lunes, 24 de febrero de 2020

Por qué tengo razón en todo

Clave de lectura: Pensamientos de Kolakowski sobre múltiples temas.
Valoración: Más o menos bueno ✮✮✮✩✩
Música: Variaciones sobre un tema de Paganini, de Witold Lutoslawski ♪♪♪
Portada del libro Por qué tengo razón en todo, de Leszek Kołakowski.

En este libro, Leszek Kołakowski nos ofrece pensamientos sobre temas de interés inmediato: utopías, religión, verdad, justicia, civilización, política, comunismo… Todos con argumentos bien trenzados.

Que el lector se identifique en mayor o menor grado con las conclusiones dependerá de cada uno, pero no podrá sino reconocer el espíritu independiente del filósofo, al no dejarse maniatar por tendencias o lo «políticamente correcto».

También, su mordacidad elegante.

Virtudes que no se traducen en un texto hipnótico, todo hay que advertirlo. Personalmente me ha causado cierto cansancio.

Compensado quizá por las dos últimas páginas, divertidísimas, donde resume de forma enciclopédica todo lo que necesitamos saber sobre Freud, Descartes, Platón, la metafísica, la fenomenología, el relativismo…

Así pues, Por qué tengo razón en todo obtiene más o menos el visto bueno.

Más o menos.


miércoles, 19 de febrero de 2020

Los pájaros de Verhovina

Clave de lectura: Triunfo aparente del sinsentido y su aceptación si se quiere sobrevivir.
Valoración: Más flojo que libros precedentes ✮✮✮✩✩
Música: Lamento, Danza de la mañana y Danza viva, de Sándor Fodor ♪♪♪
Portada del libro Los pájaros de Verhovina, de Ádám Bodor.

Vaya esto por delante: cualquier cosa que pudiera publicar Ádám Bodor, ahora o en el futuro, yo tengo intención de leerla.

Y es que su empeño en generar mundos absurdos, donde los personajes viven y se relacionan con acusada mordiente kafkiana, excita la imaginación.

Por ejemplo, tras los primeros párrafos de Los pájaros de Verhovina, entran ganas de abundar en quién es Anatol Korkodus, la causa de que planeen detenerlo, por qué el ferrocarril que lleva a la colonia funciona de manera tan peculiar, de dónde sale el nombre del Mesón de las dos pellejas

Ahora bien, vaya por detrás que esta novela me parece menos lograda que sus precedentes, El distrito de Sinistra y La visita del arzobispo. No se paladea igual.

Como si el autor quisiera seguir recorriendo esos caminos —sociedades alienantes donde no importa el sinsentido de las normas, sino el hecho de que se cumplan a ciegas— y, a mitad del trayecto, no supiera cómo seguir.

Aunque los personajes pugnen por resultar a cuál más estrafalario, aunque la atmósfera oscurantista de la que no son conscientes, o al menos para ellos es «lo natural», no cese de impulsar sus actos…

No alcanza a ser suficiente para mantener el listón del notable.

Simplemente aprueba.


sábado, 15 de febrero de 2020

Una mujer en el frente

Clave de lectura: La maldad rompe sus diques gracias a la guerra.
Valoración: Es difícil «poner nota» a algo así ✮✮✮✮✮
Música: A fényes nap immár lenyugodott, de Holdviola ♪♪♪
Portada del libro Una mujer en el frente, de Alaine Polcz.

Un puñetazo en el rostro. Súbito. Inesperado. Sientes parte de su dolor.

Ese es el impacto emocional por leer Una mujer en el frente.

Casi cincuenta años después, Alaine Polcz rememora y comparte con nosotros sus vivencias en la Segunda Guerra Mundial.

Quizá no tenga sentido distinguir entre grados de sufrimiento. ¿Era ella más o menos inocente, más o menos merecedora que cualquier otro de librarse de la crueldad desatada?

Y aun así, su historia, oculta tras la gran estadística de las enciclopedias —ofensivas, contraofensivas, «liberaciones»—, es la de una portadora de luz para continuar viviendo con optimismo cuando parece que ya no vale la pena.

La historia de una superviviente, en sentido físico y espiritual.

Jovencísima, recién casada en marzo de 1944 con alguien que, llegado el momento, se mostrará indigno, Aline ve cómo el frente se transforma, de un escenario lejano, a asolarlo todo en derredor.

Los fascistas húngaros. Los nazis alemanes. El Ejército Rojo, ávido de venganza.

La primera violación. La segunda. La tercera…

Nadie compartirá su carga. Si es necesario volverán la cabeza, cubrirán sus ojos, sus oídos y su boca. No querrán saber nada.

Hay una escena que termina de derrumbarnos.

Tras conseguir llegar a Budapest y reencontrarse con su familia, comienzan a cenar y la madre pregunta si los rusos también han forzado a las mujeres de su ciudad natal. Ella asiente.

«Pero a ti no te llevaron, verdad?», continúa la conversación.

Le cuenta que sí, que a todas. ¿Por qué se había dejado? Porque la pegaban. ¿Fueron muchos? Llegó un momento en que no pudo contarlos.

La madre protesta: no debe hacer bromas tan pesadas, al final se lo van a creer. Solo es posible que se llevaran a las que eran unas putas, y su hija no es como ellas. «¡Di que no es verdad, dilo!».

No se me ocurre qué otros aspectos comentar sobre este libro.

Un puñetazo...


lunes, 3 de febrero de 2020

Un sueño (II)

Salón del Palacio Real de Varsovia.

Números.

Números, números.

Números, números, números.

Desde cualquier dimensión que puedan abarcar mis ojos, arriba, abajo, a los lados, en diagonal…

Alfombras de números en movimiento.

Series sin fin, cubriendo todo el espacio y todo el tiempo.

Y yo sé que algo… algo… en algún sitio…

Yo sé que hay un error. Un número no es el correcto.

Pero, por mucho que busco, no soy capaz de encontrarlo.

Así que el universo está en un completo caos.

Porque yo no consigo encontrar el error.

Hasta que amanece.

De acuerdo, quizá sea la fiebre lo que me ha producido este sueño. Sería una explicación.

Pero si alguien quisiera echarle un buen vistazo al estado de las esferas de la existencia, vaya, pues…

A ver si al final resulta que hay un error de verdad.