros es un fascista...
</p><p>
Caricaturizo la escena, pero lo cierto es que, discretamente sentado en la última fila, empiezo a encontrarme fuera de sitio. Desafecto. Carne en potencia de <i>gulag</i>.
</p><p>
Impresión acentuada cuando se me ocurre levantar la mano y observar que la lucha por el poder parece corromper a quienes ansían por encima de todo conservarlo (ecos de Tolkien…).
</p><p>
Corono la impertinencia con una pregunta retórica: «¿No podría aplicarse el dicho de que la utopía de unos es el infierno de otros?».
</p><p>
El autor, que no da signos de haberme hecho mucho caso (tampoco le culpo), deja pasar unos segundos en silencio para que me arrepienta y zanja la duda con una condescendiente finta dialéctica: «No estoy de acuerdo con tus premisas. Conozco a gente que no se ha corrompido». Fin del tema.
</p><p>
Luego me dedica mi ejemplar ya que, a pesar de la quemazón, me apetece leerlo y no dejarme llevar por los prejuicios: «Ojalá la historia nos convenza a todos de que las utopías son posibles».
</p><p>
Y, mira por dónde, acabamos volviendo al primer párrafo de la entrada: sí que es una sorpresa.
</p><p>
<b><span style="color: #3366cc;">Un cadáver en el Congreso</span></b> resulta un libro interesantísimo para visualizar mejor la película de los últimos quinquenios políticos en las Españas.
</p><p>
No sé si <b>Sergio Pascual Peña</b> se mostraría de acuerdo, pero concluyo de sus palabras que… ¡yo tenía perfectas razones para manifestarme inquieto!
</p><p>
O el poder corrompe tras haber probado sus mieles o quienes lo adoran como última meta, carcomidos por intereses personales, llevan en sí la semilla de pequeños tiranos y solo es preciso un empujoncito que los haga quedar en evidencia.
</p><p>
Para concretar, lo que tenemos en estas páginas es una crónica de primera mano sobre Podemos, el movimiento que tanta influencia llegó a acumular antes de volatilizarse —pasó al estado gaseoso, que no desapareció, al menos en cuanto a siglas—.
</p><p>
De primera mano porque la cuenta alguien que tomó parte activa en su diseño, despegue electoral y, como «vil reptil trotskista» —lo siento, no puedo resistirme a utilizar una terminología de tan profundo calado en el siglo XX—, fue expulsado del paraíso —moquetas y despachos del Congreso— por el amado líder.
</p><p>
Un camarada más en la larga fila de víctimas de cócteles molotov entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón y sus respectivas guardias.
</p><p>
<span style="color: #3366cc;">Del sí se puede al no se quiere</span>. Sueños de regeneración asamblearia transformados en pesadilla fratricida, con numerosos nombres y apellidos por medio. Quítate tú, que ahora me toca a mí. ¿Eran los que venían a salvarnos? ¿De verdad?
</p><p>
Aunque, lo más curioso, ¡Pascual sigue defendiendo la validez del proyecto! ¡Le ofrece su adhesión inquebrantable! ¡Después de ver lo que ha visto!
</p><p>
Me recuerda a aquella <a href="https://trescorcheasyunasletras.blogspot.com/2022/07/el-cero-y-el-infinito.html" rel="nofollow" target="_blank">novela de Arthur Koestler</a> en la que el protagonista consideraba que el partido había de tener razón en acusarle de traidor porque el partido ha de tener razón por naturaleza…
</p><p>
Bueno, pues me alegro de haberlo leído y lo recomiendo. Las enseñanzas que cada uno obtenga de él, eso ya… Que se entienda lo que se quiera entender.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-87760458059376979962024-01-29T23:57:00.032+01:002024-02-24T14:30:35.446+01:00Las preguntas de la vida<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> «Filosofar» como ejercicio para una vida plena.</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Muy bueno</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✮</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/AOwVB7V0kMA?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Centro di Gravità Permanente, de Franco Battiato</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-Mm3rEeliTCMhEFBahyScF3HTv-GcNIp7lBKRoZPnLfX_UCXPqmbAZ7vWM8ycbpy8nr_Y-phorDc9K8Iz77Gnf4hsnHFJKbyeyeTgwjAma_91JZvBtE7PxEZ7lDCGpeATG5y8Fb_c1NzMCcE5PAS4MQ-YoBix0WOEtG3YSlV-gk6cDchS2XPFq2VgUjjA/s1500/20240129_Las%20preguntas%20de%20la%20vida.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Las preguntas de la vida, de Fernando Savater." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="1014" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-Mm3rEeliTCMhEFBahyScF3HTv-GcNIp7lBKRoZPnLfX_UCXPqmbAZ7vWM8ycbpy8nr_Y-phorDc9K8Iz77Gnf4hsnHFJKbyeyeTgwjAma_91JZvBtE7PxEZ7lDCGpeATG5y8Fb_c1NzMCcE5PAS4MQ-YoBix0WOEtG3YSlV-gk6cDchS2XPFq2VgUjjA/w219-h320/20240129_Las%20preguntas%20de%20la%20vida.jpg" width="219" /></a></div>
<p>
Ahora que han purgado a <b>Fernando Savater</b> de una cabecera que, sumida en su propio descrédito, hace ya mucho que perdió la calificación de periodística, me parece un buen momento para revisitar a este autor. Y seguir reivindicando su trabajo.
</p><p><span style="color: #3366cc;"><b>Las preguntas de la vida</b></span> es el ambicioso y acertado título que quisiera traer hoy al blog.
</p><p>
Me gustaría insistir en la importancia de la filosofía como concepto sobre el que apuntalar un «aquí y ahora» digno, donde la existencia consciente suponga algún tipo de plenitud intrínseca. Solo algún tipo.
</p><p>
Por supuesto, filosofar no es un fin en sí, sino un medio. Apela a la infinita curiosidad con que nacemos para intentar explicarnos el entorno.
</p><p>
¿No preguntan los niños sus dudas por instinto, antes de quedar a menudo aborregados cuando van creciendo? ¿Por qué les cortamos —nos cortamos— las alas, predicando «certezas» acomodaticias?
</p><p>
¿Preferimos renunciar a una vuelta adicional de tuerca que ponga a prueba los sillares de nuestro conocimiento? ¿Queremos que nos lo den todo mascado? ¿No intuimos que quizá nos apoyemos en una cueva de ignorancia?
</p><p>
Savater plantea cuestiones con el significado literal del término: «pregunta que se hace con intención dialéctica para averiguar la verdad de algo». No interrogantes con respuestas cerradas a cal y canto, y que ni se les ocurra chistar a los lectores.
</p><p>
De hecho, defiende «las filosofías», con énfasis en el plural. ¿De qué cuestiones hablamos en concreto?
</p><p>
La muerte. La razón. El «yo» hacia adentro y hacia afuera. La singularidad o similitud humana en relación con el resto de especies del planeta y aún más allá, con el universo. La libertad. La naturaleza. La convivencia. La belleza. El tiempo…
</p><p>
En cada una nos proporciona herramientas, reflexiones extraídas de los grandes pensadores, con ánimo de estimular nuestra mayor riqueza: la capacidad de analizar, comprender y transmitir información, desarrollando vínculos positivos en el proceso.
</p><p>
Sus capítulos se convierten así en diálogos con nuestra propia conciencia y con los demás. Que la vida tenga o no sentido —como expone en el jugoso epílogo— no significa ni de lejos que sea absurda.
</p><p>
En suma: que no decaiga, don Fernando. Siga acompañándonos con sus textos, por favor.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-21857778181553591512024-01-26T19:36:00.015+01:002024-02-29T17:13:16.492+01:00Going Home<p>Viernes noche. <b>Mark Knopfler</b> toca <b><i><span style="color: #3366cc;">Going Home</span></i></b>.</p>
<p></p>
<br />
<div align="center"><iframe allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="" frameborder="0" height="280,9" src="https://www.youtube.com/embed/DfXUyQsmXRk?si=HaJYPUZ_6w_87KPt" title="YouTube video player" width="424"></iframe></div>Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-29747970251722346032024-01-18T20:53:00.028+01:002024-02-24T14:34:27.919+01:00Un cubo de aire<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> La imaginación polifacética de Fritz Leiber, al servicio de sus relatos.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Bueno</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✩✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/7chY4yXr220?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Sky Captain and the World of Tomorrow, de Edward Shearmur</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieLfe-9J-OA6j1Ks4at0Xl_HgIDZzlOcRQwi48W9G0N2AiGsDhPS0YTTROyFadfJmTaj3JL_D6HgU1p9aMz6M2FmZ6B9p5okq4FI1Jomy_T5AfSAQ-zds6ejjSnqTQbxKaqhptQmJIQH54Ue5PWlpMzowLgtzHNHGRDj1dZutK0jQq3jmNHvFVyLRbWnzC/s900/20240118_Un%20cubo%20de%20aire.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Un cubo de aire, de Fritz Leiber." border="0" data-original-height="900" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieLfe-9J-OA6j1Ks4at0Xl_HgIDZzlOcRQwi48W9G0N2AiGsDhPS0YTTROyFadfJmTaj3JL_D6HgU1p9aMz6M2FmZ6B9p5okq4FI1Jomy_T5AfSAQ-zds6ejjSnqTQbxKaqhptQmJIQH54Ue5PWlpMzowLgtzHNHGRDj1dZutK0jQq3jmNHvFVyLRbWnzC/w213-h320/20240118_Un%20cubo%20de%20aire.jpg" width="213" /></a></div>
<p><b>Fritz Leiber</b> era un estupendo escritor, aún retengo libros suyos sin problemas en mi cada vez más comprometida memoria.
</p><p>
Y si este no me parece de los más destacados, teniendo en cuenta otros antecedentes, sí obtiene al menos un meritorio notable.
</p><p>
<b><span style="color: #3366cc;">Un cubo de aire</span></b> recopila cuentos dentro del marco de la ciencia ficción, un género bastante amplio en cuanto a los temas y planteamientos que admite.
</p><p>
En este caso, una ciencia ficción más de «entorno» que de estricto sendero conductor de las historias.
</p><p>
Por ejemplo, <i>El manicomio de los 64 cuadros</i> se ambienta en un torneo de ajedrez. Narra las vicisitudes de varios jugadores para intentar vencer a «la máquina», el cerebro electrónico que amenaza con sustituirlos a todos en los tableros.
</p><p>
El original <i>Rump-Titty-Titty-Tum-Tah-Ti</i> se ocupa de un cuadro con manchas de pintura trazadas al azar y una melodía. Ambas, por alguna razón, comienzan a influir obsesivamente en la vida de millones de personas.
</p><p>
<i>Un cubo de aire</i>, que da título al conjunto, es lo que el joven narrador sale a buscar del minúsculo refugio donde él y su familia sobreviven después de la catástrofe que ha alejado la trayectoria terrestre de la del Sol.
</p><p>
<i>El grupo beat</i> describe a una comunidad de hippys que van a su aire más allá de la estratosfera, y el mandato de desahucio que reciben para obligarlos a volver al suelo firme.
</p><p>
<i>Las zorreras de Marte</i> nos introduce en una surrealista guerra de trincheras entre alienadas tropas humanas y nativos del planeta rojo.
</p><p>
Y así, hasta alcanzar la decena de imaginativas situaciones: el colapso que amenaza al sistema de correos tras enviar alguien una carta manuscrita, los efectos de inyectar helio para que las hogazas de pan sean más esponjosas…
</p><p>
Vale la pena.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-25257406431049238132024-01-11T00:19:00.011+01:002024-02-24T14:05:58.463+01:00La especie elegida<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Qués y porqués del ser humano a lo largo del camino evolutivo.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Muy bueno</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✮</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/n1YuYgNaDR8?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> En busca del fuego, de Philippe Sarde</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDIM5bQrZJ_qkTL7GhAI2Hn1FjQl7qquEMcg_Nn7cbSDNT-Hw5djhGDfjDNfgLWr8Pxc1QCyvg8DvOE0jEyhkeI2lPhRvf0qmm1tiwqpEB27HNpqT3EWMZrqPx8IHzoTxeYU8iTUHJ3yGFGAXB1ajd2eRBi6zYsjRXfrBH2u7Bec92GVBBXJ87BvuoWPwo/s1500/20240111_La%20especie%20elegida.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro La especie elegida, de Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="981" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDIM5bQrZJ_qkTL7GhAI2Hn1FjQl7qquEMcg_Nn7cbSDNT-Hw5djhGDfjDNfgLWr8Pxc1QCyvg8DvOE0jEyhkeI2lPhRvf0qmm1tiwqpEB27HNpqT3EWMZrqPx8IHzoTxeYU8iTUHJ3yGFGAXB1ajd2eRBi6zYsjRXfrBH2u7Bec92GVBBXJ87BvuoWPwo/w209-h320/20240111_La%20especie%20elegida.jpg" width="209" /></a></div>
<p>
<span style="color: #3366cc;"><b>La especie elegida</b></span> fue el primer título publicado por <b>Juan Luis Arsuaga</b>, según veo en la lista de su copiosa bibliografía. Lo escribió junto a <b>Ignacio Martínez</b>.
</p><p>Y no es que hace más de veinte años apuntara maneras, como suele decirse, sino que ya en aquel entonces tenía mucho que contarnos.
</p><p>
Empiezo el comentario por un detalle: la reconocida capacidad para comunicar de nuestro paleontólogo de cabecera.
</p><p>
A partir de un barro prometedor, las habilidades narrativas «evolucionan» con la práctica. No esperemos que un hálito divino toque el dedo con un bolígrafo y hala, el genio divulgativo surja sin hoja de parra desde el primer minuto.
</p><p>
Valga la broma para explicar que Arsuaga tiene obras posteriores más ajustadas a ese estilo clarificador que lo afama. En la que hoy nos ocupa, quizá haya veces en que el torrente de información la encamina hacia la lectura de ojos especializados.
</p><p>
Por ejemplo, los exhaustivos detalles sobre la anatomía de los diferentes parántropos y homínidos candidatos a coronarse como reyes del planeta no parecen alejarse mucho de una asignatura universitaria.
</p><p>
Habiendo hecho la «advertencia», el contenido en sí de <span style="color: #3366cc;">La especie elegida</span> es sin duda para matrícula. Qué viaje tan increíble a través de los que fuimos, lo que somos y… ¿lo que podríamos ser?
</p><p>
Constreñidos a la duración de nuestras vidas, comprender con espíritu humilde la inmensidad del camino recorrido y, a la vez, su insignificancia en comparación con la edad y avatares de la casa donde pisamos, se convierte en una tarea imprescindible.
</p><p>
¡Tantos enigmas, eslabones aún por forjar en el libro del conocimiento y otras tantas huellas desenterradas que por fin dan luz a las preguntas!
</p><p>
Y qué número de variables tan asombroso se encuentra en el molde: el clima, los cambios del entorno, las transformaciones de los músculos, los huesos, el encéfalo, la alimentación, las relaciones beneficiosas para el grupo, el lenguaje…
</p><p>
No me extiendo más, pero hacedme caso: un texto absolutamente recomendable para aprender.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-16672028016450678572024-01-01T23:04:00.023+01:002024-02-26T00:53:40.219+01:00Feliz 2024<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZkeHP8S1uQN70vb9OpB8eXSSiN6T2f5UupTA6dSFizswCsSTRYD2XhTRU16WH8PrYH6lHN55GsEUlhfNHu4xlOy6dU1Lfo8Vbd2_BqBQl2ApKsn8S8_PfrPjqgm33JcsYSBdvnrz3Tnro1TbeBcimcSh4-ZkRB2qYacJuVXBhHN1V8GS_JysPujua7Zxt/s1200/Tres%20corcheas%2020240101.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Corazón roto sobre una pared de Jerusalén. Paz." border="0" data-original-height="797" data-original-width="1200" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZkeHP8S1uQN70vb9OpB8eXSSiN6T2f5UupTA6dSFizswCsSTRYD2XhTRU16WH8PrYH6lHN55GsEUlhfNHu4xlOy6dU1Lfo8Vbd2_BqBQl2ApKsn8S8_PfrPjqgm33JcsYSBdvnrz3Tnro1TbeBcimcSh4-ZkRB2qYacJuVXBhHN1V8GS_JysPujua7Zxt/w640-h424/Tres%20corcheas%2020240101.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<p>Saqué esta foto en una calle de la ciudad vieja de Jerusalén.
</p><p>
¡Qué absurdo! ¡Qué imposible! ¡Qué contrasentido!
</p><p>
Pero no, he dicho imposible y no. No lo es. Solo hacemos que a veces lo parezca.
</p><p>
Alguien dibujó este simple trazo sobre un muro blanco. Una mano y un deseo anónimos, un ansia con millones de nombres detrás.
</p><p>
De ojos que desean ver, oídos que desean oír, manos que desean tocar, consolar, abrazar…
</p><p>
De seres humanos tan agotados que su ruego parece ya pequeño, sin fuerza.
</p><p>
Por eso, con la alegría de un dibujo, antes de que llegue el mundo donde nada importe y las voces de esos millones hayan enmudecido tras los muros blancos…
</p><p>
Feliz 2024. Paz.
</p>
<hr />
<div class="corcheas"><div style="text-align: center;"><a href="https://youtu.be/sCEkAFL53k4?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: x-large;"><span style="font-style: normal;"><b>♪♪♪ </b></span></span>Concierto para oboe (II.Adagio), de Benedetto Marcello</a></div></div>Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-50891442680608854012023-12-26T22:40:00.035+01:002024-02-24T14:49:09.733+01:00El cielo no tiene favoritos<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Vivir rápido sin mirar atrás cuando «mañana» puede no tener significado.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Extraordinario</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✮</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/SUp6TutTUyc?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> 'Round Midnight, de Ute Lemper</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHTt3Kho-8MfL7iYWtijXZ0fFXUu1EIoef8MIQXC0w_zbgZL57Dguv3MaL0BimtUr5jeQ1Zy61YDzSKGZqmfFLp-CigvI2ddSjRkDyRW4JU04YfQ7vwZJ-0nCOxUJrAApXhOrYFhwSKwtRZrOlDcCPvTxL139k9QSFTlfajuINtOdRVLEUu0e_AaO1U3Ak/s750/20231226_El%20cielo%20no%20tiene%20favoritos.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro El cielo no tiene favoritos, de Erich Maria Remarque." border="0" data-original-height="750" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHTt3Kho-8MfL7iYWtijXZ0fFXUu1EIoef8MIQXC0w_zbgZL57Dguv3MaL0BimtUr5jeQ1Zy61YDzSKGZqmfFLp-CigvI2ddSjRkDyRW4JU04YfQ7vwZJ-0nCOxUJrAApXhOrYFhwSKwtRZrOlDcCPvTxL139k9QSFTlfajuINtOdRVLEUu0e_AaO1U3Ak/w213-h320/20231226_El%20cielo%20no%20tiene%20favoritos.jpg" width="213" /></a></div>
<p>Es curioso que un libro al que he llegado «de rebote», fiando en el azar, me haya causado una impresión tan positiva.
</p><p><span style="color: #3366cc;"><b>El cielo no tiene favoritos</b></span>. Pero yo sí.
</p><p>
Cuando pensamos en algún título escrito por <b>Erich Maria Remarque</b>, lo más probable es que recordemos clásicos como <a href="https://trescorcheasyunasletras.blogspot.com/2017/11/sin-novedad-en-el-frente.html" rel="nofollow" target="_blank">Sin novedad en el frente</a> o quizá su secuela, <span style="color: #3366cc;">Después</span>. Es tanta la fuerza que transmiten, que han eclipsado el resto de su obra.
</p><p>
Y sin embargo, esa obra existe. Con una calidad novelística que hace injusto su estado de semipenumbra.
</p><p>
En efecto, la sabiduría de Remarque le permite dar vida a unos personajes tan complejos, tan humanos, que casi saltan de las páginas: Clerfait y Lillian son los nombres principales, pero el elenco que los acompaña, aun con roles más pequeños en la historia, está a parecida altura.
</p><p>
Una historia que nos habla de dos personas que se conocen sin buscarse, que saben que el futuro puede ser más breve que el pasado y que deciden quemar el aire que les quede juntos.
</p><p>
Clerfait es un piloto de carreras que, a su edad, ya no compite al nivel de los más jóvenes. Descreído, cínico ante el peligro, sin sueños, cada nueva prueba le acerca a la única meta que jamás ha deseado cruzar: la decadencia.
</p><p>
Lillian se consume lentamente en un sanatorio de las montañas suizas para enfermos de tuberculosis. A sus veinticinco años, la velocidad entre etapas que pasa ante los ojos de Clerfait es la que ella desearía experimentar.
</p><p>
Sin ataduras, sin lágrimas ni remordimientos, sin importar el mañana. Solo por obtener la esencia de un minuto más antes de la «partida», como denominan en la clínica al momento en que los pacientes dejan libre su habitación.
</p><p>
Acercamiento. Pasión. Separaciones. Planes para una noche, para un hotel, para un viaje en el rugiente automóvil de Clerfait, sin preocuparse más allá de la siguiente curva.
</p><p>
Dos espíritus en una Europa donde el recuerdo de la guerra apenas ha comenzado a difuminarse. Sin rumbo o, mejor dicho, con múltiples faros que los llaman con su luz: los Alpes, Sicilia, Venecia, París…
</p><p>
Y una forma de narrar tan asombrosamente elegante y profunda, donde cada frase, cada diálogo y reflexión disfrutan de pleno sentido, que resulta imposible no ratificar a su autor en el puesto que merece dentro de la literatura universal.
</p><p>
Extraordinario.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-50486446532119625332023-12-19T21:33:00.006+01:002024-02-29T17:16:23.107+01:00Entre el querer y el deber<p>
Siempre ha habido clases: un poco más ricos y un poco más pobres.
</p><p>
La clase de personas que dan y aquella que recibe.
</p><p>
Los creadores y quienes los vemos y escuchamos, dictaminando con entusiasmo, magnanimidad o cara severa lo que nos parece.
</p><p>
<b>Paula Blafe</b> crea. Da. Comparte.
</p><p>
Y en el lado «pobre» del escenario aplaudimos porque es lo mínimo con que podemos recompensar la música, las palabras que salen de su garganta.
</p><p>
Cada vez que asisto a un concierto de esta cantautora salgo con la sensación de que he estado en el mejor lugar y el mejor tiempo posibles. Además acaba de lanzar el primer <i>single</i> de su primer disco, así que…
</p><p>
Sigamos compartiendo: <b><span style="color: #3366cc;">Entre el querer y el deber</span></b>.
</p>
<br />
<div style="text-align: center;"><iframe allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="" frameborder="0" height="280,9" src="https://www.youtube.com/embed/AMOj4gdcw2w?si=ZP-fStY6gDO_uWR4" title="YouTube video player" width="424"></iframe></div>Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-35450428717745447792023-12-11T22:52:00.012+01:002024-02-24T15:00:32.287+01:00Amo del espacio<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Relatos de la Edad de Plata de la ciencia ficción.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Entretenido</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✩✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/ubeZhF56yAQ?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> The Lost Galaxy, de Ettore Stratta</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhclwEzRUYn3aUudBoifvRJX7vtkwlW4mIb6twBdH3noSQzKD7qWTRPbp0Xfp54Qv5NP9hLy-sZWEi2y90irIDJtxeEYyUxHuSsrkixeLMJtBfs4bnD7I7-1dhF7CNwTOFjkLU7JU3PMiGHIT7M-ynIAwt2qyGMwwxfXgfVRB5Nnaq6wJHAL4yZx4slZPeD/s900/20231211_Amo%20del%20espacio.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Amo del espacio, de Fredric Brown." border="0" data-original-height="900" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhclwEzRUYn3aUudBoifvRJX7vtkwlW4mIb6twBdH3noSQzKD7qWTRPbp0Xfp54Qv5NP9hLy-sZWEi2y90irIDJtxeEYyUxHuSsrkixeLMJtBfs4bnD7I7-1dhF7CNwTOFjkLU7JU3PMiGHIT7M-ynIAwt2qyGMwwxfXgfVRB5Nnaq6wJHAL4yZx4slZPeD/w213-h320/20231211_Amo%20del%20espacio.jpg" width="213" /></a></div>
<p>Después de lecturas un poco densas me apetece zambullirme en algo más «suave». Más de entretenimiento puro, sin dudas estratosféricas por medio. ¿Estratosféricas? Ah, pues no es mala idea la de abandonar nuestra gravedad al efecto.
</p><p>
El título en el que vienen a fijarse mis ojos escrutadores es <span style="color: #3366cc;"><b>Amo del espacio</b></span>. Cuenta atrás para la ignición…
</p><p>
Junto a los nombres indiscutibles del tipo de Bradbury, Dick, Asimov, esos que arrastran legiones de seguidores en su estela, tenemos a otros que, como orfebres en su taller de escribir, nos ofrecen muestras del género quizá no tan épicas pero de satisfacción segura para los aficionados.
</p><p>
<b>Fredric Brown</b> podría ser perfectamente uno de los representantes de este grupo, celebrado en los círculos internos de la Edad de Plata sin llegar a alcanzar el reconocimiento «a pie de calle» que sus rasgos de originalidad merecen.
</p><p>
Su novela más famosa debe de ser la divertida <span style="color: #3366cc;">Marciano, vete a casa</span>, en la que fantasea con una invasión sui géneris de los habitantes del mundo vecino. No obstante, Brown dio a la imprenta numerosos cuentos cortos en los que los giros inesperados, a menudo con aire surrealista, consiguen atraparnos como imanes y no soltarnos ya hasta el punto final. La obra de hoy recopila varios de ellos.
</p><p>
Así, en <i>Verde Tierra</i> tenemos a un náufrago que ansía, mientras recorre el peligroso lugar donde se estrelló años atrás con una «mano femenina» que le aporta resiliencia en el hombro, volver a disfrutar del color de la hierba frente al púrpura de los bosques locales. ¡Una nave, una nave ha visto la señal de su pistola de rayos! ¡Desciende!
</p><p>
En <i>Sirio Cero</i> los viajes interestelares son igual de comunes, aunque encontrarse con un planeta no cartografiado en un viaje comercial de rutina —el perenne negocio de las tragaperras— y que en él residan un antiguo conocido y una estrella de cine despampanante resulta turbador.
</p><p>
<i>Ratón estelar</i> nos enseña que el primer ser vivo en despegar de nuestro suelo no fue humano, ni tampoco cánido ni primate. Un representante de los roedores tuvo ese honor, pilotando el invento de un científico con acusado acento alemán. Y los efectos al cruzarse su trayectoria con la de un asteroide camuflado, hogar de una raza alienígena inteligente, fueron…
</p><p>
<i>Pi en el cielo</i> y la fuerza que «mueve» las estrellas de su posición habitual, algo incomprensible para los científicos. <i>Llamada</i>, donde el último hombre que ha sobrevivido a la extinción de la especie escucha tocar a la puerta. <i>Ven y enloquece</i>, en el que un periodista ha de hacerse pasar por orate para que lo ingresen y tener oportunidad de investigar cierto misterio en el manicomio, aunque la pura realidad es que él es Napoleón y se lo tenía callado…
</p><p>
Etcétera. Lo dicho, a entretenerse tocan.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-85844975164242514252023-12-06T00:03:00.012+01:002024-02-24T15:09:31.154+01:00La servidumbre voluntaria<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> ¿Por qué nos sometemos a nuestros mandatarios aunque no sean merecedores?</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Da mucho que pensar</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/hmfzjO_6Tl0?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Réquiem (I.Introitus), de Jean Gilles</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9rk2FC4zqO1GqW1ljJ4FEHlOTWAaa__90XAipgZHxv6MBVByF1sesunVQuKvOp8W8ZbZ8QPXBpCmn-qYCBdHDMEO4a43UMoMzkhdKaIBfNjwOxbns6q-fvZUrhojChyuDVVOAp5xb1Z0BGLJlMivXCYrMFWp23dLZ5JdicGMdBWzahyphenhyphen6PiQRkeBbyInjE/s1200/20231206_La%20servidumbre%20voluntaria.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro La servidumbre voluntaria, de Étienne de la Boétie." border="0" data-original-height="1200" data-original-width="755" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9rk2FC4zqO1GqW1ljJ4FEHlOTWAaa__90XAipgZHxv6MBVByF1sesunVQuKvOp8W8ZbZ8QPXBpCmn-qYCBdHDMEO4a43UMoMzkhdKaIBfNjwOxbns6q-fvZUrhojChyuDVVOAp5xb1Z0BGLJlMivXCYrMFWp23dLZ5JdicGMdBWzahyphenhyphen6PiQRkeBbyInjE/w204-h320/20231206_La%20servidumbre%20voluntaria.jpg" width="204" /></a></div>
<p>Un nuevo 6 de diciembre: ¡viva la Constitución Española!
</p><p>
No puedo saber cuántos días como este aún nos quedarán, si en algún momento la fecha dejará de tener significado, si alguien recordará su existencia con orgullo o si se verá al fin sepultada bajo el peso de tanta vergüenza en contra de su espíritu como tuvo —tuvimos— que soportar.
</p><p>
Pero no voy a hacer proselitismo sobre lo mal que van las cosas. Estoy cansado. Llegados a este punto, me conformo con hablar de un libro.
</p><p>
<b><span style="color: #3366cc;">La servidumbre voluntaria</span></b> es el título que me gustaría elogiar con motivo de la efeméride.
</p><p>
Curiosamente, tras la primera y quizá apresurada lectura, confieso que no despertó en mí gran entusiasmo. Me pareció un poco «hijo de su tiempo», con tantas alusiones como hace a mitos y leyendas de la antigüedad. Y, por lo tanto, limitado a una época y condiciones políticas concretas: el absolutismo.
</p><p>
Olvidad lo que acabo de decir. Porque he vuelto a sus páginas con más reposo y ahora me doy plena cuenta de su valor, de que su vigencia continúa hoy tan evidente como en el siglo XVI, cuando <b>Étienne de la Boétie</b> lo redactó.
</p><p>
Nuestro autor, jovencísimo al plasmar en tinta los pensamientos por los que habría de pasar a la historia —gracias también a los desvelos de su amigo Montaigne—, se pregunta por qué personas, comunidades y naciones enteras nos ponemos bajo el cetro de quien no merece, por sus actos o bajeza moral, ejercer autoridad ninguna sobre nosotros.
</p><p>
¿Será posible que tantos hayamos de obedecer, y además lo hagamos sumisamente, a tan pocos? ¿Qué los ciudadanos, con todo lo que ambos términos significan, aceptemos por propia voluntad ser siervos?
</p><p>
¡Si el tirano solo tiene el poder que le dan quienes le sostienen! ¿Qué debemos amar más, la libertad o la pretendida seguridad que aquel nos promete?
</p><p>
¿Nos consolaremos con la idea de que siempre ha sido así, que la sociedad sigue un estado natural a partir de la desigualdad y que las órdenes «de arriba» hay que acatarlas, nos resulten o no aberrantes a la conciencia? ¿Sería lo contrario la ley de la selva?
</p><p>
Además nos aclara qué es un tirano. Lo más importante no descansa en el origen de su preeminencia, ya que lo mismo pueden ejercer por elección del pueblo, por la fuerza de las armas o por derecho de sucesión. El tema no es ese, sino que, envanecidos de sí mismos, miren apenas por la «gloria personal» en vez de considerar su propósito último, que es caminar «junto a», no «sobre» los gobernados.
</p><p>
Por ello prefieren debilitar, dividir, enfrentar, arrancar el valor de los corazones, apelar a los instintos de codicia y poder de unos cuantos que les ayuden en su labor de mina, a cambio de las migajas.
</p><p>
Sí, demos algo de comer a la gente, juegos que los entretengan y laberintos por donde encauzar su descontento, y ellos mismos forjarán la cadena que los ata.
</p><p>
Que aún nos ata.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-2020407103370979302023-11-30T20:18:00.010+01:002024-02-24T15:43:44.089+01:00El universo in-formado<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> ¿Ciencia? heterodoxa para explicar la sustancia del universo.</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Pronóstico reservado</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✩✩</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/FoAOc6YsNDQ?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> 2001, Odisea en el espacio, de Alex North</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPeBpfPItHtw-CidIVuNujD5OLkdFBgnWVNk8fiXbwq26kS_il9qTjEfr2TnEcJ9DNGVC8IRmq6GU_xyRv593PxE4AQsM9ffuLZnZQYjxvEHCFblcngygbS35I0PiVwiOHhSnvz6PGiZSQnGFpmOcEh4le5Dw0Y90iCZvimcD6ZiOZw8LGeXGJ3YKHcXld/s1159/20231130_El%20universo%20informado.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro El universo in-formado, de Ervin Laszlo." border="0" data-original-height="1159" data-original-width="857" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPeBpfPItHtw-CidIVuNujD5OLkdFBgnWVNk8fiXbwq26kS_il9qTjEfr2TnEcJ9DNGVC8IRmq6GU_xyRv593PxE4AQsM9ffuLZnZQYjxvEHCFblcngygbS35I0PiVwiOHhSnvz6PGiZSQnGFpmOcEh4le5Dw0Y90iCZvimcD6ZiOZw8LGeXGJ3YKHcXld/w237-h320/20231130_El%20universo%20informado.jpg" width="237" /></a></div>
<p>
No sé cómo calificar este libro. Me ha dejado perplejo.
</p><p>
<b><span style="color: #3366cc;">El universo in-formado</span></b> propone unas teorías existenciales… En fin, heterodoxas. Pero <b>Ervin Laszlo</b> insiste en que debemos seguir el método científico para comprender la realidad, a través de la mejora continua de nuestras técnicas de observación. Tampoco puedo acusarle al tuntún de charlatán.
</p><p>
La búsqueda de una «teoría del todo» que reconcilie los conocimientos sobre el macrocosmos con los fenómenos propios del mundo cuántico no es una tarea nueva; lleva ya años como asignatura de mentes privilegiadas.
</p><p>
Ahora bien, y aceptando lo que viene a recordarnos el autor, que una iniciativa que afloje lazos con la línea de pensamiento tradicional se enfrentará de partida a caras largas, su definición del «campo akásico» para unificar la astronomía, la cuántica, la biología, el misticismo, el más allá y el más acá, suena... Insisto, llama a una puerta escéptica.
</p><p>
Para empezar, el universo no solo formaría parte de un multiverso en sentido paralelo, sino secuencial. Es decir, habría nacido de la destrucción de otro anterior. El <i>Big Bang</i> supondría la reacción a un evento de impulso contrario, inmerso en un círculo eterno de vida y muerte, oscuridad y luz.
</p><p>
¿Y antes? ¿Qué había antes? ¿Y después? Es lo que tiene el círculo, o más bien lo que no tiene: ni principio ni fin. Cualquier cosa que sea ha sido siempre. Literalmente cualquier cosa, ya que una especie de fuerza bautizada a partir de la raíz sánscrita «akasha» une con hilos indisolubles tiempo y espacio, materia y energía, cuerpo y espíritu, hechos e ideas.
</p><p>
¿Eh? ¿Una «fuerza»? «Akasha»? ¿«Dios»?, enarcaremos muchos las cejas. No un ente antropomorfo, en cualquier caso, y tampoco con autoconciencia, poder omnímodo, premios ni castigos por medio. Una especie de cajón y contenido del que todo forma, formó, formará parte.
</p><p>
Raro, ya lo avisaba. Aunque, según escribo el comentario, me quedo con los dedos en el aire. Pienso de repente en el «eterno retorno» de Nietzsche. La imposibilidad del cambio, la repetición infinita… Yo ya he publicado esta entrada antes y volveré a hacerlo, y quienes la estéis leyendo, ¿no notáis cierta sensación de <i>déjà vu</i>?
</p><p>
Haciendo volver las manos al teclado y al título de Laszlo, su primera parte, dedicada a los enigmas de coherencia en la naturaleza, supone un interesante repaso de los carriles por los que transita la ciencia hoy en día: partículas, espines, funciones de onda, estados virtuales, cuantos, violación de carga y paridad, constante cosmológica…
</p><p>
Y se pone aún mejor al introducirnos en los conceptos de «vacío» e «in-formación» (adopta esta sintaxis para que no nos confundamos con «información», sinónimo de conocimiento). ¿Y si ese mal llamado «vacío» consistiera en un medio físico de transporte? ¿Y si la «in-formación» fuera, junto con la energía, la sustancia intrínseca del universo?
</p><p>
Un vínculo entre partículas, átomos, moléculas, organismos, sistemas ecológicos, solares, galaxias, conciencias, independiente de tiempos y distancias.
</p><p>
A partir de ahí, el «campo akásico» que, al igual que ocurre con el campo gravitatorio, el electromagnético o el de Higgs, no podemos tocar, escuchar o ver, produce también de forma similar efectos mensurables.
</p><p>
En su segunda parte, nuestro hombre se dedica con ahínco a la demostración. Comienza a añadir a la sopa tradiciones religiosas, «sabidurías ancestrales», brahmanismo, darwinismo, creacionismo, diseño inteligente…
</p><p>
Metafísica, probabilidad estadística de la vida (ecuación de Drake), funcionamiento neurológico, pansiquismo, reencarnación, inmortalidad, telepatía y un montón de ingredientes adicionales hasta cocinar un gran holograma que, con la «conjugación de fase» adecuada…
</p><p>
A estas alturas ya casi doy tumbos. Me topo con la «conciencia cósmica» y se me ralentizan las ruedecitas en mi cabezón.
</p><p>
La parte tercera va de apuntalar la tesis imbricándola en los trabajos de grandes físicos, biólogos, antropólogos y demás, lo cual valoraría con ánimo favorable de no sentirme acogotado.
</p><p>
Ídem, las páginas de cierre autobiográficas, dedicadas a relatarnos su extenso <i>curriculum vitae</i> y cómo se le ocurrió meterse en este berenjenal, las considero prescindibles.
</p><p>
Me planto, que cada uno saque sus conclusiones. A ver si encuentro yo las mías en algún rincón…
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-44389897910929269092023-11-23T22:29:00.008+01:002024-02-24T15:50:33.149+01:00Cómo perder un país<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> La democracia está en peligro y no queremos enterarnos.</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> No me convence</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✩✩✩</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/5-Cv1bzNy0o?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Mevlana (tradicional), del Ensemble Oni Wytars</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVLgUnsoJ0bRm1T-7l1IFGhw_2rC4hX3u95eMOCwkbnf_5jePcJ0pz0knLDKpbYpl5ePz5I56KXIRZVuvPow5txGmTlKa9OBsrbP4J2EsC0znZpQXCMQYIpaFEZXmWUtN-ZL1E2OzB9GFY1jS5LqqjsB8bh72p_27wmi-pAgyB0XYokMDjL_p8Qu_jU3Vd/s1500/20231123_C%C3%B3mo%20perder%20un%20pa%C3%ADs.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Cómo perder un país, de Ece Temelcuran." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="955" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVLgUnsoJ0bRm1T-7l1IFGhw_2rC4hX3u95eMOCwkbnf_5jePcJ0pz0knLDKpbYpl5ePz5I56KXIRZVuvPow5txGmTlKa9OBsrbP4J2EsC0znZpQXCMQYIpaFEZXmWUtN-ZL1E2OzB9GFY1jS5LqqjsB8bh72p_27wmi-pAgyB0XYokMDjL_p8Qu_jU3Vd/w207-h320/20231123_C%C3%B3mo%20perder%20un%20pa%C3%ADs.jpg" width="207" /></a></div>
<p>
A mí, <b>Ece Temelkuran</b> no me termina de convencer, lo siento. Se queda cerca pero no llega.
</p><p>
Y mira que intento interiorizar sus inquietudes, que en más de un aspecto estimo bien fundadas. Seguramente, en el fondo compartimos malestar por el estado de nuestro mundo, al que parece importar más el oropel de la palabra «democracia» que su esencia desnuda.
</p><p>
Una democracia donde los ojos están puestos sobre los ropajes que la adornan, donde se cuentan papeletas «casi impuestas» en vez de aplicar de verdad la filosofía de convivencia y justicia que debería recorrer sus venas.
</p><p>
No obstante, <b><span style="color: #3366cc;">Cómo perder un país</span></b> empieza en algún momento de su desarrollo a perder también suelo firme y se convierte en un alegato personal de la autora, con acusadas filias y fobias, desdibujando una denuncia global a la que sumarse.
</p><p>
Con pleno derecho, claro, porque ella ve las cosas como las ve, a través del color de una lente política determinada. Pero quizá unos cuantos prefiramos unas gafas sin filtros que «nos protejan». Eso de que las «derechas» por definición sean malas y las «izquierdas» buenas, pues…
</p><p>
En todo caso, la escritora establece una «hoja de ruta» para la degradación, ejemplificada en su tierra natal, Turquía. Siete pasos entre la democracia y la dictadura de facto.
</p><p>
<i>Crea un movimiento. Trastoca la lógica y atenta contra el lenguaje</i> (este punto en particular me atrae mucho, creo que ya lo he mencionado en otras entradas del blog). <i>Elimina la vergüenza: en el mundo de la posverdad la inmoralidad «mola» </i>(a la vista está).
</p><p>
<i>Desmantela los mecanismos judiciales y políticos</i> (también suena, también)<i>. Diseña tu propio ciudadano. Deja que se rían ante el horror. Construye tu propio país.</i>
</p><p>
Ya digo, leo con atención de qué manera a los habitantes de las naciones avanzadas o que aspiran a serlo se les introduce una pequeña semilla de rencor hacia el sistema. No hacia aquello que se hace dentro de él, sino hacia su esencia misma, su «debilidad»: la necesidad de tener en cuenta al «otro», lo que les impide fabricar el entorno particular que anhelan.
</p><p>
Y se encuentran con quienes contienen la misma semilla, y de dos, tres, mil, un millón de semillas juntas, germina un tronco. Aún débil para arrebatar la luz al resto de árboles, pero con el tiempo, un buen condicionamiento que los abone, con suerte un líder que los apuntale y los guíe en la dirección correcta...
</p><p>
Disfruto con el capítulo dedicado al lenguaje y las falacias que señorean hoy cualquier debate, impidiendo el triunfo de la lógica frente a los gritos: argumentos <i>ad hominem</i>, <i>ad ignorantiam</i>, <i>ad populum</i>, <i>reductio ad absurdum</i>, razonamientos <i>ad hoc</i>…
</p><p>
Y me lo creo. Porque es la historia. Porque es el día a día. Porque ha ocurrido y está ocurriendo. Porque el simplismo ata nuestros pensamientos ante la incertidumbre.
</p><p>
Y me fastidia que Temelkuran presente el tema en bandeja y a continuación caiga en esa misma trampa simplista y se ponga a perorar contra la derecha, el neoliberalismo mafioso, Trump, Erdogan, todo en el mismo saco, y que la esperanza sean la izquierda y el autodenominado «progresismo» con comillas. Porque sí. Porque ellos lo valen.
</p><p>
Ay, no me crees expectativas, estimada, que luego…
</p>
<hr />
Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-29156746406024173152023-11-16T19:55:00.009+01:002024-02-24T16:01:15.712+01:00Futurama y la filosofía<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Preocupaciones filosóficas «visualizadas» a través de una serie de dibujos animados.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Un enfoque original</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/6F1QNfmiqHc?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Futurama</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp8Ay9DnThYbnTG5OI6klbdNPMuaJb3G4m6b-v5rl5PRtqPTr5yctNZhoeIso2q-vLBUk57l1pIvEbDigMQn1qikW3ihoRlz-33OHfDXfjJjcFtISVzhU0chFlMIvGMIMWRoHVOJhkfym29HbDNPNIHh7JquDKPm5sp1roxeiatMMsDCrm1hIuv0hK3WC9/s1500/20231116_Futurama%20y%20la%20filosof%C3%ADa.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Futurama y la filosofía, de Courtland Lewis." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="1002" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp8Ay9DnThYbnTG5OI6klbdNPMuaJb3G4m6b-v5rl5PRtqPTr5yctNZhoeIso2q-vLBUk57l1pIvEbDigMQn1qikW3ihoRlz-33OHfDXfjJjcFtISVzhU0chFlMIvGMIMWRoHVOJhkfym29HbDNPNIHh7JquDKPm5sp1roxeiatMMsDCrm1hIuv0hK3WC9/w217-h320/20231116_Futurama%20y%20la%20filosof%C3%ADa.jpg" width="217" /></a></div>
<p>
Solo con el título de <b><span style="color: #3366cc;">Futurama y la filosofía</span></b>, este libro tiene bastante a su favor de partida.
</p><p>
En primer lugar, siempre me gustó la serie de animación creada por Matt Groening. Incluso más que Los Simpson, su hermana mayor en cuanto a popularidad e influencia cultural.
</p><p>
Los personajes, el dibujo, los guiones con sus múltiples guiños… Todo se engarza de forma notable y muy divertida en ella.
</p><p>
Tenemos a Fry, el patoso repartidor de pizzas que queda atrapado en una cámara criogénica y despierta en la Nueva Nueva York de mil años en el futuro.
</p><p>
A Leela, la expeditiva cíclope que capitanea la nave de Planet Express, empresa de mensajería interestelar propiedad del tataratataratataratío de Fry, el excéntrico profesor Farnsworth.
</p><p>
A Bender, el robot amigo de las carteras ajenas, las <i>robopilinguis</i> y la ingesta continua de alcohol para no oxidarse.
</p><p>
A la pizpireta Amy, al burócrata Hermes, al extraterrestre doctor Zoidberg, Zapp Brannigan, la cabeza conservada de Nixon… Me vienen a la memoria estupendos episodios con todos.
</p><p>
Por otro lado, la palabra «filosofía» hace despertar cierto hormigueo de ansiedad bajo la piel. ¿Qúe es filosofía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul…
</p><p>
Coordinados por <b>Courtland Lewis</b>, la veintena larga de autores que aportan sus ensayos al volumen se marcan como objetivo explicar algún concepto filosófico a traves de situaciones vividas en la pequeña pantalla. Es decir, intentan que los «visualicemos». Y, algunos en mayor medida que otros, todos consiguen resultados positivos.
</p><p>
Así, nos hablan sobre la libertad a partir de la bandera de la Tierra que se zampa el doctor Zoidberg o la relación humano-cibernética planteada entre Amy y Bender en la temporada sexta. ¿Tiene derecho la comunidad a sentirse atacada? ¿Y a oponerse? ¿Pueden entrar libertad y democracia en conflicto? ¿Por qué se distingue entre libertad positiva y negativa?
</p><p>
También sobre eficiencia económica y medioambiental, simbolizadas en la gran bola de basura que, lanzada al espacio centurias antes para quitarse de encima los residuos originados por el hiperconsumo, amenaza con retornar. ¿Son de verdad la cadena de reciclaje y las tecnologías «verdes» una respuesta al problema de fondo?
</p><p>
La guerra, sus «causas justas» y los «medios legítimos» para ganarla. Ética y moral. Amor y sexo. La identidad, ligada o no al cuerpo físico de objetos y personas. La muerte (¿existe algún «sentido de la vida»?). Dios…
</p><p>
De qué manera interpretamos la realidad, incluso negando lo evidente, para que encaje en nuestras creencias preconcebidas («¡Prefiero creer lo que fui programado para creer!»)…
</p><p>
Aristóteles, Hume, Locke, Rousseau, Kant, Hegel, Mill, Bentham, Kierkegaard, Freud, Russell, Berlin, son unos cuantos nombres que se dejan caer en el texto.
</p><p>
Gracias a ellos, puede que los dibujos animados se nos muestren en lo sucesivo con otros ojos.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-59553937594513142552023-11-05T12:54:00.012+01:002024-02-24T16:11:39.912+01:00Los números no mienten<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> El mundo se explica con números.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Demasiados temas, demasiado breves</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✩✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/ybiuRzpkaMA?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Canon para dos violines «Der Spiegel», de W.A. Mozart</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS8u4CFToyuEjG7a6UMvPKSEabpZ39PQO6BnZKoDbl6tUMY109rKcx-m5pSiLxmYy2gfj4GTmcoXXJNFTqwgH5gJUPkR6rll2ZwOZ4zbP5mbux9vmJsoZE4plBjYuhVJuEyB0SVcZ1WjVYpvMrVJf6fhus74_8hhi2DiPNlgpH5DciAv5Ip4rCLllSc1Dp/s1500/20231105_Los%20n%C3%BAmeros%20no%20mienten.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Los números no mienten, de Vaclav Smil." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="988" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS8u4CFToyuEjG7a6UMvPKSEabpZ39PQO6BnZKoDbl6tUMY109rKcx-m5pSiLxmYy2gfj4GTmcoXXJNFTqwgH5gJUPkR6rll2ZwOZ4zbP5mbux9vmJsoZE4plBjYuhVJuEyB0SVcZ1WjVYpvMrVJf6fhus74_8hhi2DiPNlgpH5DciAv5Ip4rCLllSc1Dp/w218-h320/20231105_Los%20n%C3%BAmeros%20no%20mienten.jpg" width="218" /></a></div>
<p>
<span style="color: #3366cc;"><b>Los números no mienten</b></span>. Punto.
</p><p>
La premisa de <b>Vaclav Smil</b> con este título es que los números aportan fotografías fieles de la realidad. Se trata de un lenguaje que «hablan» todos los fenómenos del universo.
</p><p>
En tal sentido, el posible problema recaería en la capacidad comprensiva humana, la traducción de dicho lenguaje. Si tenemos un prejuicio o una idea instintiva sobre determinado asunto, quizá la «verdad» matemática choque contra ella e intentemos ignorarla. Incluso embestirla.
</p><p>
(Nótese que escribo «verdad» entre comillas, ya que incluso una suma o una resta son susceptibles de interpretar interesadamente. Con 100 euros que se repartieran entre dos personas, a razón de 99 para una y 1 para la otra, ¿no saldría que la renta per cápita es de 50 euros, por ejemplo?).
</p><p>
También debemos tener en cuenta el origen de las cifras. El autor avisa de que el grado de fiabilidad de muchas que circulan por la web y se repiten popularmente sin contrastar, ha de ponerse en cuarentena en tanto su fuente primaria se haya perdido por el camino.
</p><p>
Pero, con todas las salvedades y precisiones que se quieran, el fondo continúa siendo el mismo: es necesario que aprendamos a guiarnos a través de un océano de datos para comprender su significado último, de qué manera nos afectan y, en caso necesario, saber cómo actuar ante esa influencia.
</p><p>
¿Y qué datos son los que nos presenta nuestro científico? Una cantidad excesiva para un solo volumen, en mi opinión. 7 capítulos y 71 heterogéneos puntos de estudio cuya brevedad de tratamiento invididual supone un escollo a la hora de reflexionar acerca del conjunto.
</p><p>
Nos habla sobre personas: natalidad, esperanza y calidad de vida, estatura, pandemias y vacunación, cuántas se necesitaron para construir las pirámides, cómo sudar mejoró la capacidad de la especie para la caza…
</p><p>
Sobre países: aspectos de los Estados Unidos y Europa a los que no se les da la importancia que merecen, el futuro de Japón, las incógnitas de China, India, Rusia, Gran Bretaña…
</p><p>
Sobre máquinas e inventos que cambiaron el mundo moderno: motores eléctricos, diésel, transformadores, circuitos integrados, el fonógrafo, el <i>streaming</i>, la «maldición de Moore»…
</p><p>
Sobre combustibles. Sobre transporte. Alimentos. Medioambiente. Cada epígrafe con su respectiva cuerda de apéndices, una retahíla de medidas, cálculos y representaciones gráficas que, por interesante que pueda ser el tema, a la postre penaliza la retención lectora.
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-77848860005618776332023-10-25T22:24:00.011+02:002024-02-24T16:16:46.173+01:00La balada del café triste<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Vida y tragedia en el viejo sur.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Pequeña gran novela</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✮</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/MqB4ZfsN9ek?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> La balada del café triste, de Richard Robbins</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEo4dPM0jI9hbQ1aSh3w7tHWIPKxgVfmiEnEaYeqfSvTme-KE2aJZ__tOaD7leeOuomre9gyI3vB7Cm4Cdy3NbSALJxd3k4ItUu-nWVz1Rs2VV1SQIAGd5RCf3AtdyIC9vYmz7OVYxEpQqAZsrDawuocI8q-YoS6_uo53HZEiBnsV7pT8B36LdYpjVw8ar/s1500/20231025_La%20balada%20del%20caf%C3%A9%20triste.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro La balada del café triste, de Carson McCullers." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="873" height="305" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEo4dPM0jI9hbQ1aSh3w7tHWIPKxgVfmiEnEaYeqfSvTme-KE2aJZ__tOaD7leeOuomre9gyI3vB7Cm4Cdy3NbSALJxd3k4ItUu-nWVz1Rs2VV1SQIAGd5RCf3AtdyIC9vYmz7OVYxEpQqAZsrDawuocI8q-YoS6_uo53HZEiBnsV7pT8B36LdYpjVw8ar/w186-h320/20231025_La%20balada%20del%20caf%C3%A9%20triste.jpg" width="186" /></a></div>
<p>
Menos es más. Y mejor.
</p><p>
Siempre he tenido prevención hacia los escritores que, para decirte que sale el sol por la mañana, emplean media docena de páginas, cuarenta oraciones subordinadas y una cantidad de adjetivos de exorbitante generosidad.
</p><p>
De acuerdo, dominas el diccionario y quieres demostrárselo al mundo, pero… ¿sabes contar una historia?
</p><p>
<b>Carson McCullers</b> sí sabe. Ya lo creo que sabe. Y con una economía material que, lejos de convertirse en aridez, aporta una riqueza de contenido admirable.
</p><p>
<b><span style="color: #3366cc;">La balada del café triste</span></b> pone al lector en situación desde la primera frase: «El pueblo de por sí ya es melancólico».
</p><p>
Palabras que nos transportan al escenario del drama, un villorrio del viejo sur estadounidense, perdido, sin presente ni futuro, cuyos habitantes ven pasar la existencia a base de whisky casero destilado en los pantanos.
</p><p>
Un lugar donde, en las horas de calor más sofocante, se ve asomar un rostro tras la ventana de un edificio tapiado: Miss Amelia.
</p><p>
Edificio que alguna vez fue un local en el que los lugareños se reunían los sábados por la noche con manteles y servilletas de papel, y el «primo Lymon», un jorobado, los animaba con su locuacidad.
</p><p>
Todo parecía ir sobre ruedas de carreta hasta que alguien llegó a desencadenar los acontecimientos que terminaron en su ruina. Marvin Macy, recién salido del penal. El ex marido de Miss Amelia.
</p><p>
Así, gracias a una escritura tan sencilla como poderosa, la autora nos pone en el umbral de dónde, quién y qué. Y enseguida consigue atraparnos con garra en el porqué. En la espiral de rencores, ansias y decadencia que arrastra a los personajes hasta su propia inmolación.
</p><p>
Para predicar con el ejemplo y no resultar yo pesado en el comentario, lo expresaré sin más añadidos: ¡qué pequeña gran novela!
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-64998735600744893842023-10-20T16:56:00.006+02:002024-02-24T16:27:52.642+01:00Deslices y Polvo de estrellas<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Poesía de la vida, lazos irrompibles tras la muerte.</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Inspirador</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✩</span><br>
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/wu5cSp9tg5s?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Usa mis llaves, de Jorge Colsa y Gema Bravo</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEskBPAvlld-CXUkGn4vAebTZsMNRIIygC2rtTi1siILEKmvpslMVSsZQqvF-KnVL1rTALGSevSEVqWB66_TrKxQVPbtSj6IyR3Fou0DpYIAqWaHWRKvXRL_dlbRJ9IoyUmaF21KsBOtl1nir6OAM6Yz5MH1ynB1CYcnVn_E0b7E9dkKMVipFEPx47HqTN/s759/20231020_Deslices.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada de los libros Deslices y Polvo de estrellas, de Gema Bravo." border="0" data-original-height="759" data-original-width="525" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEskBPAvlld-CXUkGn4vAebTZsMNRIIygC2rtTi1siILEKmvpslMVSsZQqvF-KnVL1rTALGSevSEVqWB66_TrKxQVPbtSj6IyR3Fou0DpYIAqWaHWRKvXRL_dlbRJ9IoyUmaF21KsBOtl1nir6OAM6Yz5MH1ynB1CYcnVn_E0b7E9dkKMVipFEPx47HqTN/w221-h320/20231020_Deslices.jpg" width="221" /></a></div>
<p>
Termina el concierto de Jorge Colsa y <b>Gema Bravo</b> y me aproximo al escenario para que ella me dedique su libro. En realidad, sus libros. Porque, al igual que un dúo musical, son dos las propuestas que caben en este volumen: <b><span style="color: #3366cc;">Deslices</span></b> y <span style="color: #3366cc;"><b>Polvo de Estrellas</b></span>.
</p><p>
<span style="color: #3366cc;">Deslices</span> es un caleidoscopio de versos que describe el mundo de Gema «sin etiquetas», como titula uno de los poemas. En busca de todo lo que cada día nos trae y nos retira.
</p><p>
A veces son cosas grandes, otras diminutas y las dejamos atrás con equivocada dejadez. A veces las respuestas a las incógnitas parecen estar claras, pero solo es eso, apariencia, y hay que continuar un poco más allá. La búsqueda no debe abandonarse mientras quede un latido.
</p><p>
Recuerdos de viajes, de las personas con quienes se ha encontrado, del compañero con quien crea canciones, sueños o amaneceres, el tiempo, el deseo, el optimismo, las lágrimas, el significado de ser mujer…
</p><p>
A continuación —o antes, en el orden de lectura que se prefiera—, en <span style="color: #3366cc;">Polvo de estrellas</span> nos comparte un mensaje muy personal a alguien que ya no camina con pasos audibles, cogiéndola de la mano, pero que en modo alguno se encuentra lejos.
</p><p>
La muerte de una madre es un tabú, no estamos —¿no queremos estar?— preparados para ello.
</p><p>
Los sentimientos que experimenta la autora antes, durante y tras la partida de Güelita emocionan porque quizá nos gustaría expresarlos a nosotros mismos cuando aún estamos a tiempo, y no llegamos a hacerlo.
</p><p>
Mada, esa madre, la dio a luz y le dio luz. Al final, la enfermedad debilitó su cuerpo, pero no su sentido de cómo vivir. Y Gema, al igual que hace con sus propios hijos, nos cuenta aquí esa historia. Lo que pensaba, lo que decía, lo que creía… Lo que significaba.
</p><p>
Leo la dedicatoria: «Por los rincones donde encontrarnos entre utopías y razones».
</p>
<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-51848045795466284642023-10-10T21:29:00.015+02:002024-02-24T16:35:19.237+01:00Ser estoico no basta<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Epicuro reivindicado.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Demasiado latín</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✩✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/fkSiw8pISCA?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Espartaco (Variación de Aegina y Bacanal), de Aram Khatchaturian</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFWeSjRAGepxKXys84wMNbcJ6NaUSX53SUwWodER00OHFfBtH3hrtOC0qnj1k65ZXgf61fdwcB-W4snO5HEdj8fGxHu_U1lQjVNf8oIWdOBJbXp7dy4D_E4Lb95huDbZcA7F7m6hb-a91OQmr1In4l1VwmIAhZogK2BlqYphvLXPGp2ZzEdAiMcDa13KTv/s1500/20231010_Ser%20estoico%20no%20basta.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Ser estoico no basta, de Charles Senard." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFWeSjRAGepxKXys84wMNbcJ6NaUSX53SUwWodER00OHFfBtH3hrtOC0qnj1k65ZXgf61fdwcB-W4snO5HEdj8fGxHu_U1lQjVNf8oIWdOBJbXp7dy4D_E4Lb95huDbZcA7F7m6hb-a91OQmr1In4l1VwmIAhZogK2BlqYphvLXPGp2ZzEdAiMcDa13KTv/w220-h320/20231010_Ser%20estoico%20no%20basta.jpg" width="220" /></a></div>
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El estoicismo ha vuelto a salir a la palestra. Se escuchan recomendaciones aquí y allá en la línea de Epicteto o Marco Aurelio: cultivemos la serenidad, la calma interior, tomémonos las cosas «con filosofía» para que los reveses cotidianos no puedan con nuestro ánimo.
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No debemos hundirnos cuando vienen mal dadas, aunque tampoco manifestarnos exultantes en los momentos de triunfo. Todo lo que nos ocurre tiene que ser así, dada la insignificancia del individuo en el gran plan del universo. Tranquilidad. Desapego. Respira…
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<b>Charles Senard</b> quiere matizar este renacimiento del mundo antiguo. Según su tesis, <b><span style="color: #3366cc;">Ser estoico no basta</span></b>.
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A cambio de los nudos del estoicismo puro y duro, él aboga por otra rama del tronco, a menudo incomprendida. Lo que nos recomienda es la <span style="color: #3366cc;">sabiduría epicúrea para vivir el presente</span>.
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Adjetivo que nos hace imaginar, en términos socioculturales, un trasunto del <i>bon vivant</i>: ostras, champán, fiestas, entretenimiento sin fronteras. Alguien que busca los placeres de la vida, como reza el diccionario.
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El autor argumenta que epicureísmo no significa hedonismo. Ni se trata de arrastrarse pasivo como un asceta ni de vivir deprisa y dejar un bonito cadáver.
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De acuerdo, busquemos la felicidad en lo que haya a nuestro alcance, pero no nos metamos en bacanales, parece decir. Nada de dar rienda suelta a los instintos. Apetito sin excesos. Equilibrio.
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La deriva entre el ponderado mensaje original y lo que hoy entendemos sería consecuencia de una campaña de descrédito emprendida por los padres del cristianismo —ahí anda san Agustín malmetiendo—, toda vez que, para ganar el favor del otro mundo, hay que purgarse primero en este.
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Epicuro se habría convertido así en «persona non grata» de cara a la salvación. Incluso Dante lo ubica con sus seguidores en el sexto círculo del infierno, «más rojos que en la más candente forja».
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Junto a los fragmentos conservados del fundador de esta escuela de pensamiento, Senard se apoya extensamente en Lucrecio, Filodemo, Virgilio u Horacio —acuñador del <i>carpe diem</i>— para convencernos de lo contrario. Y, por supuesto, de que lo asumamos como meta particular.<br />
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¡Ay, es en tal estrategia de comunicación donde reside mi problema de conciencia al calificar la lectura!
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Es que su forma, por más que aprecie el fondo, se me hace pesada. Al tercer o cuarto poema en latín que ocupa toda la página, empiezo a aburrirme. El entusiasmo por Horacio y compañía, aun respetable, no se me pega. Quizá sea un poco estoico.
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Y resulta que no son tres o cuatro esos poemas de muestra, sino una legión. Como mínimo, la mitad del contenido impreso consiste en odas, geórgicas y epístolas. Las opiniones de Senard se transforman en meros comentarios de texto.
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En suma, que lo de Epicuro suena estupendo. Muy interesante, de verdad. Pero intenta desarrollar la idea un poco mejor con tus palabras, sin hacernos una edición bajo cubierta de los clásicos grecolatinos, Charles. Eso ya es otro libro.
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<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-69197734839996421192023-10-04T00:07:00.011+02:002024-02-24T16:42:01.446+01:00La mujer rota<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Egoísmo, soledad, fracaso vital.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Muy bueno</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✮</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/-0KvBnIvTFs?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> La vie en rose, de Edith Piaf</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjPHWcZcKMZ9VbTKYjzlyMoa_5o5e5vFEVYofPgvDG94XCqKw7VeYy5uGdAB6mbeFSKVeEXSoxd9V1OXIvov2eKbgr4FnEYY8i04rAZPz1yzF7jHnxzpAoX9iwE44UFvMd-4LQD-ySTnSimYqs7MGTVMULHGhm0TX1XCo_OGXqMWM0fVK4YszOluPBMnGh/s500/20231004_La%20mujer%20rota.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro La mujer rota, de Simone de Beauvoir." border="0" data-original-height="500" data-original-width="318" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjPHWcZcKMZ9VbTKYjzlyMoa_5o5e5vFEVYofPgvDG94XCqKw7VeYy5uGdAB6mbeFSKVeEXSoxd9V1OXIvov2eKbgr4FnEYY8i04rAZPz1yzF7jHnxzpAoX9iwE44UFvMd-4LQD-ySTnSimYqs7MGTVMULHGhm0TX1XCo_OGXqMWM0fVK4YszOluPBMnGh/w211-h320/20231004_La%20mujer%20rota.jpg" width="211" /></a></div>
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Últimamente tengo suerte con los libros a los que me acerco. El número de impresiones positivas, en comparación con las neutrales y mucho más con las de rechazo, supone una estimable proporción de acierto.
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La racha no solo no se rompe, sino que se refuerza significativamente al introducir en el recuento el título de hoy: <b><span style="color: #3366cc;">La mujer rota</span></b>, de <b>Simone de Beauvoir</b>.
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A través de tres relatos, nuestra autora cede la palabra a espíritus quebrados que, al llegar a cierta edad, se dan cuenta de que aquello en lo que más creían, lo que consideraban un pilar sobre el que sostenerse para siempre, de repente ya no está ahí.
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Quien nos habla en <i>La edad de la discreción</i> lo ha dado todo por su militancia política y su obra literaria. Su pareja comparte sus ideas, es el compañero perfecto. Pero el hijo... Él quiere ser un burgués, un traidor. Disfrutar de un puesto en un ministerio y un matrimonio con una chica de «buena familia».
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Intenta intimidarlo, chantajearlo emocionalmente, que vuelva al ambiente donde creció. Sin éxito. Surge entonces la angustia por envejecer. La decepción por los deseos incumplidos de existir a través de él.
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En <i>Monólogo</i>, una mujer «limpia, pura, intransigente» odia el mundo. Porque el mundo la odia. Porque ella lo odia. Porque… A sus ojos, el objetivo de sus vecinos, sus conocidos, de quienes caminan por la calle, es amargarla. El círculo de odio y desprecio no tiene fin.
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Se ha separado del marido a cambio de la pensión y el apartamento, aunque haya tenido que ceder la custodia del niño. ¡Ah, seguro que lo educan en contra de ella! ¡Si viviera su otra hija, esa ingrata que tampoco se dejaba manejar a pesar de que todo lo hacía por su bien! ¡Qué malvados al dejarla sola! Sola. Sola…
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<i>La mujer rota</i>, la tercera y más extensa historia que da nombre al conjunto, son las páginas de un diario. La voz interior que lo redacta hace planes una vez que las niñas se han independizado. Los proyectos que nunca pudo realizar por compromisos hacia los demás se abren luminosos en el futuro.
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Aunque esa adolescente rebelde que le pide un cigarrillo, ansiosa de escapar de una institución pública de acogida, podría trastocarlos.
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Y, sobre todo, la respuesta que obtiene de su marido a una sencilla pregunta: «Sí, Monique, hay una mujer en mi vida».
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Una mujer. Otra mujer. A quien ella conoce: bonita, brillante, seductora. Con quien ha de compartirlo. ¿Por qué? ¿Cuándo aparecieron las grietas en la relación que no distinguió a tiempo? ¿Ha sido suya la culpa? Y ahora, ¿qué va a hacer?
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Una intensa y emocionante obra para enseñarnos que hay quienes construyen de nuevo sobre las cenizas, obteniendo de ellas un mortero aún más fuerte. Pero también personas que «fracasan» y, ante la falta de certezas que las golpea, quedan inermes, perdidas en su propio yo.
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Rotas.
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<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-82499598715605098322023-09-25T22:56:00.011+02:002024-02-24T16:49:43.884+01:00Los negocios del señor Julio César<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Julio César antes de ser ¡Julio César!</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Muy actual</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✩</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/wYt0uY9yKyY?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Giulio Cesare (Se in fiorito ameno prato), de G.F. Haendel</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNhElDV9xhIIvOvtJ6Yl0vtGY8fx2XKfUpZNondvHMIbOOQqWh3WTjW-tEHn13x6vNkhU2HngTN50H931ODwdj9bNgITy-6knL_BQgb4BoiC0wdbpginYtBrbRGrYSSbfR4thHHcfR8zYWs9UHUIyC7DYAWjj5VukNfPFLKB3mxFgHqgpiHrKeUvxb791j/s679/20230925_Los%20negocios%20del%20se%C3%B1or%20Julio%20C%C3%A9sar.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro Los negocios del señor Julio César, de Bertolt Brecht." border="0" data-original-height="679" data-original-width="433" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNhElDV9xhIIvOvtJ6Yl0vtGY8fx2XKfUpZNondvHMIbOOQqWh3WTjW-tEHn13x6vNkhU2HngTN50H931ODwdj9bNgITy-6knL_BQgb4BoiC0wdbpginYtBrbRGrYSSbfR4thHHcfR8zYWs9UHUIyC7DYAWjj5VukNfPFLKB3mxFgHqgpiHrKeUvxb791j/w204-h320/20230925_Los%20negocios%20del%20se%C3%B1or%20Julio%20C%C3%A9sar.jpg" width="204" /></a></div>
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Para continuar con las lecturas estivales, le llega el turno hoy a una de las grandes plumas: <b>Bertolt Brecht</b>.
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Los atractivos que rodean a <b><span style="color: #3366cc;">Los negocios del señor Julio César</span></b> son varios. Aunque me gustaría destacar uno en especial: su actualidad.
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El dramaturgo recrea las andanzas de nuestro personaje antes de que su nombre pasara a la historia. Cuando apenas era un vividor y político del montón, entrampado, sujeto a los tejemanejes cotidianos de la República más que urdidor de sus hilos.
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Y lo hace con un estilo que lo sitúa en nuestros propios tiempos, entre los ecos de sociedad, las noticias y los índices bursátiles de la <i>city</i>.
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Con escándalos, especulaciones, compromisos clientelares y extravagancias para privilegiar su <i>cursus honorum</i> a costa de otros ilustres candidatos a dirigir el destino de Roma: Pompeyo, Catón, Craso, Cicerón, Catilina…
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Dos décadas después de los idus de marzo que vieron relucir los puñales, un escritor deseoso de redactar la biografía del estadista visita al antiguo alguacil ejecutor de deudas y ahora banquero Mummio Spicer. Solicita consultar el diario de Rarus, secretario personal de César, que obra en su poder.
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Y será en esas páginas, no destinadas al conocimiento público, donde mejor se imbuya de su personalidad real, así como de la cloaca en que poderosos y esclavos, senadores y libertos, patricios y plebeyos nadan con un único interés: medrar para mantener la cabeza a flote, evitando que las aguas los arrastren al Tártaro.
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No, Cayo Julio no es héroe ni villano en el relato de Brecht, sino un oportunista cuya apuesta consigue quedar la más alta. Porque los héroes no existen, solo hombres y mujeres de rostro esculpido en mármol o hace mucho ya olvidados, pero todos inmersos en un vulgar mundo de miserias.
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Muy buena… ¿novela?
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<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5803667988588603899.post-20921045901061221682023-09-14T20:29:00.010+02:002024-02-24T16:56:11.052+01:00En busca del unicornio<div class="ficha-lectura">
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Clave de lectura:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Expedición a través de África en busca de lo inencontrable.</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Valoración:</b></span><span style="font-size: 90%;"> Excelente</span><span style="font-size: x-large;"> ✮✮✮✮✮</span><br />
<span style="color: #ff3300; font-size: 90%;"><b>Música:</b></span><a href="https://youtu.be/ovR1tf1aBS4?feature=shared" target="_blank"><span style="font-size: 90%;"><i> Tres morillas (Romance anónimo)</i></span><span style="font-size: x-large;"> ♪♪♪</span></a>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLGsHwTGOaQZZpbCuNi8jA2advOe8Kbfdhmspya_iWBv4Ug0KqiT4D0lmK3PLW7q9O2FnZz3cNpKs1GaDI88t-o1_KZy5lKNNCz_DMS9wrjwBv9qAvpc43FfnjtgpegBWqY9PxrPcpX2ry3zBD8-0aw_zQSqCxcI--UIIThjp9eAp5uUipXSqBObY9Ud0E/s1500/20230914_En%20busca%20del%20unicornio.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 2em; margin-right: 3em;"><img alt="Portada del libro En busca del unicornio, de Juan Eslava Galán." border="0" data-original-height="1500" data-original-width="973" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLGsHwTGOaQZZpbCuNi8jA2advOe8Kbfdhmspya_iWBv4Ug0KqiT4D0lmK3PLW7q9O2FnZz3cNpKs1GaDI88t-o1_KZy5lKNNCz_DMS9wrjwBv9qAvpc43FfnjtgpegBWqY9PxrPcpX2ry3zBD8-0aw_zQSqCxcI--UIIThjp9eAp5uUipXSqBObY9Ud0E/w208-h320/20230914_En%20busca%20del%20unicornio.jpg" width="208" /></a></div>
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Al igual que la propuesta de la anterior entrada, esta es una novela de verano.
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Y de primavera y de otoño y de invierno. Ya puede diluviar o lucir un sol tropical, que se leería con el mismo placer.
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Porque, ciertamente, no me vienen más que elogios para calificarla: el planteamiento, la plausibilidad histórica, los personajes, el ritmo, el uso del lenguaje… ¡Muy bien por parte de <b>Juan Eslava Galán</b>!
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A mediados del siglo XV, reinando en Castilla Enrique IV, a quien las malas lenguas apodan «el Impotente», se encarga al joven Juan de Olid capitanear una expedición para hallar la cura al mal que dicen aflige al monarca. Tan mítica como infalible.
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Ha de partir <b><span style="color: #3366cc;">En busca del unicornio</span></b>.
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Todo un reto para el jovencísimo paladín que, al mando de cuarenta ballesteros, secretario, traductor, tres criadas y el sabio fray Jordi de Monserrate, cruza el mar hacia los dominios del sultán de Marruecos.
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Ah, también le acompaña una figura fundamental para la felicidad de la empresa: doña Josefina. Doncella certificada.
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Porque, como es sabido, solo una virgen puede acercarse a tan esquivo animal y, amansándolo, conseguir la captura de su cuerno. Aunque entre la dama y el caballero parece que se iluminan los ojos. Escapa algún suspiro de sus apretados labios.
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Y también está Inesilla, al servicio de doña Josefina, a quien, en lugar de los suspiros y la languidez del <i>amour courtois</i> medieval, le bulle la sangre en sus encuentros con el protagonista. Hay una noche oscura que...
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Dejando atrás Marraquech, la comitiva se dirige a la inmensidad de las arenas, en compañía de caravanas que conocen sus senderos. Y más allá de Tombuctú…
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Junglas, ríos, cataratas, montañas, sabanas, tribus pacíficas o belicosas. Lo inexplorado.
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Ya no sirven mapas, apenas las noticias de una poderosa bestia al sur que podría ser la que persiguen.
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¿Volverá alguno de ellos a pisar la corte de su señor, con o sin el ansiado trofeo en sus manos?
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El desenlace, después de unas páginas llenas de peripecias y excelente factura. A disfrutar.
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<hr />Mannelighttp://www.blogger.com/profile/04541613563836520589noreply@blogger.com0