miércoles, 9 de diciembre de 2009

Yo estuve allí

[…] y los caballeros que permanecen ahora acostados en Inglaterra se considerarán malditos por no haber estado con nosotros, y tendrán en poco su rango cuando oigan hablar a alguno de los que combatieron con los nuestros el día de San Crispín.

Shakespeare, Enrique V
Nynäshamn, territorio de Södermanland, reino de Suecia. El sol casi se ha puesto. Ellos son cuatro veces más numerosos que nosotros y no conocen el miedo. Traen en su estandarte, en campo de oro, un grifo rampante de sable armado de gules. Estamos rodeados. Sin embargo, contra toda lógica, contra toda esperanza, aún resistimos.

Escudo de Södermanland.
Terrible y desigual batalla es la que se libra en esta kräftskiva o fiesta del cangrejo. Celebración típica escandinava que consiste en... comer cangrejos. De río, concretamente.

Allí me encuentro, llevado por los hilos de las nornas, en una mesa ocupada por una veintena de suecos de ambos sexos y un exiguo puñado de compatriotas.

Las bandejas de crustáceos van circulando a la par que disminuye el contenido de las botellas de aquavit. Ninguno de los dos bandos quiere ser el primero en doblar la rodilla y confesar que no puede más. ¿Clemencia? ¡Ja! Los caparazones vacíos tiñen de rojo el campo del honor.

Uno tras otro, los normandos se levantan, proponen un brindis y su hueste grita estentóreamente: ¡hurra, hurra, hurra! A continuación inician un feroz y multitudinario coro. Las canciones surgen de entre sus filas como nubes de saetas.

Por fin, entre mordisco y mordisco, su alférez proclama desafiante: ¡Que canten los españoles, que canten! ¡El vencedor quedará dueño del día! Idea que es ovacionada por los demás. Mis compañeros cruzan miradas, confusos, agotados, la sombra de la derrota planea con sus fatales alas sobre nosotros.

Es en ese mismo instante cuando siento que unas palabras pugnan por salir de mi pecho.

Es en ese preciso momento cuando me pongo en pie y me subo sin espuelas a la silla.

Es en esa hora memorable cuando desvelo nuestra cota de armas, la misma que ya ondeara bajo el rey Ramiro, cuando los barbados vikingos arribaron en sus drakkar de cabeza de dragón.

Escudo de Asturias.
Lleva el emblema, sobre campo de azur, la Cruz de la Victoria de oro, guarnecida de piedras preciosas, con las letras alfa y omega pendientes de sus brazos. Y la leyenda, también de oro, Hoc signo tvetvr pivs. Hoc signo vincitvr inimicvs.

Vencerás al enemigo… ¡Vencerás!

Los ojos de todos brillan. Extiendo los brazos desde la cumbre: no flaqueéis, muchachos, al unísono. Y nos arrojamos en brazos del destino: Asturiaaaaas, patria queridaaaaaa…

Y la flor he de cogeeeeeer... Al principio, asombrado silencio. De súbito, como una tormenta incontenible, apoteosis. Suecos y suecas braman de entusiasmo, hermanados bajo estas palabras con nosotros. Las runas aprobatorias de Odín signan entre ambos pueblos la paz.

La bandera se recorta orgullosa en el cielo. ¿La sentís? ¿La sentís? Vuelvo la vista atrás, con la piel erizada, y aún puedo vivir aquella jornada de gloria. Yo estuve allí…

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, muy bonito y muy bien escrito todo, pero......¿estaban buenos los cangrejos? es que de río nunca los he probado...Con lo que me pirran los bichos de varias patas. Señor, señor......(Si llego a estar yo, canto BARRENNNNNNNNNNNNO Y FUEGOOOOOOOOOOO!, aunque también soy experta en cantar aquello de 'POR EL PUENTE ZURITAAAAA, SE TIRÓ SE TIRÓOOO, POR EL PUENTE ZURITAAAAAA, PERO NO SE MATÓ'.

Folclore popular, y tal.( Sí, ya he pedido cita para el psicólogo).

La Dame Masquée dijo...

Monsieur, su emblema es el mio!!! Yo tambien estuve alli!! Ah, que emocion!

Pero en cuanto a lo de comer cangrejos, he ahi una fiesta que me perdería, aunque parezca increible. Es que yo paso de los cangrejos, no es lo mio. Lo de Odin y las runas muy bien, y lo de Hoc signo tambien, pero los cangrejos y las sardinas ni hablar.Ah, y la sidra tampoco.

Feliz dia, monsieur

Bisous

Winnie dijo...

No sé quien está peor si tú o Menda..jaja AL tema...los cangrejos ¿buenos? es que está cercana la hora de la cena.
Bueno ahora en serio....no soy de Asturias, no tengo a nadie de Asturias...pero incolitamente ADORO esta TIERRA...Besos

Fermat dijo...

Muy bien Mannelig, dejando el pabellón bien alto por esas tierras boreales, que sepan cómo nos las gastamos por estas latitudes...

Anónimo dijo...

Casi nada, amigo Mannelig, casi nada. El poderío y la fe de los asturianos puestos sobre la mesa para dejar bien alto el pabellón. Como tiene que ser.
Que se enteren en todo el mundo de quien es cada cual.

MONDO FRANKO dijo...

Joder este primer mundo. Aquí en el sur por mucho menos que unos cangrejos y unos estandartes y muy lejos de los blasones, esta situación puede terminar en una descomunal batalla a golpes de puños que será filmada por un famoso Canal de noticias que será avisado al instante y llegará seguro antes que la ley. Yo estuve allí, pero supe huir a tiempo... Vaya con las diferencias valiente Mannelig!!!

Toronaga dijo...

Mejor que bueno.fe