miércoles, 20 de enero de 2010

Cenizas

Fuego y cenizas

Mana fuego de la tierra. Respiro fuego. Me quemo por dentro, lentamente.

Dicen que quien nada espera, nada puede perder.

Por eso anhelo deshacerme de la esperanza. Por eso sueño con no soñar.

Mientras tanto, avanzan imparables las cenizas.

No lo conseguiré.

domingo, 17 de enero de 2010

Maldito karma

Clave de lectura: De hormiga a ser humano en nada sencillos pasos.
Valoración: Muy gracioso ✮✮✮✮✩
Música: Antz, de Harry Gregson-Williams y John Powell ♪♪♪
Portada del libro Maldito karma, de David Safier.

Hacer felices a los demás es fundamental para asegurarnos una satisfactoria reencarnación en nuestro largo camino hacia el nirvana. Porque la ausencia de buen rollo, portarse de forma egoísta, podría tener como efecto que volviéramos a nacer con seis patas, dos antenas y un gran abdomen, por ejemplo. Y la existencia en esas condiciones no es la más cómoda imaginable. Que se lo pregunten a Casanova. O a Kim Lange.

En Maldito karma, David Safier nos ofrece conocer mejor a ambos personajes. Kim es una presentadora de televisión casada con Alex, un hombre encantador. Sus éxitos profesionales, coronados con una nominación al premio más prestigioso del ramo, colman cualquier ideal que una chica crecida entre bloques de cemento prefabricados en Alemania del Este hubiera podido soñar.

Cierto que su relación de pareja se encuentra algo deteriorada, pues no se sube en la escala social sin hacer renuncias en lo personal. Cierto también que ha pisado unas cuantas cabezas en esa ascensión, y que despierta por lo tanto pocas simpatías entre sus colegas. Pero, ¿qué importa? Va a llevar un vestido exclusivo de Versace en la entrega de galardones. Perfecto, todo perfecto.

Si no fuera porque el lavabo de una estación espacial fuera de órbita, al precipitarse sobre la Tierra, la pilla justo debajo. Y cuando abre de nuevo los ojos, es el colmo: se ha reencarnado en una hormiga, con la natural indignación hacia Buda y sus estúpidas reglas.

¿De qué manera volverá al mundo de los humanos? Parece que va a necesitar la ayuda de otro insecto con más experiencia, ciento quince vidas ya, y motivos más que suficientes para quejarse de su actual cuerpo: el signore Giacomo Casanova.

La historia es francamente simpática. Kim habrá de pasar del orden de los himenópteros a otros superiores, llevando a cabo acciones meritorias que le permitan recuperar a su familia. Y no le conviene perder demasiado tiempo, pues su mejor amiga de juventud, Nina (a quien Casanova considera un ejemplar bípedo de arrebatadoras características físicas), se muestra muy interesada en seducir a su marido.

Sin desvelar más, no lo dudéis: lectura recomendada.


lunes, 11 de enero de 2010

Capricho

—Oye, Patrick, esta salsa está buenísima, ¿la has preparado tú?
—Eh... Gracias, pero creo que...
—¿Cuál es la receta?
—¿Del guacamole? Pues básicamente, aguacate y...
—Espera, espera. Chicas, venid y probad lo que ha traído Patrick a la fiesta.
—Si es que yo...
—Ya ves, a mis amigas también les gusta, creo que vamos a llevarnos bien. ¿Qué más sabes hacer, Patrick?
—Uh...
—Vaya, tú no hablas mucho, ¿verdad?
—Sí. No. A veces. No me llamo Patrick.
—Ay, qué gracioso, ja, ja, ja. Deja que te mire... Tienes cara de Patrick. Por lo tanto, eres Patrick. Yo soy Linda.

Y con el nombre de Patrick tuve que quedarme.


martes, 5 de enero de 2010

Ya vienen, ya vienen…

Fresco de tres reyes.

Escribimos nuestra carta con ilusión infantil. ¿Qué pediremos?

Hay corsarios y filibusteros, ávidos de botín. Hay mohicanos, los últimos de su estirpe. Hay robots de corazón casi humano y más de un humano sin corazón. Hay gigantes de un día y liliputienses al siguiente. ¡Tierra, tierra! ¡Paso al correo del zar!

Como el vilano, nos posee un espíritu alado. Dos gacelas gemelas respiran, palpitantes, y con los labios trémulos de deseo seguimos a la apasionada andaluza hacia la perdición.

Nos deslizamos por lianas. Cabalgamos por la Tierra Media. Nos hacemos invisibles. Descendemos al infierno, volamos hasta la Luna, cruzamos el espejo, rompemos nuestras cadenas de esclavos.

Desde un estante nos recuerdan que la vida es sólo un sueño, desde otro nos observa el ojo de cierto hermano. Más allá nos llama un rumor de quimeras, un eco, un susurro de adiós. Volvemos a casa por mares de leyenda, con el nombre de la princesa de Troya escrito indeleble en la piel.

Desafiamos a todos los guardias del cardenal, reímos, lloramos en silencio, conocemos a cronopios y famas, a los rudos habitantes de Cimmeria, nos inclinamos ante el Gran Khan. Asistimos a la gloria y a la ruina de Ávalon.

Hay que decidirse. Ya vienen los Reyes.