martes, 3 de octubre de 2017

«Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos...».

Después de cientos y cientos de años de historia, con tanto como se ha destruido y tanto como se ha construido...

Podemos aspirar a la Monarquía constitucional o a la República constitucional como forma de Estado.

Podemos aspirar a cambiarlo todo o a conservar lo ganado.

Podemos aspirar a que esas palabras con las que comienza la Carta Magna sean mucho más que un decorado, que se conviertan en algo verdadero:

La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama...

Podemos y debemos aspirar a ser mejores.

Pero de ninguna manera lo conseguiremos divididos, amputándonos la mano, cegándonos los ojos.

Por eso creo que este discurso nos incluye a todos. Nos incumbe a todos.

Hasta a aquellos que, en el ejercicio de su libertad de conciencia, lo critiquen de buena fe como yo lo alabo.

Hasta a quienes no quieran escucharlo.


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