martes, 31 de diciembre de 2019

Los papalagi

Clave de lectura: Descripción por el jefe samoano Tuiavii del mundo de los papalagi blancos.
Valoración: A ver si aprendemos de una vez… ✮✮✮✮✩
Música: Sanibel, de Scott Cossu & Eugene Friesen ♪♪♪
Portada del libro Los papalagi, de Erich Scheurmann.

Como colofón del año tenemos hoy un librito, simpático en la forma, pero con carga de profundidad: Los papalagi. Discursos del jefe Tuiavii reunidos por Erich Scheurmann.

Los papalagi somos los «blancos extranjeros», aunque literalmente el término significa «quebrantador de los cielos».

A principios del siglo XX, en el auge del colonialismo, Samoa era territorio ambicionado por varias potencias occidentales. Así que enviaron a sus representantes para «civilizar» a los nativos.

Llevaron consigo grandes prodigios: barcos que dejaban atrás a las más veloces canoas, luz en medio de la noche, máquinas de todo tipo, el metal redondo, los muchos papeles, los palos que lanzan fuego…

Fue entonces cuando el jefe Tuiavii de Tiavea hizo a su vez un viaje a Europa, con ánimo de contar lo que aquí aprendiera a su pueblo.

Confiesa en sus notas que no siempre fue capaz de comprender nuestras costumbres. Para empezar, ¿por qué tenemos tantos tipos de taparrabos y esteras? ¿Por qué el ansia de cubrir los cuerpos? ¿Qué significa eso del «pecado»?

Llamaron también su atención las inmensas canastas de piedra que forman las ciudades, separadas unas de otras por grietas, bajo cielos de humo y cenizas. Y el hecho de que sus habitantes a menudo no conozcan ni el nombre de los vecinos.

Ah, los ojos de los papalagi delatan su gran amor: el dinero. En Siaminis lo llaman marco. En Fafali, franco. En Peletania, chelín, y en Italia, lira. Pero en todas partes es lo fundamental. Quizá solo el aire para respirar está —de momento— libre de su carga.

Los papalagi no cejan en su empeño de inventar objetos sin especial propósito ni belleza. Y las multitudes se vuelven locas por obtenerlos. Los ponen frente a ellos, los adoran y les cantan elogios.

Algo complicado de explicar es la falta de tiempo. Los papalagi dividen el día en horas, minutos y segundos, marcados por una especie de dedos que se mueven sobre una esfera. Perderlo les causa una angustia insoportable.

Las razones por las que unos papalagi son ricos y otros pobres, las profesiones, los locales de pseudovida, la enfermedad del pensamiento profundo o la oscuridad a la que quieren arrastrar a los samoanos, con la excusa de enseñarles las escrituras de su dios, son otros de los temas que se tratan en estos discursos.

Simplicísimos en su estructura y en sus palabras, casi infantiles. Y, sin embargo, en más de una ocasión he sacudido la cabeza a lo largo de su lectura, reconociendo el saber que en ellos se contiene.

Los papalagi no hemos cambiado. Seguimos aferrados a «necesidades» cuya obtención nos causa infelicidad y separación de la naturaleza.

Nada más. Con mis mejores deseos para el año nuevo…

Paz. Armonía. Lucidez.


jueves, 26 de diciembre de 2019

Batallas de la Guerra de los Treinta Años (I y II)

Clave de lectura: La primera gran guerra paneuropea, descrita en toda su extensión.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: The Last Valley, de John Barry ♪♪♪
Portada del libro Batallas de la Guerra de los Treinta Años (II), de William P. Guthrie.

La extensión habitual de las entradas en el blog debería multiplicarse hoy por dos.

Porque ese es el número de libros de William P. Guthrie que entran al tiempo en liza: Batallas de la Guerra de los Treinta Años (de la Montaña Blanca a Nördlingen, 1618-1635) y Batallas de la Guerra de los Treinta Años (de Wittstock a la Paz de Westfalia, 1636-1648).

Mi opinión, desde luego, es que ambos volúmenes han de citarse como referencia cuando se desea ahondar en ese periodo histórico. La aportación de Guthrie en cuanto a detalles, cifras y fuentes de consulta adicionales parece una labor de orfebrería, por lo minuciosa.

Lo cual no quiere decir que se limite a rellenar cuadros de efectivos, proporciones entre picas y mosquetes, bajas o banderas capturadas. En absoluto. Su narración de los choques que preludiaron el espantoso destino de Europa a lo largo de los siglos venideros no deja un momento de respiro.

Asistimos así, desde los éxitos de inicio imperiales e hispánicos, y cuáles fueron sus causas, a la posterior preponderancia sueca y francesa, también extensamente razonada.

Richelieu, Olivares, Gustavo Adolfo, Tilly, Wallenstein, Condé, Turena, nombres que se aprenden en el colegio, se unen a otros no tan mentados pero de relevancia en el resultado final del conflicto.

Sin dar tampoco de lado los aspectos económicos, religiosos, geográficos o de ambición pura y ciega de los gobernantes que ayudaron a prolongarlo.

En tantas ocasiones las victorias estuvieron en el alero de convertirse en derrotas y viceversa…


martes, 24 de diciembre de 2019

La expedición del maestre de campo Bernardo de Aldana a Hungría en 1548

Clave de lectura: Carlos V, Fernando I, Juan I, Solimán I, Bernando de Aldana, un tal Reynoso…
Valoración: Así se escribe (y se olvida) la historia. ✮✮✮✮✮
Música: Danzas húngaras, del Benkö Consort ♪♪♪
Portada del libro La expedición del maestre de campo Bernardo de Aldana a Hungría en 1548.

Hay un castillo a la vuelta de Transilvania que, por muchos pelotazos que le lancen, aguanta sin resquebrajarse.

Se alza entre montañas y precipicios, y a sus defensores, los más animosos del país, no les faltan arcabuces para repeler a cualquiera que se acerque.

Las municiones de los asaltantes se agotan y no llegan nuevas. Los soldados andan mustios. Algunos capitanes hablan de desistir del imposible empeño.

Entonces el maestre les recuerda que poca fama se gana en las cosas fáciles de acometer, y que miren la honra y reputación que hasta el momento han ganado en aquellas tierras, no las vayan a perder ahora.

Efectivamente, toman enardecidos la fortaleza. ¡España!, ¡España!, se oye gritar a los que entran.

Peripecias así abundan a lo largo de La expedición del maestre de campo Bernardo de Aldana a Hungría en 1548. Edición del códice V.II.3 de la Biblioteca de El Escorial al cuidado de Fernando Escribano Martín.

El origen de todo es que al Rey de Romanos se le sublevan unos caballeros principales y solicita ayuda al Emperador. En aquellos días andan los reinos de la zona manga por hombro.

Tras la batalla de Mohács, veintidós años atrás, el avance turco se asemeja imparable. Muerto sin herederos Luis II, su cuñado Fernando de Habsburgo reclama el trono magiar. Lo que queda, al menos.

Pero, en el entreacto, el conde Juan Zápolya se hace coronar con el apoyo de los nobles, de manera que el conflicto está servido.

Fernando, que había nacido en Alcalá de Henares como hermano de Carlos V (y que terminaría heredando la corona imperial a su abdicación), se ve agobiado y le pide asistencia. El Tercio de Nápoles, al mando de Bernardo de Aldana, se pone en camino.

Desde Viena a Budapest, pasando por Bratislava y otros topónimos reconocibles, la expedición cobra un papel decisivo en el equilibrio de fuerzas. Asedio tras asedio trabajan, según el cronista, «lo que no se puede creer».

Melchior Balax, el Bajo Matías, fray Jorge, el rey Joanes, Cazum Bajá, nombres propios que figuran en las enciclopedias, se juntan con Pedro Montañés, Diego Vélez de Mendoza, García Jiménez o sencillos soldados como Domingo Rubio o un tal Reynoso, los primeros en escalar los muros de Leva.

También aparece Juan Bautista Castaldo, el malo de la película, empeñado en perjudicar a Aldana, que al final consigue su prisión. Le acusa de la caída de Temesbar y Lipa ante la marea de Solimán el Magnífico. De hecho, los expertos consideran que este libro fue escrito para demostrar su inocencia en el juicio.

En fin, valiosa y disfrutable aportación para recuperar los olvidos de la historia.


martes, 17 de diciembre de 2019

El Glorioso

Clave de lectura: Batería de babor, ¡fuego! Batería de estribor, ¡fuego!
Valoración: ¡Qué bueno! ✮✮✮✮✮
Música: Artaserse (Vo solcando un mar crudele), de Leonardo Vinci ♪♪♪
Portada del libro El Glorioso, de Agustín Pacheco Fernández.

Nos aprestamos a largar gavias, zafar cabos y que asomen las bocas de fuego por las portillas. Hay unos tipos que se acercan a todo trapo, ondeando la Union Jack, y no tiene pinta de que quieran echarse unos tragos de grog con nosotros.

El Glorioso, estimados guardiamarinas, navegamos a bordo del Glorioso. Por cortesía de Agustín Pacheco Fernández.

¿Lo he dicho alguna vez? A menudo, los hechos históricos se descontextualizan en el sentido de «lo buenos que eran nuestros antepasados» frente al malvado enemigo de turno. Y la historia no es eso.

No obstante, hay hechos que, se miren por donde se miren, merecen ser pintados con una pátina aventurera. Mítica incluso. Unos cuantos ocurrieron en los océanos.

Preguntas en el Reino Unido y hay una alta probabilidad de que les resulte familiar el Revenge, por ejemplo. O, en los Estados Unidos, la Constitution. Hasta el Vasa, que se hundió a plomo nada más salir del puerto, tiene un museo en Estocolmo.

¿Y el Glorioso? ¿Por qué razón no se le recuerda en la misma medida? Sus travesías parecen una pura película.

Son los tiempos de la guerra del Asiento (la de aquel Jenkins a quien cercenaron la oreja), y nuestro navío transporta un tesoro desde Veracruz hasta el Viejo Continente. Cerca de las Azores se topa con una flotilla británica que se dispone a perseguirlo.

Al día siguiente, como el viento no le permite tomar distancia, el capitán Mesía iza el gallardete, arriba a estribor y comienza el cañoneo. Tras mil y pico fogonazos, El Warwick y el Lark ponen proa en polvorosa. El Montagu, por si acaso, ya lo había hecho antes.

A la altura de Finisterre, más de lo mismo: los vigías avistan al Oxford, el Shoreham y el Falcon, que sobrepasan el curso del Glorioso y viran en pos de su estela.

Maniobra similar que efectúa Mesía, ganando así el barlovento y abriendo fuego por ambas bandas.

Pasadas varias horas, de nuevo la Royal Navy decide que lo deja. El buque español echa el ancla en la ría de Corcubión y desembarca la plata de sus bodegas.

En unos meses, reparado en lo posible de tronchaduras, se hace a la mar con destino El Ferrol. Pero, a resultas del mal tiempo, tiene que cambiar el rumbo a Cádiz.

Junto a San Vicente, el King George y el Prince Frederick se unen a la fiesta. ¿Resultado? El habitual: el Glorioso continúa la singladura dejando a los adversarios como un colador.

Amanece y el resto de la escuadra de su graciosa majestad que surca aquellas aguas se une a la caza. El Dartmouth se acerca el primero con pabellón danés, pero la treta no cuela. La pólvora vuelve a tomar la palabra.

En esta ocasión, el Dartmouth sufre peor suerte que sus predecesores: vuela por los aires y se hunde.

Ya la arboladura anda estropeada, la verdad. Lejos de un fondeadero no resulta sencillo el arreglo. El tres puentes Russell, que entra en escena con un par de fragatas de escolta, va a sacar de ahí ventaja.

Desde las doce y cuarto de la noche del 19 de octubre de 1747, según el cuaderno de bitácora, hasta más allá de las seis de la mañana, no desmaya el combate a la luz de la luna.

Hasta que, agotadas las municiones y cualquier elemento metálico que se pudiera disparar, se acepta la rendición. El casco se subastaría por 12.100 libras en la Lloyd’s Coffee House de Londres y se desconoce su destino.

Me he extendido demasiado en el resumen, sin duda. Pero, ¿no tenía razón? ¿No se asemeja a una película?

Lo que tampoco puedo dejar de mencionar antes del punto final es la labor investigadora de Pacheco, ya que nos ofrece un recorrido por fuentes originales digno de encomio. Desde las vicisitudes de la construcción en el astillero de La Habana, hasta cartas y legajos de archivos que ilustran cada detalle de lo acontecido. Enhorabuena.


martes, 10 de diciembre de 2019

Marie Fredriksson

Hay personas fallecidas este año por quienes debería haber escrito aquí unas líneas.

Porque, en mayor o menor medida, hicieron algo que queda en la memoria.

En mayor o menor medida, su paso por el mundo se entrelazó con el de muchos de nosotros.

No fue la suya una canción en silencio…

(En recuerdo de Marie Fredriksson).


viernes, 6 de diciembre de 2019

Manifiesto cívico (XI)

Banderas de España, Asturias y Europa.

Si alguien ha tenido la paciencia de visitar más de una vez esta página sin darle inmediatamente al botón de «atrás» del navegador, se habrá dado cuenta.

Soy un convencido, tenaz, apasionado constitucionalista.

El sistema constitucional asegura que nadie, creyéndose por encima de los demás, pueda empuñar un látigo. Nos da equilibrio.

Es un puente hacia la pluralidad de pensamiento, donde los ciudadanos podemos expresar lo que queremos y lo que no queremos con respeto, sin aplastar a quienes tienen otra visión.

Si se hubiera empezado de cero en la isla de Robinson, con seguridad habríamos podido escribir algo diferente. ¿Mejor? Sí, por qué no: algo mejor.

Pero, con tantos cientos de años de errores a nuestras espaldas, de oportunidades al alcance de la mano perdidas, el resultado me parece razonablemente bueno.

Quizá por ello, tanto como me cuesta entenderlo, haya algunos que odian el espíritu del texto.

No conciben nada más allá de su tribu, no soportan otra ley que su voluntad egoísta. Ser bajo o alto, rubio o moreno, hombre, mujer o transgénero, ateo o devoto, o ir por la calle en paz, hablando en cualquier lengua que venga en gana, solo les resulta aceptable siempre que se trate de «los suyos».

Si no, no les gusta.

Pues aquí está, un nuevo año en el que celebramos el 6 de diciembre. Un nuevo año en el que no hemos caído derrotados.

Un nuevo año en el que decir con orgullo:

¡Viva la Constitución Española!

miércoles, 4 de diciembre de 2019

La teoría del todo

Clave de lectura: ¿Podemos intentar explicárnoslo todo? ¿Tenemos límites para esa comprensión?
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Cosmos, de Vangelis ♪♪♪
Portada del libro La teoría del todo, de Stephen Hawking.

Stephen Hawking es un icono científico, alguien a quien la mayor parte de la gente propondría como ejemplo de «persona lista».

No obstante, hay colegas suyos que no lo consideran tan genial, al menos en sus publicaciones posteriores a los años 70. Le achacan un exceso de especulación para defender sus puntos de vista, en lugar de las demostraciones objetivas.

Una especie de «físico del pueblo» mediático, no indiscutible.

Yo, como miembro de ese pueblo, no tengo capacidad para juzgar. Apenas para ofrecer unas pinceladas de lo que me parece su libro La teoría del todo.

Esta obra recoge un ciclo de siete conferencias acerca del origen y el destino del universo. En orden cronológico, comienza por Aristóteles. Le siguen Ptolomeo, Copérnico, Galileo, Hubble…

Luego se adentra en las teorías de la gravedad de Newton y Einstein, cuyo corolario lo constituye el Big Bang.

La tercera sesión está dedicada a los agujeros negros, especialidad de la casa: cómo se forman y el motivo, según la relatividad general, de que nada capturado por ellos debería volver a salir.

Aunque, en la cuarta, la mecánica cuántica enciende una linterna en la negrura. Hay energía que sí consigue escapar.

Dicha mecánica nos aporta también la idea del espacio-tiempo finito en extensión, pero sin fronteras ni bordes. Cosas de las dimensiones...

Las diferencias entre el pasado y el futuro, incluso bajo leyes simétricas respecto al tiempo, se tratan en la sexta parte.

Para desembocar en los esfuerzos por desentrañar «la teoría». La gorda. Esa que consiga unir las interacciones: nuclear fuerte, nuclear débil, gravedad y electromagnética.

Porque, de manera tan fascinante como causa de irritación, las observaciones experimentales en cada parcela de la realidad, bien a nivel micro o macroscópico, no coinciden hasta el momento entre sí. ¿Qué verdades se esconden tras ese esquivo resultado?

Señalaba que yo no tengo capacidad para juzgar. Si el legado de Hawking tiene cumbres elevadas o no, dejo que lo valoren los expertos.

Pero sí puedo agradecerle por intentar hacernos un poco menos ignorantes.


jueves, 21 de noviembre de 2019

Mi Europa

Clave de lectura: Existió una Europa de grandes esperanzas… y grandes decepciones.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Réquiem Polaco (Chacona), de Krzysztof Penderecki ♪♪♪
Portada del libro Mi Europa, de Czeslaw Milosz.

Tiene una extraña belleza.

Una belleza del pasado. Como el lienzo de un maestro cuyos colores quizá hayan perdido su brillo, pero no la esencia de su mensaje.

Reflexiva. Melancólica. Elegante.

¿Triste? Cierto, una belleza triste. Por todo lo que pudo haber sido y aquello que por el contrario fue.

Esa es la atmósfera que nos envuelve cuando leemos Mi Europa, de Czeslaw Milosz.

Recuerdos, brumas de un mundo nacido para él de las cenizas, cuando la primera guerra decidió que algunos se llamarían polacos y otros lituanos.

Las familias habrían de repartirse a cada lado de las nuevas fronteras.

Y sus profesores les hablarían de glorias patrias y miserias al cruzar esa línea. Las naciones también se construyen en las aulas.

Milosz creció, hizo amigos, viajó, con una mochila y una canoa, para conocer por sí mismo el resto del continente…

Experimentó de primera mano el ascenso del comunismo y del nazismo.

Estuvo a punto de morir tantas veces… Si no relatara con esa naturalidad cómo escapó de todas ellas, apenas podríamos creerlo.

Y fue, tras la segunda guerra, tras haber sido elegido por los nuevos gobernantes de Varsovia para ejercer cargos diplomáticos, con el prestigio que daba la victoria, cuando comprendió que… no… No era eso.

No deseaba pertenecer a ningún lugar cuyo precio fuese una mente cautiva.

Quienes le habían jaleado en los círculos avant-garde le miraron desde entonces con desdén. Incluso le llamaron «traidor».

El Nobel de Literatura aún tardaría unos años en llegar.


domingo, 17 de noviembre de 2019

La República

Clave de lectura: Lo que sabemos, lo que creemos saber y lo que desconocemos.
Valoración: Fundamental ✮✮✮✮✮
Música: Orfeo y Eurídice (Danza de los espíritus bienaventurados), de C.W. Gluck ♪♪♪
Portada del libro La República, de Platón.

Atreverme a comentar con un mínimo de decencia intelectual La República de Platón requeriría que Atenea me hubiera concedido con mayor generosidad sus dones. Pero llegan hasta donde llegan y gracias...

Ahora bien, lo que sí puedo decir sin exponerme a la vergüenza es que se trata de una de las ¿cinco, siete, once, veintitrés…? —poner cantidades exactas carece de sentido— obras escritas que iluminan el paso del ser humano sobre el planeta.

En tiempos de turbación, cuando la esperanza de alcanzar un statu quo de armonía social se cuartea, leerla permite entender mejor unas cuantas cosas.

Entender, por ejemplo, que a orillas del Egeo inventaron lo que llamamos democracia, pero que ejercida irresponsablemente, sin ser conscientes de todo lo que esa bella palabra implica, no libra por sí sola de acercarse al precipicio.

¿No se votó democráticamente que Sócrates debía morir? ¿No se dejaron cegar los griegos por sofistas y gobernar por demagogos?

Y que la responsabilidad se aprende esforzándonos, cada uno de nosotros, en buscar «lo justo». Siendo íntegros.

Se aprende de verdad que lo importante en la vida, tanto como respirar, como comer, como beber, como amar, es buscar «algo más».

Ir más allá de las sombras a nuestro inmediato alcance.

Aquellas imágenes que vemos, en forma de reflejo, sobre la pared de nuestra caverna.


viernes, 8 de noviembre de 2019

Historia de una demencia colectiva

Clave de lectura: El fanatismo, el gran enemigo.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✩
Música: Divara, Wasser und Blut (Preludio), de Azio Corghi ♪♪♪
Portada del libro Historia de una demencia colectiva, de Friedrich Reck-Mallerczewen.

Friedrich Reck-Mallerczewen nos advierte de las consecuencias: los hechos que narra en su Historia de una demencia colectiva ocurrieron en el siglo XVI, pero los paralelismos con el XX y podría llegar el momento en que también con nuestros propios días, son evidentes.

Su propia lucha contra el odio y la amargura, «esos cánceres del alma», como los describe en la última carta a su mujer, le costó morir en Dachau.

En 1534 los habitantes de Münster «se volvieron locos» y le entregaron el poder a ciertos hombres que les hicieron promesas. Son recordados como los anabaptistas.

Les prometieron la felicidad en la Tierra, por anticipo de la del cielo. Solo tenían que seguir unas leyes transmitidas directamente de lo alto a sus profetas.

Y sus palabras atrajeron a miles. Tras expulsar al obispo elector, símbolo de la opresión, se prohibió la moneda, el comercio y la propiedad privada. Nadie debía tener un sombrero o un jubón más que su vecino.

Más tarde, sin embargo, llegó el terror a la «nueva Jerusalén». Cualquier desafecto era ejecutado de inmediato. Los matrimonios previos fueron anulados y se instauró la poligamia obligatoria. El heredero del líder original se proclamó rey, inspirado por visiones divinas…

Aun así, los defensores de la ciudad resistían el asedio del obispo y su ejército. Su esperanza era firme. No les importaban las normas cada vez más absurdas ni la espada del verdugo que recorría las calles en busca de la menor falta.

Todo acabó con la población agonizante y el «monarca» y sus lugartenientes exhibidos en jaulas en la torre de una iglesia.

Fanatismo. Promesas. Violencia. Destrucción. Siempre de la mano, a través de los tiempos.


miércoles, 6 de noviembre de 2019

Cine, cine, cine, más cine, por favor

Me llamo Íñigo Montoya.

Listos para entrar en el patio de butacas con la bolsa de palomitas.

Ha llegado el tiempo de las elecciones: ¿de qué película comprar entrada?

No tenemos nada de estreno, desde luego, pero entre eso y quedarse en casa…

A ver, vamos a repasar los guiones que se presentan otra vez:

Cómodo es un hombre sin moral, eso lo sabes desde siempre. Cómodo no puede gobernar. Es más, ¡no debe gobernar!

(Gladiator)

—La inmoralidad es subjetiva.
—Sí, pero la subjetividad es objetiva.
—No, en ningún esquema racional de percepción.
—La percepción es irracional, implica inminencia.
—Pero el juicio de cualquier sistema a una prioridad de relación de fenómenos existe en cualquier contradicción racional o metafísica, o al menos epistemológica, de un concepto empírico abstracto como el ser u ocurrir en la cosa en sí, o de la cosa en sí misma.
—Sí, yo he dicho eso muchas veces.

(La última noche de Boris Gruschenko)

—¿Con qué derecho me cierra usted el local?
—¡Qué escándalo, qué escándalo, he descubierto que aquí se juega!
—Sus ganancias, señor.
—Muchas gracias. ¡Todo el mundo fuera!

(Casablanca)

—A los únicos que odiamos más que al pueblo romano es a los del Frente del Pueblo Judaico.
—¡Disidentes!
—Y al Frente Popular del Pueblo Judaico.
—¡Disidentes!
—Y al Frente Popular de Judea (...).
—¡El Frente Popular de Judea somos nosotros!
—Ah, creí que éramos de la Unión Popular...

(La vida de Brian)

Estoy harto de consentir con los brazos cruzados la infiltración comunista, la subversión comunista, la conspiración comunista, esa corriente, en la actualidad tan de moda, que envuelve e infecta todos nuestros preciados fluidos naturales.

(Teléfono rojo, volamos hacia Moscú)

Mmmmm, creo que voto por, mmmmm...

miércoles, 30 de octubre de 2019

Creatividad

Clave de lectura: ¿Cómo y por qué nace la creatividad? ¿Qué es, de hecho, la creatividad?
Valoración: Bueno aunque un punto árido ✮✮✮✩✩
Música: Sinfonía nº 41 «Júpiter» (IV.Molto allegro), de W.A. Mozart ♪♪♪
Portada del libro Creatividad, de Elkhonon Goldberg.

Este libro tiene cosas buenas y otras… regulares.

En el lado positivo, la propia naturaleza del tema: averiguar cómo se generan las ideas en el cerebro humano. Entender, desde un punto de vista científico, el origen del concepto: Creatividad.

Elkhonon Goldberg, prestigioso neurólogo, se embarca en esta tarea incorporando las técnicas de escaneo más recientes al corpus investigador clásico. Prácticamente disecciona los procesos bajo la caja de hueso que llamamos cabeza.

Y plantea numerosos interrogantes:

¿En qué afectan las diferentes tradiciones culturales de las sociedades a la cognición? ¿La limitan o estimulan unas más que otras?

¿Se aprende a pensar practicando, y en qué dosis, o siempre habrá un 1% de rupturistas y un 99% entre torpes y normalitos?

¿Las ideas surgen de repente, ex nihilo, o el proverbial equilibrio inspiración-transpiración tiene algo que ver?

¿Por qué, cuando buscamos alguna respuesta con toda nuestra capacidad intelectiva, el resultado es a menudo infructuoso, mientras se nos ocurren soluciones a los problemas en los momentos más inesperados?

¿Hay diferentes creatividades? ¿Se pueden medir y comparar? ¿Es relevante que Mozart escribiera las tres últimas sinfonías en unas semanas y Beethoven tardara años con su Novena?

¿Significa creatividad lo mismo que inteligencia?

¿Qué aporta un cerebro conservador a la supervivencia de la especie, y qué uno innovador?

¿Resulta cierta la división hemisferio izquierdo lógico vs. derecho especulativo, o son sus fronteras menos estancas de lo que nos habían enseñado?

Etcétera.

Ahora mi reproche: la manera que tiene Goldberg de exponer resulta —paradójicamente— poco creativa. Al menos, tal como se esperaría en una obra de divulgación.

A menudo sus páginas me han recordado al tópico libro de texto: pesado en el sentido aburrido del término.

No obstante, concedo que quizá no haya muchas formas de explicar complejidades fisiológicas como las que tienen lugar entre la corteza prefrontal lateral y la ventromedial-orbitofrontal, así que, en un todo, le pongo buena nota.


jueves, 24 de octubre de 2019

¿Quién soy yo... y cuántos?

Clave de lectura: Viaje filosófico desde el amanecer hasta el sueño.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: Sinfonía nº 22 «El filósofo» (I.Adagio), de Joseph Haydn ♪♪♪
Portada del libro ¿Quién soy yo... y cuántos?, de Richard David Precht.

¿Quién soy yo… y cuántos?

La persona que ha abierto hoy los ojos, ¿es quien los abrió ayer? ¿Y anteayer? ¿Y hace diez o veinte años?

¿La misma, mejor, peor…?

¿Qué me hace único o mutable? ¿Lo que hago? ¿Lo que pienso?

Si alguien compartiera mis recuerdos y experiencias, si luchara por los mismos ideales, ¿sería entonces también yo?

Richard David Precht ha escrito un título de mérito. Un «viaje filosófico» a partir de cierto planteamiento kantiano: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer? y ¿qué me cabe esperar?

Sobre esta base entrelaza diversas fuentes de conocimiento, a cuál más imaginativa en su presentación.

Nietzsche, nuestra antepasada austrolopiteca Lucy, Ramón y Cajal, Descartes, Mach, el señor Spock, Freud, Kandel, Wittgenstein…

Rousseau, De Waal, Schopenhauer, Libet, Bentham, Luhmann…

Y habla sobre casi todo: la existencia de los dioses, el aborto, la eutanasia, la alimentación carnívora o vegetariana, la bondad y la maldad, el origen de los sentimientos, los derechos de los grandes simios, la clonación, la propiedad…

La lista sigue y es larga. La historia de lo que ha venido poniendo a prueba el entendimiento del ser humano desde hace muchos siglos.

Claro que tampoco se sumerge en unas profundidades abisales para cada tema, sería imposible. Pero siembra en el lector la semilla —con una bibliografía muy tentadora— para continuar caminando en busca de la verdad.

No os quedéis atrás. Vais a agradecer leerlo.


domingo, 20 de octubre de 2019

El testamento de Magneto

Clave de lectura: El cómic como vehículo para la reflexión.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: X-Men 2, de John Ottman ♪♪♪
Pprtada del libro El testamento de Magneto, de Greg Pak y Carmine di Giandomenico.

Hoy me gustaría traer un cómic a escena: El testamento de Magneto, de Greg Pak y Carmine di Giandomenico.

Magneto es un personaje clásico de los X-Men, por supuesto, uno de los villanos del universo Marvel. Pero antes de amargarles la existencia al profesor Xavier y compañía, fue un niño.

Que nace y crece en Alemania. Su familia se apellida Eisenhardt. Su origen es judío.

El joven Max no entiende por qué el director y sus compañeros de colegio insisten continuamente en humillarle. Él no les ha hecho ningún mal.

Ni tampoco por qué su padre, veterano condecorado del ejército, corre peligro solo por visitar a un antiguo compañero de armas en la capital.

No entiende la Noche de los cristales rotos, la huida, el odio intenso, cruel, inmotivado, que se extiende por la sociedad, despojándose de cualquier careta cuando al fin estalla la guerra.

Él entiende de otras cosas, como el collar que le ha regalado a Magda. Y lo que su sonrisa significa.

Y de sobrevivir en Auschwitz, endureciendo el alma en el Sonderkommando que arroja los cuerpos a los crematorios.

No hay superpoderes aún, no hay fantasía, acción o hazañas heroicas.

Este es un cómic que se pregunta por qué.

Solo eso: por qué.


martes, 15 de octubre de 2019

Manifiesto cívico (X)

Cuadriga de la Aurora.

La reciente sentencia que condena a algunos de los promotores del intento de golpe de Estado, huelga aclarar a cuál me refiero, me motiva a dejar por escrito un par de consideraciones.

Primero, la ley no se rige –es fundamental que no lo haga– por las emociones de la sociedad. Incluso aunque estas fueran indubitablemente mayoritarias.

De otra manera hablaríamos de talión, de venganza, de «justicia popular»… No de ley.

Además, solo si existe prueba suficiente se debe condenar en la exacta proporción que dicte la norma.

No podemos retroceder en el tiempo para observar los secretos del delito antes de que ocurra, para ser testigos en lugar de intérpretes, para no correr el riesgo de equivocarnos.

Tenemos que conformarnos con investigar, preguntar y reconstruir.

Hacer que afloren las intenciones y los hechos, buscando aliviar a la víctima sin menoscabar las garantías del acusado.

Segundo, una vez separado el ámbito jurídico del sentimental, por supuesto que yo también tengo mi opinión particular sobre dicha sentencia. ¿Quién no?

Por ahí hacen ruido los que la consideran una «vergüenza», muestra de la «España fascista y opresora» (aunque, qué curioso, disfruten de toda la libertad para decirlo).

En el extremo opuesto se manifiestan igual de decepcionados. Demasiado flojo suena eso de la sedición.

En medio, unos jueces con un objetivo: hacer valer la ley, no contentar a unos u otros.

A los que supuran bilis, que imaginen todas las campañas de intoxicación que quieran. Que mientan.

Pero que aprendan que un Estado libre de ciudadanos libres, con reglas de decisión participativas, jamás desaparecerá sin más.

jueves, 10 de octubre de 2019

Breve historia del África subsahariana

Clave de lectura: África, la gran desconocida en la historia universal.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Zulú, de John Barry ♪♪♪
Portada del libro Breve historia del África subsahariana, de Eric García Moral.

El libro de hoy sirve para rellenar un agujero que la mayor parte de la gente sufrimos en materia de historia universal.

Porque acontecimientos en Europa, en América, incluso en Asia, al menos los conocemos a grandes rasgos. Pero, ¿qué ocurre con los de África? ¿Quién levanta la mano?

Eric García Moral narra unos cuantos en su Breve historia del África subsahariana.

El autor comienza desde la cuna: ¿qué factores explican el nacimiento y la posterior expansión de la especie humana desde la gran falla que conforma el valle del Rift?

A continuación se ocupa de los lazos entre las civilizaciones egipcia, nubia y de Kush, así como las noticias que en Grecia y Roma se tenían de unas tierras tan lejanas a través de las rutas de mercancías.

Ptolomeo ya menciona al reino de Axum, que remonta su mito fundacional hasta Menelik, hijo de Salomón. Sus gobernantes o negus llegaron a aliarse con Bizancio, para entrar en declive solo tras varios siglos de existencia.

Ghana devino también un próspero territorio, con riqueza aurífera, agrícola, ganadera y comercial. Hasta que no pudo resistir a los ataques de tribus nómadas y la desertización por los cambios clímáticos.

Mali, el imperio del oro, surgió con Sunyata Keita, fue defendido por Sakura y alzanzó el esplendor con Kanku Musa, que en 1324 peregrinó hasta La Meca con tanto metal dorado en los fardos, que hundió la cotización durante años en El Cairo. Su figura aparece representada en el Atlas Catalán de 1375.

Songhay, forjado gracias a los éxitos militares de su líder Sonni Ali Ber, creció igualmente, con una compleja estructura de funcionarios y administradores. Hasta que las armas de fuego del sultán de Marruecos y sus soldados de origen andalusí acabaron con él.

Kanem-Bornú, Gran Zimbabue, la leyenda del Preste Juan, los suajilis, las redes esclavistas creadas desde el asentamiento europeo en la costa occidental, los bóeres, los británicos, Sierra Leona, Liberia, el reparto de Berlín, las figuras de la resistencia anticolonial, los zulúes, las guerras mundiales, los Estados del siglo XX…

La pasión que García Moral plasma en la escritura es un aspecto que tampoco puedo pasar de largo. Se nota que disfruta transmitiendo y hace disfrutar. Sigamos, pues, promoviendo la curiosidad: ¡a leer!


sábado, 5 de octubre de 2019

Manifiesto cívico (IX)

Rosa roja con gotas de lluvia.

La llama para redactar el manifiesto cívico del día la enciende cierto concejal mediático de cierto partido, que declara que las trece rosas «torturaban, mataban y violaban vilmente».

¿Es esto de verdad lo mejor que hemos podido encontrar para dedicarse a la res publica?

¿Dice esas barbaridades con la esperanza de ganar algún voto añadido? ¿Merece la pena?

Las trece rosas fueron un grupo de mujeres acusadas, condenadas y ejecutadas en un infame juicio de nuestra infame posguerra civil, sin pruebas de sus supuestos crímenes y sin la más mínima garantía procesal, como resultó norma durante aquella época de venganzas.

Entre nuestros así llamados políticos también hay mala gente.

martes, 1 de octubre de 2019

Buenos presagios

Clave de lectura: ¿Por qué destruir el mundo? Al fin y al cabo se está muy a gusto aquí.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: The Good Omens, de David Arnold ♪♪♪
Portada del libro Buenos presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman.

Terry Pratchett y Neil Gaiman resumen en el prólogo cómo fue el proceso de escritura de Buenos presagios: «Nos lo hemos pasado bien».

El fin del mundo es inminente: multitud de signos lo anuncian, si seguimos el Apocalipsis. También hay pelos y señales en las Buenas y acertadas profecías de Agnes la Chalada, una vidente del siglo XVII quemada por bruja.

Su descendiente directa, Anatema Device, conoce el valor del libro, que describe de forma críptica pero segura hasta el mínimo acontecimiento de lo que ha sucedido y sucederá. Y resulta que lo ha perdido.

Newton Pulsifer, que a su vez desciende del cazador de hechiceras No Cometerás Adulterio Pulsifer, acaba de solicitar el ingreso en el ejército encargado de combatir a las fuerzas oscuras. Suman con él un sargento y un soldado.

Los cuatro jinetes, Muerte, Guerra, Hambre y Polución, están recibiendo las herramientas de su cometido a través de mensajería.

Las legiones de ángeles y demonios se preparan para la gran batalla…

¡Alto! En realidad lo estoy contando de forma desordenada. Debería haber comenzado por los protagonistas principales, cada uno en representación de un bando: Azirafel y Crowley.

Estuvieron aquí al principio de todo, cuando lo de la manzana, el paraíso y tal. Desde entonces se quedaron a vivir entre nosotros.

Y las ganas que tienen de que el tinglado se venga abajo son nulas.

Así que, quizá un pacto de colaboración para evitarlo, a espaldas de sus jefes…

De momento han nacido dos bebés al mismo tiempo, pero solo uno puede ser el Anticristo. ¿Adán? ¿Warlock? A ver si se han hecho un lío las sospechosas «monjas» del hospital, de la Orden de Parlanchinas de Santa Berilia.

Muchos otros personajes, sobrenaturales y humanos, aderezan con su presencia nuestros últimos días.

Total, que si uno busca participar un poco de la experiencia de Pratchett y Gaiman mientras la escribían, esta es su lectura. Sin dudarlo.


martes, 24 de septiembre de 2019

La expulsión de lo distinto

Clave de lectura: El pensamiento monologuista frente a la diversidad que invita al diálogo.
Valoración: Demasiado divagante ✮✮✮✩✩
Música: You Know Who I Am, de Giovanna Pessi y Susanna Wallumrød ♪♪♪
Portada del libro La expulsión de lo distinto, de Byung-Chul Han.

Hace meses escribí un apunte sobre otro título de Byung-Chul Han, Psicopolítica, y ya entonces manifesté ciertas reservas sobre la experiencia de lectura.

Al final lo consideré como razonablemente elogiable y me hice el propósito de seguir explorando la obra del autor. Quería formarme una idea más cabal de su pensamiento.

Pues me temo que La expulsión de lo distinto me ha dejado igual de dubitativo.

El mensaje de fondo vendría a ser la paradoja de que, en la era de la hiperconectividad, donde el intercambio de ideas es más factible que nunca, nos estamos volviendo todos más iguales. En un sentido negativo.

El concepto del «otro», un ser «misterioso» al que podemos desear o rechazar, con quien coincidir o ser divergentes, pero prestar interés, en fin, como alguien diferente a nosotros mismos, va desapareciendo.

En su lugar, nos volvemos parte de una masa amorfa, la personalidad diluida en una corriente de dirección única. Nos autodestruimos como entes irrepetibles en un mundo donde la regla de oro es consumir, consumir, consumir…

Lo que los demás hagan o piensen, yo también. Triunfan las redes sociales donde la información resulta hueca, usadas para el monólogo en lugar del diálogo. La sociedad del «me gusta» irreflexivo asoma en todo su esplendor.

Hasta ahí, el mensaje tiene un calado hondísimo. Invita a poner lo mejor de tu atención en cada párrafo, en cada línea del libro.

Hasta que Han se pone a divagar de una manera que es cosa mala. Se va por las ramas en el desarrollo.

O no sabe explicarse, o yo no sé apreciarlo, o una mezcla de ambas causas. Falta comunicación autor-lector.

El caso es que me quedo a medio camino. Tendré que volverlo a intentar con el siguiente, a ver si a la tercera...


lunes, 16 de septiembre de 2019

El valor de elegir

Clave de lectura: ¿En qué consiste la libertad? ¿En qué consiste su ejercicio?
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Non, je ne regrette rien, de Edith Piaf ♪♪♪
Portada del libro El valor de elegir, de Fernando Savater.

Desde que aquellos griegos con sandalias empezaron a preguntarse tantas cosas, hemos tenido voces a las que nos convendría prestar mucha atención. Filósofos, los llaman.

Voces como la de Fernando Savater. Plasmadas en palabras como las que contiene El valor de elegir.

Habla aquí sobre la libertad. Esa que damos por sentado como una especie de derecho natural —nadie es nuestro dueño—, sin cuestionarnos quizá su contenido.

Como punto de partida, ¿qué es de hecho la libertad? ¿Podría dársele una respuesta tan simplista como «hacer lo que nos dé la gana»?

¿Supone un absoluto? ¿Qué conexión sine qua non existe entre la libertad y la esencia de la persona? ¿Cuáles son sus consecuencias de su ejercicio en nuestros actos hacia los demás?

¿Por qué, entre diversas opciones, seleccionamos una, la defendemos y nos sentimos estupefactos cuando no necesariamente es la misma que han preferido otros?

Y esa que elegimos, ¿se nos ha ocurrido solos o nos la «han colado»? ¿En qué sentido es o no la mejor en los ámbitos moral, cívico, político…?

Preguntas que, de la mano de figuras como Aristóteles, Arendt, Habermas, Hayek, Bauman y bastantes más, nos exigen poner a girar las ruedecitas que llevamos dentro.

En resumidas cuentas: puestos a tomar decisiones, no dejéis de leer este libro.

Es lo acertado.


miércoles, 11 de septiembre de 2019

Naufragios de la Armada Española

Clave de lectura: Tributo a los mares con siglos de historia.
Valoración: Estupendo ✮✮✮✮✮
Música: In the Heart of the Sea, de Roque Baños ♪♪♪
Portada del libro Naufragios de la Armada Española, de Cesáreo Fernández Duro.

Aviso: puede que la opinión aquí vertida no la compartan todos los lectores.

Solo quienes se inclinen ante el poder de bajíos y tempestades, mientras el océano irrumpe incontenible en los pañoles.

Quienes aprieten los dientes al saber que la Elena aún se cañoneó embarrancada con el Irresistible y la Emerald, sus baterías de a doce contra las de treinta y dos del enemigo.

O mascullen sobre la desventura de la Santa Marta, sus fondos destrozados navegando en descubierta para la escuadra que planeaba atacar Pensacola.

Y rememoren que el San Miguel empezó a garrar pese a echar abajo las vergas de juanete, arriar cable y dar segunda ancla.

¿El San Pedro Alcántara? ¿Se logró salvar su tesoro? ¿Qué ocurrió con los cien hombres de la Vencejo cuando acudía en su auxilio?

Al mítico San Telmo se lo vio por última vez en el cabo de Hornos, con averías en el timón, la tajamar y la verga mayor.

El Poderoso, el Magnánimo, el Triunfante, el Rayo, el Monarca

Uno por uno, conocemos el destino de buques que durante siglos dejaron sus cuadernas en tributo a las profundidades. Desde una sencilla cañonera hasta un tres puentes.

A aquellos que las noches de niebla sientan la llamada de una campana bajo su piel, sin duda les encantarán los Naufragios de la Armada Española de Cesáreo Fernández Duro.

A los demás…, pues no. Ellos se lo pierden


sábado, 3 de agosto de 2019

Tirano Banderas

Clave de lectura: Vida o muerte en la República de Santa Fe de Tierra Firme.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Danzón nº 2, de Arturo Márquez ♪♪♪
Portada del libro Tirano Banderas, de Ramón del Valle Inclán.

Tirano Banderas es una novela nada fácil de leer.

No por la historia en sí, que va moviéndose continuamente entre personajes extremos, ridículos, oportunistas, patéticos… Esperpénticos. Todos sujetos al vórtice de Santos Banderas, el general.

Una historia en que la opresión alcanza a cada habitante de la República de Santa Fe de Tierra Firme. Algunos la sufren y otros se aprovechan de ella.

Donde no hay un momento de respiro, donde disfrutar un día del favor del tirano puede convertirse en condena al siguiente.

No, la dificultad deriva más bien del lenguaje con que está escrita. Ramón del Valle-Inclán casi parece habérselo inventado.

Un español americano que tampoco se habla en ningún sitio. Una explosión de términos que a menudo me ha hecho dudar.
Destacáronse dos caporales que, a modo de pretinas, llevaban cruzadas sobre el pecho sendas pencas con argollones, y despojaron al reo del fementido sabanil que le cubría las carnes.
Pretinas, pencas, argollones... Así de la primera a la última página.

Recapitulando: Tirano Banderas es una novela nada fácil de leer.

Pero que no se puede dejar de leer.


miércoles, 31 de julio de 2019

El coronel no tiene quien le escriba

Clave de lectura: Pequeña epopeya cotidiana del viejo coronel y su esposa.
Valoración: Brillante. O más aún ✮✮✮✮✮
Música: El coronel no tiene quien le escriba, de David Mansfield ♪♪♪
Portada del libro El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez.

En este año de gloria de 2019, leo por primera vez El coronel no tiene quien le escriba. ¿Es raro que no lo hubiera hecho antes? Pues sí.

Año de gloria, efectivamente, porque Gabriel García Márquez produce un efecto similar a la plenitud.

No sé de qué maravillarme más. ¿La riqueza expansiva de un lenguaje que tantos compartimos y al que la mayoría solemos encerrar en límites por comparación?

¿La maestría con la que dos personajes que ni siquiera tienen nombre, el coronel y la mujer —y el gallo— parecen tan presentes como si compartiésemos con ellos la existencia?

¿La emotividad al narrar unas vidas que hace cincuenta y seis años esperan un correo prometido, una pensión de veterano, aunque la lancha jamás traiga carta?

¿Y que ahora han de elegir entre alimentar bien al gallo, si desean que esté en forma para competir y vencer cuando llegue la temporada de peleas, o alimentarse ellos mismos?

Todo comienza una mañana de funeral...


viernes, 26 de julio de 2019

Telefónica

Clave de lectura: Madrid, 1936: los habitantes del edificio de Telefónica en Gran Vía.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Sinfonía Castellana (III.Nocturno: Lento), de Antonio José Martínez Palacios ♪♪♪
Portada del libro Telefónica, de Ilsa Barea-Kulcsar.

Hablemos un poco de Telefónica.

Qué fibra ni qué móvil… ¡La novela! Ilsa Barea-Kulcsar terminó de escribirla en 1939.

Aunque estrictamente los personajes y la trama pertenezcan a la ficción, lo cierto es que Ilsa llegó a Madrid durante la Guerra Civil para trabajar como censora de la prensa extranjera. La oficina se ubicaba en la sede de esta empresa en Gran Vía.

De manera que sus propias experiencias influyeron mucho en el texto. Como ella, Anita, la protagonista, es una exiliada con conocimiento de idiomas a quien encargan controlar las crónicas que envían los corresponsales.

Madrid es primera línea del frente y el rascacielos un centro estratégico de comunicaciones, muy visible para los obuses y bombarderos que la asedian.

Allí conoce a su superior, Agustín —trasunto de quien se convertiría en el marido de la autora, Arturo Barea—, y al resto de habitantes del edificio: milicianos, telefonistas, reporteros, familias refugiadas del horror bélico…

Así como otros con quienes hubiera sido mejor no cruzarse, como la policía política que persigue a potenciales disidentes. Son tiempos de «paseos» de los que nunca se vuelve.

Quizá sea la descripción de estos caracteres el punto más débil del libro. Cada persona, puesta a prueba, resulta casi un modelo de nobleza o mezquindad, según el rol que le toque. Se echa en falta la gama de grises que la mayoría llevamos dentro.

No obstante, brillan con fuerza otras virtudes. El sentido dramático, las sensaciones de peligro y ansiedad, están muy bien conseguidos. Sin duda sabe reflejar aquel ambiente en que tantas vidas se vieron golpeadas.

Y las luchas internas, la desconfianza e incluso el odio mutuo según la organización en que se milite —anarquismo, socialismo, comunismo stalinista o trotskista— también quedan recogidos con acierto.

Sin olvidar el menosprecio con que a menudo una sociedad machista recompensaba a las mujeres que querían participar en ella activamente.

Elogiable recuperación literaria.


lunes, 22 de julio de 2019

¿Una gran ilusión?

Clave de lectura: Historia y perspectivas de la Unión Europea, vistas en 1995.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Bleu (Song for the Unification of Europe), de Zbigniew Preisner ♪♪♪
Portada del libro ¿Una gran ilusión?, de Tony Judt.

Tony Judt escribió ¿Una gran ilusión? Un ensayo sobre Europa allá por 1995. En el prólogo advierte de que habrá quien le tache de euroescéptico, pero se trata de un europeo entusiasta. Uno que no cree en una Europa común.

En el primer capítulo nos recuerda el contexto en que nació la Unión: un mundo de posguerra. Hubo quienes pensaron que las heridas de la historia no debían impedir una mirada de futuro, aun a riesgo de sufrir una «amnesia colectiva».

A continuación analiza los «países del Este». ¿Pertenecen no solo en términos geográficos, sino espiritualmente, a la europeidad? ¿Merecen integrarse? Su conclusión es pesimista.

La tercera parte está dedicada a los factores que hicieron a sus habitantes orgullosos de pertenecer al club y al resto del continente candidatos a franquear la puerta. Y de qué manera la reducción de la prosperidad ha favorecido el retorno a unos nacionalismos —o incluso regionalismos— que habían quedado superados.

Ya en el epílogo pone Judt de manifiesto la «falta de corazón» que nos aqueja. Los europeos no nos sentimos por dentro como tales. No hemos desarrollado la identidad de las naciones-Estado clásicas. El burocratismo, el funcionamiento de los bloques de poder, alejan a la gente de los ideales. Y la cartera está dejando de ser suficiente como pegamento de lo heterogéneo.

Se podrá estar o no de acuerdo con todos sus planteamientos —a mí me parece que profetizó con agudeza varios problemas de nuestro presente mientras iba desencaminado en otra serie de aspectos—. Pero, desde luego, a este pensador hay que tenerlo en cuenta. Obtendremos valiosas lecciones.


martes, 16 de julio de 2019

Las aventuras del barón Münchausen

Clave de lectura: ¡Pues claro que volé sobre una bala de cañón! ¿Quién osa dudarlo?
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Las aventuras del barón Münchausen, de Michael Kamen ♪♪♪
Portada del libro Las aventuras del barón Münchausen, de Rudolf Erich Raspe.

Me gustaría tener tanta imaginación como Rudolf Erich Raspe.

Algo más tardío que el Gulliver de Swift, y con un siglo por medio con el Viaje a la Luna del ínclito Bergerac, la lectura de Las aventuras del barón Münchausen sugiere ciertos ecos de ambos.

Ese recurso al absurdo, a la exageración suprema para satirizar tantos comportamientos humanos…

Aunque el barón protesta de que podamos poner en duda su honor. Insiste en que todo lo que le ocurre en estas páginas es real.

El lobo que arrastra su trineo por Rusia, las batallas al mando de un cuerpo de húsares, los estragos causados a horcajadas de una bala de cañón a los papistas españoles que asedian Gibraltar…

Las andanzas turcas, ceilanesas o más allá, en la isla del queso, en el estómago del monstruo marino, en los reinos selenitas…

Una amplia sonrisa al devolverlo a su estante, ¡qué mínimo!

P. D.: La última edición española está ilustrada de forma igual de imaginativa por Javier Zabala, también su trabajo es digno de mencionar.


miércoles, 10 de julio de 2019

Tres periodistas en la revolución de Asturias

Clave de lectura: Los hechos de la revolución en Asturias de primera mano.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Danzas sinfónicas (II.Declamatoria), de Julián Orbón ♪♪♪
Portada del libro Tres periodistas en la revolución de Asturias.

A lo mejor a nosotros el año 1934 nos parece lejanísimo. Pero a quienes lo vivieron, la imagen de un acorazado bombardeando Gijón, o el casco urbano de Oviedo destruido por los mineros, debió de resultarles algo impactante.

La narración de Tres periodistas en la revolución de Asturias corre a cargo de Manuel Chaves Nogales, José Díaz Fernández y Josep Pla, cada uno con un estilo, en unas circunstancias y con un punto de vista propio.

Díaz elige el «reportaje novelado». Básicamente, consiste en utilizar técnicas de relato «basado en hechos reales».

En él expresa su simpatía por personajes comprometidos con el intento de golpe revolucionario, que pese a no contar con apoyos, continúan la lucha hasta el final.

Pla, por su parte, a través de crónicas publicadas en La Veu de Catalunya, contextualiza los hechos dentro de la política de la República. Intenta aclarar los antecedentes que movieron a los protagonistas.

Chaves, en fin, es un reportero «al pie de la noticia». Se mueve por la zona aún humeante, buscando testimonios de primera mano que le permitan exponer lo ocurrido en las páginas del diario Ahora: qué, quién, cómo, por qué…

Lectura muy instructiva para el conocimiento de nuestra historia.


martes, 2 de julio de 2019

Los espacios de la muerte viviente

Clave de lectura: Una idea conduce a otra, que conduce a otra, que…
Valoración: Asombroso ✮✮✮✮✮
Música: Suite para violonchelo nº 1 (I.Preludio), de J.S. Bach ♪♪♪
Portada del libro Los espacios de la muerte viviente, de László F. Földényi.

Pongámonos en situación: en el Museo de Berlín hay un cuadro, Vista arquitectónica, pintado por Francesco di Giorgio Martini alrededor de 1490.

László F. Földényi se para delante y nos describe la escena: edificios, materiales, distribución, algunos barcos al fondo…

Y de repente, en el primer piso del edificio de la derecha, nota una persiana abierta. No ocurre en ningún otro ventanal. Solo ese detalle escapa a la perfecta simetría de una ciudad que no parece viva.

Que no parece humana.

Partiendo de aquí, comienza a tejer la explicación de muchas cosas: relatos de Kafka, imágenes de Chirico, el panóptico de Bentham, el significado detrás de las grandes construcciones nazis y soviéticas…

Solo puedo quedarme con la boca abierta hasta que llego a la última página de Los espacios de la muerte viviente. ¿De dónde surgen mentes como la de este autor? ¿De qué manera nacen las ideas que plasma en su ensayo?

¡Qué despliegue tan increíble de pensamiento asociativo!


viernes, 28 de junio de 2019

Miedo

Clave de lectura: Drama psicológico sobre los miedos y deseos profundos de una mujer.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Vals «Sangre vienesa», de Johann Strauss hijo ♪♪♪
Portada del libro Miedo, de Stefan Zweig.

Lo primero que pensé, tras leer las primeras páginas de Miedo, fue que a lo mejor el argumento se había quedado desfasado.

Ambiente vienés fin de siècle, en el que una dama de buena posición se ve sorprendida por otra mujer que la acusa mientras visita a su amante...

El temor al escándalo social si la aventura se hiciera pública...

Pues eso, quizá algo pegado a su época como para apreciarlo hoy en día. Craso prejuicio por mi parte.

Porque la situación deriva hacia una angustia que no entiende de épocas, que crece en el interior de la protagonista, agotándola, cambiándola física y mentalmente hasta abrir profundos surcos en su vida.

¿Es el joven pianista apasionado el hombre a quien de verdad desea o apenas una excusa? ¿Merece o no la pena sacrificar esa pasión a cambio de una existencia acomodada junto a su amable marido y sus hijos? ¿Podrá el chantaje de su rival, que la persigue implacablemente, conducirla a... a...?

Por algo tiene Stefan Zweig ganado su renombre.


miércoles, 26 de junio de 2019

Dueling Chanters

Concierto de Carlos Núñez y The Chieftains.

Un tal Carlos Núñez, un tal Paddy Moloney, unos que se hacen llamar los Chieftains...

Suena una flauta, un arpa, un fiddle, un whistle, un bodhrán, una gaita...

La música se entrelaza, se funde, convertida en una corriente de alegría.

Y todos los que estamos ahí la compartimos.

martes, 18 de junio de 2019

Psicopolítica

Clave de lectura: ¿Vivimos en un gran engaño acerca de nuestra libertad individual?
Valoración: Bueno, aunque algo especulativo ✮✮✮✮✩
Música: Las vidas de los otros, de Gabriel Yared ♪♪♪
Portada del libro Psicopolítica, de Byung-Chul Han.

Psicopolítica: con este título llevo un rato dudando. ¿Lo elogio o no? En caso positivo, ¿mucho o poco?

En un extremo de la balanza, las ideas que en él plasma Byung-Chul Han me despiertan un interés innegable. De hecho, trata uno de los temas que más me hacen pensar: la libertad.

¿Somos de verdad libres en la sociedad contemporánea? ¿Somos dueños de nuestras vidas, del modo de vivir que deseamos?

Se nos ha enseñado que sí, que en un sistema donde cada ciudadano tiene derecho a participar, las decisiones que se toman en común son una extensión de nosotros mismos.

Ahora bien, dice Han, ¿y si fuerzas en la sombra hicieran uso de la psicología para hacernos creer precisamente eso? Que nuestras decisiones son tomadas por propia voluntad, cuando no es así.

Según él, en el «capitalismo neoliberal» se ejerce poder sin necesidad de coerción ni violencia, sino a través de mecanismos de condicionamiento combinados con técnicas de big data.

Comienza con las huellas que deja cualquier actividad en las redes: compras, búsquedas, mensajes, comentarios, gustos y disgustos... En la era de la hiperconectividad, todo está relacionado.

La suma de interrelaciones va construyendo entonces un perfil que nos define, igual que una ventana a nuestro interior. Y con muchos interiores se crea un subconsciente colectivo.

El siguiente paso será encauzarnos para apoyar ideas que convengan en diversos ámbitos. Siempre invisibles. Siempre efectivas, porque estaremos seguros de que nos enraizamos en el libre pensamiento.

Yo no soy yo. Nosotros no somos cada uno de nosotros, sino quienes quieren que seamos. Además, ignorantes, nos sometemos de buen grado.

Pero, ¿por qué necesito ponderar el otro extremo? ¿De dónde surgen mis dudas para calificar la lectura?

Quiero pruebas. Pruebas, pruebas, pruebas. Mi lado más racional pugna con el intuitivo.

Ahí radica el punto menos logrado del libro: cómo demostrarlo. El filósofo nos lanza la advertencia, pero la defiende solo de forma retórica, sin profundizar lo suficiente. Parecido, salvando las distancias cualitativas, a una teoría de la conspiración.

En fin, tras tomar todo en cuenta, le doy el visto bueno.


martes, 11 de junio de 2019

Feliz norte

Clave de lectura: Periplo de un beninés que acaba en Noruega.
Valoración: Podría haber sido mejor ✮✮✮✩✩
Música: Barmhjertige Søstre, de Sidsel Endresen ♪♪♪
Portada del libro Feliz norte, de Árpád Kun.

No es que Feliz norte sea una mala novela, al contrario. Árpád Kun ha ganado un premio con ella y entra dentro de lo razonable.

Pero entre razonable y singular hay un trecho. Tal como se desarrolla la primera parte, crea unas expectativas mayores de las que luego cumple.

Al principio, como digo, resulta un hallazgo el mundo de Aimé Billion, el protagonista. Nacido en Benín, de madre africana y padre franco-vietnamita, se cruza por la calle con vivos y muertos por igual. También los dioses y espíritus del vudú ejercen su influencia sobre el destino de cada persona.

Su abuelo es un hechicero sanador con el poder de Legba, la abuela resucita en otro cuerpo tras enfrentarse en el más allá a un morabito que amenaza a la tribu de los bnokimos, y su madre se acompaña siempre de serpientes para recordar que casi se convirtió en sacerdotisa de Dan, la pitón desganada aunque benévola.

La segunda parte parece querer continuar en esta línea. Ya adulto, Aimé decide aprovechar la nacionalidad europea del padre y emigrar. Aterriza en Francia, donde se encuentra consigo mismo, un «yo alternativo» con la vida que habría tenido de haber tomado la misma decisión muchos años antes.

Y continúa su periplo hasta Noruega, donde se asienta sin problemas gracias a su genial facilidad para los idiomas.

¿Podrá ser feliz en un ambiente tan distinto al que está acostumbrado, la granja de la Cascada Loca en el municipio del Cerro del Gallo, donde los habitantes leen las noticias del Cuerno Vikingo? Lo descubriremos tanto en esta segunda como en la tercera parte.

Y es justo en las transiciones donde flojea. La especie de «realismo mágico» que la había venido caracterizando se diluye y, si bien sigue salpicando ciertos aspectos del relato, este se convierte en un «realismo realista» más prosaico.

Hay que esperar a las últimas páginas para que el propio autor nos aclare el cambio de rumbo. Efectivamente está buscado y tiene un porqué.

En resumen: están locos estos noruegos…