sábado, 3 de julio de 2010

En el banco

Un montón de billetes.

Paso a primera hora de la mañana por el banco, a hacer una gestión. Ningún otro cliente, sólo la señorita que me atiende y la directora de la sucursal, hablando por teléfono en su despacho.

Entro y expongo el motivo de mi visita. La señorita sonríe. Varios fajos de billetes alineados sobre su escritorio indican que se fía de mí, es como si me estuviera enviando un mensaje: Venga, agarra el dinero, ráptame, huyamos en un deportivo rojo descapotable y hagamos locuras. Yo seré tu Bonnie y tú serás mi Clyde...

Pero siéntate, por favor. La directora ha salido del despacho y rompe el momento. Has venido a invertir, ¿a que sí? Déjame que te explique: bonos, fondos, planes de pensiones, bla, bla, bla...

No, no, no... Prefiero la imagen anterior. ¿Cuántos habrán sucumbido a ese perverso plan de los agentes del capital? ¿Cuántos habrán llegado aquí únicamente para recoger o entregar tal o cual papel y han sido convencidos de entregar sus escuetos ahorros a la voraz maquinaria del sistema?

Ah, pero no podréis conmigo. Vámonos, Bonnie...

3 comentarios:

Netomancia dijo...

Qué maquinaria la financiera...
Excelente tema de estos alemanes. Justo alemanes hoy don Mannelig... en fin, se lo perdono porque es ud. :)

Lola Mariné dijo...

No te fies de los bancos.
Y menos si te ponen delante señoritas de buen ver que te omnubilan.
Feliz semana.

Lua dijo...

jajajajaaaaaa
excelente relato,
bancario?
juego de seducción?
genial