domingo, 16 de enero de 2011

La guerra de la Cochinchina

Clave de lectura: Una guerra olvidada de los españoles en Vietnam.
Valoración: El tema, interesante. El estilo, pesado ✮✮✮✩✩
Música: Luisa Fernanda (Romanza), de Federico Moreno Torroba ♪♪♪
Portada del libro La guerra de la Cochinchina, de Luis Alejandre Sintes.

Retrocediendo siglo y medio en el tiempo, al emperador vietnamita Tu Duc no se le ocurrió otra cosa que proscribir a los misioneros cristianos en su territorio, empezando por un obispo español al que envió a mejor vida. Según se mire, claro...

Su homólogo en el trono galo, Napoleón III, que precisamente estaba buscando terrenos por la zona, pensó: ¡Mon Dieu, aquí tenemos una oportunidad de grandeur!

Así que le pidió un favor a nuestra Isabel II. Total, no te cuesta nada, préstame unos regimientos, que en tres o cuatro meses lo tenemos solucionado. Si es casi una misión divina, anda, anda, ¿oui?...

Y para allá que se fue la tropa, a desembarcar en Da Nang al mando del coronel Palanca.

Así comenzamos el libro de hoy: La guerra de la Cochinchina, de Luis Alejandre Sintes.

El caso es que llegaron y hala, al fregado. Pero de meses, nada: cuatro años se pasaron cubriéndose de heroísmo... y de bichos selváticos, mientras los gobiernos de Madrid iban cambiando y olvidándose del asunto. ¿Cómo? ¿Que quién está dónde?

En consecuencia, las pagas no llegaban, y al coronel lo único que le quedaba era protestar porque los aliados iban plantando la tricolor y diciendo: Esto para el tío Napo, y esto, y esto, y esto, merci, mon ami.

Al final se firmó un tratado de paz que incluía el regreso de los misioneros para reparar el honor patrio y el protectorado de París para todo lo demás. Otra guerra a las estanterías de la historia, sección «A» de absurda.

Desde el punto de vista divulgativo, el volumen de Alejandre es de agradecer. Como punto fuerte, está muy documentado en cuanto a los personajes, las unidades y las acciones, sin descuidar al mismo tiempo una visión de conjunto sobre el colonialismo decimonónico.

El problema es la forma de escribir del autor, un estilo poco ágil, con tendencia a la dispersión, a las repeticiones desordenadas y por ello, en algunos de sus capítulos, lindando peligrosamente con la monotonía.

Lástima, nadie es perfecto.


2 comentarios:

Edurne dijo...

Jajaja! me encanta esta crónica tan dicharachera del orgullo patrio y tal y tal...
Y además una sorpresa por eso de encontarnos hasta en el mismísimo Vietnam! Caramba!

Tontos, que eran unos tontos por apuntarse a tanta guerra, y al final, "paná"!

La música, lo mejor sin lugar a dudas.

hala, pues y un dos tres... besos marciales, oiga!
A su órdenes, mi capitán!
;)

luis dijo...

Eres capaz de meter el gusanillo de la lectura hasta al más "negao" con tus anotaciones al margen.
Eres increible amigo.
Gracias por tu recomendación.