jueves, 30 de abril de 2020

El asedio (XXXIX)

Mujer preocupada en el mercado.

Me pregunto: cuando el asedio nos deje respirar un poco, ¿qué será lo que habremos aprendido?

¿A vivir en una sociedad más amable, más equilibrada, más justa?

¿O seguiremos creyendo que las personas somos islas, como dice la canción?

Y sálvese quién pueda…

martes, 28 de abril de 2020

La Segunda Guerra Mundial en el mar.

Clave de lectura: El mar, clave para el resultado de la Segunda Guerra Mundial.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Midway, de John Williams ♪♪♪
Portada del libro La Segunda Guerra Mundial en el mar, de Craig L. Symonds.

La Segunda Guerra Mundial en el mar, de Craig L. Symonds, es un estudio de impecable factura en el sentido de la documentación y de aprovechar el conocimiento historiográfico acumulado desde el final del conflicto.

Tras una introducción sobre las políticas navales de entreguerras, cuya visión estratégica venía heredada en gran medida de la Primera, Symonds entra en harina con los hundimientos del Courageous y del Royal Oak por parte de submarinos alemanes, hasta llegar a la firma de la rendición japonesa a bordo del Missouri.

Entre medias, todos los escenarios del globo y todas las fuerzas involucradas: cargueros, corbetas de escolta, destructores, sumergibles, buques de desembarco, acorazados, portaaviones, los nuevos reyes del océano…

Como señalaba, los avances historiográficos aportan luz a múltiples episodios que, interrelacionados, permiten entender la definitiva victoria aliada. Aunque también resulta casi increíble cuán a menudo un enfrentamiento se decidió por detalles que podrían resumirse en la palabra «suerte».

Otra característica de la obra es la preponderancia que otorga al Pacífico, donde se desgranan las operaciones anfibias con minucioso detalle. ¿Quizá el Mediterráneo no disfruta de un nivel de atención similar? Si buscamos una crítica, podría ser esta, efectivamente.

Y, por supuesto, en un proyecto de tal calado, no deja atrás aspectos fundamentales como el esfuerzo tecnológico e industrial, las personalidades de sus protagonistas o el trabajo de inteligencia para intentar adelantarse a los movimientos enemigos —verbigracia, el descifrado del sistema Enigma—.

En suma, una lectura agradecida, que no defraudará a ningún aficionado a la historia.


lunes, 27 de abril de 2020

El asedio (XXXVIII)

Pintor en la playa.

Ya queda menos para salir a dibujar el mundo.

Ya queda menos…

sábado, 25 de abril de 2020

El asedio (XXXVII)

Ventana medieval enrejada.

Over the hills and far away,
for ten long years he'll count the days,
over the mountains and the seas,
a prisoner's life for him there'll be.

viernes, 24 de abril de 2020

El asedio (XXXVI)

Yo solo digo una cosa:

El sábado 25 de abril de 2020, la Ópera de Nueva York retransmite en abierto La Traviata.

Si, sí, La Traviata.

Canta Natalie Dessay.

¿Que luego hay gente que va a su bola, sempre libera, y no hace caso y no se conecta? Bueno, cada uno es cada uno.

¿Que no quieren pasar un di felice? Pues vale.

Pero es que es Verdi, caramba. Es que es Dessay. ¡Follie!


jueves, 23 de abril de 2020

El asedio (XXXV)

La manos sosteniendo la cabeza...

Aunque no tendría sentido un gesto de tristeza prolongado. Lo que merece su memoria es una sonrisa amplia y franca.

Y, si tuvimos incluso la fortuna de verlo en persona sobre un escenario, junto al resto de Les Luthiers, revivir las miles de carcajadas que resonaron.

Ese es su legado

(En recuerdo de Marcos Mundstock).



miércoles, 22 de abril de 2020

El asedio (XXXIV)

Mariposa.

Nuestro «buscador amigo» nos avisa de que hoy es el Día de la Tierra. ¿Ah, sí? ¿Hay un Día de la Tierra? ¿Solo uno?

Si pinchamos en su logo, nos informa de que las abejas son aún más amigas nuestras que nuestro buscador amigo, porque polinizan casi todo lo que crece en el planeta. Incluyendo lo que luego nos comemos.

Pues me gustaría subir una foto de abejas para sumarme al homenaje, pero resulta que no tengo ninguna. Me lo apunto cuando pueda salir al campo.

Tendréis que conformaros de momento con una foto de mariposa, que también cumplen su rol de polinizar.

martes, 21 de abril de 2020

El asedio (XXXIII)

Macro de orquídea.

Cuando traje a casa la orquídea, el día antes de comenzar el asedio, su belleza era…

Era como la de Isabeau.

Ya sabéis, Isabeau: el hechizo al despuntar el alba, el capitán Navarre, el obispo, Lady Halcón

Hermosísima. Y con doce flores.

Hasta que… Doce, once, diez, nueve, ocho…

Le quedan cuatro.

Y no puedo cruzar aceros con la guardia para solucionarlo.

Isabeau, mi Isabeau…

lunes, 20 de abril de 2020

El asedio (XXXII)

Otra recomendación que trasciende eso que llamamos géneros de la música.

Soleá de Miles Davis.


domingo, 19 de abril de 2020

El asedio (XXXI)

Estanque del Retiro al atardecer.

Hoy me he sentido romántico todo el día.

Eh, quiero decir que… No es lo que… En fin, que…

Romántico de Romanticismo.

Si así tampoco se entiende…

En brazos de las sinfonías de Schumann, caramba.

sábado, 18 de abril de 2020

El asedio (XXX)

Acciono el interruptor y comienza a fluir la electricidad en el castillo.

Las instalaciones modernas son una ventaja. Antes tendría que haber enviado a Igor con pararrayos a lo alto de una almena.

Que si espera a que venga la tormenta, que si plus de nocturnidad, que si Walpurgis es fiesta…

Ahora le doy al botoncito y enseguida suena la música de Franz Waxman para La novia de Frankenstein


viernes, 17 de abril de 2020

El asedio (XXIX)

Plaza de Castilla en Madrid.

Oh tú, gran ciudad, cornucopia de dones, trono del alto y del bajo mundo, quien haya probado tus birras no será ya capaz de saciar la sed en ninguna otra fuente.

Yo entono por ello tus alabanzas en modo dórico, frigio y mixolidio.

Dicen que el estrés ha huido de tus calles, que el betún reluce, que hasta los jabalíes vienen a hozar un poco.

Dicen que tus torres de acero y vidrio se yerguen poderosas, mostrando el cenit de tu gloria.

Y dicen, dicen… que si también nosotros alzamos los ojos… Dicen… ¡que se ve el cielo! ¡Que no hay porquería en el aire! ¡Y hasta menos dióxido de nitrógeno!

Bueno, gran ciudad, esto último tengo que verlo para creerlo.

Es que va a ser tan raro…

jueves, 16 de abril de 2020

El asedio (XXVIII)

A la luz de una vela.

Noche avanzada, la luz de una sencilla vela temblando.

Las notas empiezan a sonar en la pequeña habitación: A Single Man, de Abel Korzeniowski.

Hay una música para cada momento.

miércoles, 15 de abril de 2020

El asedio (XXVII)

Escultura sobre el suelo de Oslo.

Propongo este temazo musical para hoy: You’ll Never Walk Alone.

Nunca caminarás solo.

martes, 14 de abril de 2020

El asedio (XXVI)

Gotas de lluvia.

Martes, día tutelado por un dios iracundo.

Tiwaz o Tyr hacia el septentrión, el de Tuesday, Dienstag o Tisdag.

Vamos, que por etimología es normal que los martes suenen a retumbos y goterones.

Martes de asedio. Una colérica tormenta de primavera.

lunes, 13 de abril de 2020

El asedio (XXV)

Es difícil replicar el punch del grupo original, de acuerdo. El sonido que transmitía aquel Fokker DR1 en la época dorada de sus acrobacias…

Ah, pero en esta reconstrucción tenemos el motor y las alas del triplano, y los musicazos que forman el timón y el resto del fuselaje son de los buenos.

Con todos vosotros, en vivo y en videoconferencia, ¡Los Barones!


domingo, 12 de abril de 2020

Ciudad de ladrones

Clave de lectura: Sobrevivir a la guerra cuando los dos bandos te persiguen.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Baba-Yaga, de Anatoli Liádov ♪♪♪
Portada del libro Ciudad de ladrones, de David Benioff.

Si tenemos la suerte de una vida larga y llena de libros con que acompañarla, al final la «aristocracia» de lo leído, la crème de la crème, con sus títulos, nombres, patronímicos (si acaso hay personajes rusos) y oropeles en la memoria, será con seguridad más escasa que la «clase media».

Sin embargo, tenemos que apreciar esta última en su justo valor.

Representada, en el género novelístico, por obras que sin llegar a lo excelso están bien escritas, proponen una trama sólida, una ambientación conseguida y que, en resumidas cuentas, nos mantienen horas pegados a sus páginas.

Como Ciudad de ladrones, de David Benioff.

Aquí aparecen muchos rusos, y algunos alemanes también. No en vano, los protagonistas se encuentran en medio del asedio de Leningrado, a principios de 1942.

El autor relata que su abuelo mató a dos hombres antes de cumplir los dieciocho años, pero desconoce los detalles de la historia. De manera que va a visitarle, a él y a su abuela, a su retiro de Florida, y les pregunta sobre sus experiencias en la guerra.

Y así comienza una aventura con el adolescente Lev viendo descencer el paracaídas de un «Fritz» derribado, desde la azotea del edificio de apartamentos Kirov. El NKVD le captura tras saquear las pertenencias del aviador enemigo, por lo que solo le cabe esperar el fusilamiento.

Aunque no ocurre así, para su sorpresa. Al menos, no inmediatamente. Ni tampoco ejecutan al soldado con quien comparte su celda, el singularísimo Kolya, a pesar de que es la pena sumaria para los acusados de desertar.

El trato es este: si encuentran una docena de huevos en la ciudad sitiada, destinados a preparar un pastel para la boda de la hija de un coronel, olvidarán sus actos de «traición».

El coronel cree que ambos, como buenos ladrones, serán capaces de llevarle lo que sus propios hombres no han podido hallar.

La búsqueda los conduce al Mercado del Heno, lleno de peligros. A una casa tras las líneas, frecuentada por oficiales nazis. A sufrir la desconfianza de un grupo de partisanos, incluída la joven francotiradora Vika (la abuela). A enfrentarse al implacable y cruel Abendroth, de los Einsatzgruppen que peinan el bosque…

Como sugería al principio, no sé hasta cuándo me acordaré de ella pero, nada más terminarla, a mí esta novela me ha gustado.


sábado, 11 de abril de 2020

El asedio (XXIV)

Amanecer con estelas de aviones.

Color ceniza: no me gusta.

Mi herencia romana tiene en esto más peso que la celta, con sus robles ocultos bajo perennes brumas.

Yo prefiero que, al abrir los ojos, lo primero del día sea un cielo azul. Con un punto más de magenta que de cian, ya que estamos.

Puede haber nubes, por supuesto. E incluso esas aeropistas por donde pasan los reactores y sus estelas de condensación a veces tienen cierta gracia.

Ahora, si ya empezamos la jornada directamente con grises, hum… Lleva a plantearse lo de salir de debajo de las sábanas.

Otro sábado de asedio.

viernes, 10 de abril de 2020

El asedio (XXIII)

Musicalmente hablando, en mi barrio se practican dos instrumentos: palmas y cacerolas.

A las horas marcadas, cada terraza recibe la visita de vecinos deseosos de mostrar sus progresos en el arte de la percusión. De aquí a nada, están tocando el Concierto de Ney Rosauro.

El asedio despierta al timbalero que todos llevamos dentro.



jueves, 9 de abril de 2020

El asedio (XXII)

Hay sensaciones en la vida que no se dejan poner nombre con facilidad. Es como si de repente comprendiésemos «algo».

Algunos lo llamarán conciencia. Otros, espíritu o alma. O una tormenta electroquímica en el cerebro, qué más da.

Hay sensaciones, al escuchar las palabras Kommt, ihr Töchter, que significan el principio de un nuevo ser.

Efímero y sin embargo eterno.

Hasta que el último aliento de Wir setzen uns mit Tränen nieder nos devuelve a nosotros mismos.

Hay sensaciones en la vida que solo tenemos al escuchar la Pasión según san Mateo de Bach.


miércoles, 8 de abril de 2020

El asedio (XXI)

Soldado de asalto imperial.

Oigo como si rascaran detrás de la puerta, qué raro.

Y aunque docenas de películas advierten a mi sentido común de que no vaya a ver, que mejor me quede sentadito donde estoy…

Porque puede ser un tipo con una motosierra, un alien, una asesina oriental, un vampiro, cuarenta zombis queriendo merendarse mis sesos, yo qué sé…

Me puede la curiosidad. Echo un vistazo por la mirilla.

Un señor enmascarado, con traje de guerra biológica de pies a cabeza, está fumigando el descansillo.

Tengo que autoconvencerme de que es bueno, de que está de mi lado en el asedio, de que ha venido para liquidar bichos.

Pero, por si acaso, le doy otra vuelta a la llave por dentro.

Es que eso de la máscara, uf…

martes, 7 de abril de 2020

El asedio (XX)

Caracol.

A pesar de lo que decía ayer sobre la calma, reconozco que el asedio lleva un paso...

Como si a veces no quedara muy claro cuándo empiezan o acaban las jornadas.

lunes, 6 de abril de 2020

El asedio (XIX)

Violinista en concierto.

Al señor del segundo, en el edificio de enfrente, parece que le vaya a dar un yuyu.

Ventana abierta, móvil en mano y cigarrillo en ristre, lo agita como si fuera el arco de un violín a punto de desencordarse. ¡Agitato, feroce, presto con fuoco!

Calma hombre, calma, contempla el jardín. Imagínate la caricia del atardecer, el susurro de los brezos…

Anda que no nos queda todavía asedio.

domingo, 5 de abril de 2020

El asedio (XVIII)

Silueta de globo ascendiendo al amanecer.

Una copa de vino, un disco de Mahler, una foto de las de antes del asedio para subir al blog…

Ich bin der Welt abhanden gekommen.

Sí, a veces hay que dejar el mundo atrás.

sábado, 4 de abril de 2020

La manipulación del lenguaje

Clave de lectura: La palabra es la base de nuestra comprensión del mundo. Y si se manipula...
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Radio Ga Ga, de Queen ♪♪♪
Portada del libro La manipulación del lenguaje, de Nicolás Sartorius.

Lo más revelador que he leído en mi vida acerca de este tema es, por supuesto, La lengua del Tercer Reich, de Victor Klemperer.

De qué manera las palabras se retuercen para adaptarlas a idearios y mensajes capciosos, de qué manera la gente, incluso la bienintencionada, empieza a usarlas en ese sentido, validando su contenido espurio…

En una aproximación menos monumental, pero desde luego digna, Nicolás Sartorius escribe ahora La manipulación del lenguaje (por subtítulo: Breve diccionario de los engaños).

Y desgrana expresiones que se han introducido en nuestra vida, algunas ya con solera: armas inteligentes, clases medias, como no puede ser de otra manera, crecimiento negativo, derecho a decidir, dinero B

Estado de bienestar, fascista, izquierda abertzale, judicializar la política, los mercados, neoliberalismo, populismo, por imperativo legal, reformas estructurales, régimen del 78, república catalana, socialismo y comunismo, voto útil

Se podrá estar de acuerdo con él en todo, en nada o en parte. Pero contiene advertencias que resultan demasiado valiosas como para dejarlas caer en saco roto.

Porque, si no queremos que se convierta en un escenario de cartón piedra, la libertad política debe cimentarse sobre la interpretación crítica de lo que nos cuentan —o no nos cuentan—, no sobre eslóganes mil veces repetidos.

En resumen, recomiendo honestamente su lectura.


viernes, 3 de abril de 2020

El asedio (XVII)

Luces en un puente.

Se nos va un dibujante genial.

Varios de los mejores cómics que he leído llevan su impresionante firma gráfica. Por ejemplo, los escritos por Alejandro Jodorowsky: El Incal, Los Tecnopadres, La casta de los Metabarones

Estos días, demasiadas luces brillantes se alejan de nosotros.

(En recuerdo de Juan Giménez).

jueves, 2 de abril de 2020

El asedio (XVI)

Jeep de la II Guerra Mundial.

Hace dos días, según las noticias, el virus se llevó al último integrante español de la 2ª División, 9ª Compañía, que liberó París en 1944.

De todas las personas que nos están dejando, seguro que su nombre no será el más famoso.

Pero sería injusto olvidarlo. El mérito de aquellas jornadas, desde el primer paso que dio en la playa Utah hasta llegar al «Nido del Águila», así lo demanda.

Por eso me uno, desde estas líneas personales, a las voces que lo despiden con respeto y gratitud.

(En recuerdo de Rafael Gómez Nieto).

miércoles, 1 de abril de 2020

El asedio (XV)

Interior de una mina.

En julio de 1962, el espeleólogo Michel Siffre descendió más de cien metros bajo tierra, al fondo de la sima Scarasson, con objeto de experimentar acerca del aislamiento.

Llevaba consigo provisiones para dos meses, unas cuantas lecturas y discos con música de Beethoven y Liszt.

Dentro de su tienda de campaña, rodeado de abismos, hielo y tinieblas, tenía una sensación de seguridad como en la más sólida construcción de piedra.

Un par de veces al día debía llamar por teléfono a la superficie para dar señales de vida, aunque llegó un momento en que no deseaba ni sacar el brazo del saco de dormir.

Incrédulo, encontró a una pequeña araña a la que desde entonces consideró su mejor amiga.

La percepción del tiempo le abandonó. Cuando le comunicaron que era el 14 de septiembre, fin de la prueba, estaba convencido de que no había pasado aún del 6 de agosto.

Yo también tengo música de Beethoven y de Liszt. Ahora, lo de las arañas, hum... No sé. Un montón de cómics de Spiderman, si eso…